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Los mejores artistas de la época fueron contratados para ilustrar portadas y contenidos de Zig-Zag.
Claro, el aporte de los escritores no sólo es hacia sus bolsillos, sino también a lo que se mostraba en la revista, considerando que la lectura de esta publicación estaba restringida a la élite. Explica Urzúa que "gracias a que aparece la literatura la cara de Chile no es una unívoca. Aparecen poemas sobre El conventillo, por ejemplo". Otros escritores que colaboraron con el semanario fueron: Benjamín Vicuña, Augusto D'Halmar, Federico Gana y Baldomero Lillo.
Vida social
Francisca Carreño es la historiadora que escribe en el segundo capítulo, donde analiza la sección "Vida Social", presente en casi toda la existencia de la revista.
La editora comenta el cambio que se vivió en lo íntimo de esta sección: "La vida social existía sin fotos. Es la foto de Zig-Zag la que le dio inmediatez a los eventos: quién se casó, cómo se vistió y quién estaba. Afectó muchísimo a la vida social, a la moda. Se imita a Europa, la pose, cómo se sacan las fotos, de cerca, de lejos, en grupos de hombres, de mujeres, mixtos, conversando. Después va a ir acompañado de la nota social, la descripción del evento, un relato del Chile que leían ellos mismos. Esta era una revista de élite. Se repiten muchos apellidos y muchos nombres que se repiten en la prensa hasta hoy. También se ve cómo los migrantes entran en la vida social. Al principio es Juanita no sé cuánto y un grupo de italianas, y de a poco, esas comunidades que eran miradas en menos empiezan a tener un lugar en la vida social, en un país súper homogéneo".
Clark gable
Macarena Urzúa aborda la visita de Clark Gable a Chile, vista desde Zig-Zag. Surge un escándalo tremendo por esta visita, incluyendo los típicos protocolos de vestimenta. Consultada si hoy pasaría lo mismo con una estrella de Hollywood, Macarena Urzúa afirma que "es lo mismo. Lo llevarían a tomar chicha y le pondrían poncho. Dan risa esas fotos, ¿por qué le ponían poncho? A Louis Armstrong que vino en los cincuenta también le pusieron poncho. Para bien y para mal hay cosas que no han cambiado nada".
El siguiente de los capítulos es el que escribe la fotógrafa Andrea Jösch, quien sobre el tema "¿Estereotipos de clases? Las imágenes de la sección seguridad". Allí se hace un análisis sobre la representación: "por ejemplo, en la figuración de lo indígena, hay dos portadas con mapuches, súper estilizadas. Obviamente es algo exótico, no incorporado al discurso. Es una apropiación estética, no es tan distinto a cómo es ahora", analiza.
Los siguientes ensayos de "Concisa, original, vibrante" "son "La Antártica y la mediatización de la excepcionalidad chilena", de Carl Fisher; "En defensa de la 'revista criolla chilena'", "Zig-Zag y la industria editorial en tiempos de crisis", de Joaquín Fernández; "Los lectores de Zig-Zag en las primeras décadas del siglo XX", de Antonia Viu; "Escribir por y para las mujeres: 'Al compás de la semana' de Roxane en Zig-Zag, 1927-1930", de Claudia Darrigrandi; y "Un ordenado desorden. La diagramación de Zig-Zag en el año 1930" de Antonio Faure.
Nicolás Cruz escribió "Zig-Zag tuvo una hermana: la revista Ecran en la década de 1930". Ecran significa pantalla en francés. En aquella experiencia destaca la presencia de María Romero, quien asume la dirección del medio cuando la abandona Luis Enrique Délano. Romero pasa de ser la secretaria a dirigir una revista, a esa altura, internacional.
La revista número 3.102 se terminó de imprimir el año 1964.
Los Casos policiales también cabían en Zig-Zag.