Correo
La violencia, sus causas
Mi formación jurídica me hace ver en lo inmediato el hecho delictual como negativo, sin embargo, principalmente cuando la convivencia en un país o lugar determinado adolece de iniquidad y se ha agudizado la pobreza, resulta serio profundizar más allá en sus causas y no asignar solo al dolo, como la intención positiva de inferir injuria o daño a la persona o propiedad de otro, la única causa de los hechos ilícitos, sino también observar si junto a esa causa concurren otras, como las que he señalado (la iniquidad y la pobreza) y así entonces tener una mirada más profunda de lo que está aconteciendo. No justificar el dolo, pero tampoco desconocer la concurrencia de otras causas generadoras de la violencia.
Digo esto pensando y comparando el acontecer en sociedades más adelantadas, donde existe una igual y mejor repartición de los beneficios de la civilización, la cultura y el progreso; donde los salarios, remuneraciones e ingresos de los distintos sectores sociales son más homogéneos y equitativos; donde no existe, como en nuestro país esa tremenda brecha entre los pocos ricos y los muchos pobres, que agudiza la desesperanza y enardece los espíritus, surgiendo la desobediencia civil y con ello, la inestabilidad y violencia de aquéllos que no se conforman con este estado de cosas.
Para erradicar la violencia es imprescindible contar con un sistema económico social de bienestar equitativo, donde la educación digna para todos no sea un privilegio sino un derecho, la previsión no sea un negocio sino un deber del Estado, la salud un derecho garantizado por el Estado y que en viviendas dignas se cobijen los habitantes de este hermoso país.
Levantemos la mirada y observemos con grandeza de espíritu la realidad chilena, comprometiéndonos a revertir la inequidad e inseguridad social, la pobreza y el abuso de los que ejercen el poder político y económico, para así alcanzar la tranquilidad y la paz social.
Carlos Reyes Hernández
El 10% del pueblo
"Que alguna vez le toque al pueblo" es un modismo popular que por estos días toma más sentido que nunca, pues gracias al retiro del 10% de los ahorros previsionales, muchas personas han visto con un buen dinero inesperado a su disposición.
Emprendimientos, pago de deudas, gasto en tecnología y televisores LED, ahorros en APV o cuenta 2, son algunos de los múltiples usos que le han dado al 10% en los últimos días, lo cual demuestra la libertad y diversidad de las distintas opciones.
Obviamente existirá un costo futuro en una merma de las futuras pensiones, pero nadie puede negar que las personas sintieron como propio sus ahorros previsionales, y que saben que en una situación extrema futura, lo más probable es que también podrán contar con parte de ellos.
Por lo mismo, nuestras mejoras al sistema previsional deben ir en fortalecer en ahorro individual, en donde la cotización adicional deba ir a la cuenta del trabajador, pues finalmente fue él quien generó dicho ahorro, con su esfuerzo y trabajo.
Eduardo Jerez Sanhueza
"Yo soy más autoridad que usted" (parte II)
"¡Es un acto de sublevación militar!", señaló determinado diputado a propósito de un control legal, al cual fue sometido en una ciudad del norte de Chile, como parte de su defensa en los medios de comunicación.
Quiero hacer presente que la sublevación es una rebelión contra un gobierno o una autoridad. Quienes llevan adelante la acción pueden ser civiles o militares. En este caso, de un control en Estado de Excepción por una emergencia sanitaria, a lo cual estamos sometidos todos, lo anterior no aplica.
Es importante mencionar que la idea de sublevación resulta similar a otras como revuelta, revolución o motín. En este caso, tampoco aplica.
Aquel que se subleva, exige un cambio a quien ostenta el poder o se niega a acatar sus indicaciones. Tampoco aplica, porque el control al cual fue sometido el parlamentario, ni siquiera se aproxima un poco a los términos legales.
Ahora, también hizo presente el término de sedición. Le quería comentar sin ser abogado, sino que un simple leguleyo (persona que se ocupa de cuestiones legales sin tener los conocimientos o la especialización suficientes), que la sedición existe cuando los militares que, en número de cuatro o más rehusen obedecer a sus superiores, hagan reclamaciones o peticiones irrespetuosas o en tumulto, o se resistan a cumplir con sus deberes militares.
Entonces, volviendo a mi carta anterior, puedo manifestar que las explicaciones agravan la falta. No existe ni sublevación ni sedición. Existe un control debidamente justificado dentro de un Estado de Excepción constitucional por emergencia sanitaria y todo el que resida en nuestro extenso territorio debe acatar, inclusive ostentando algún cargo de elección popular, que en este escenario, deben dar el ejemplo.
Gustavo Adolfo Harcha Andrade