Correo
El precio de vivir en Chile
Desde nuestras veredas nos toca ver y enfrentar como, año a año, los medicamentos suben de precio.
Pese a que muchos fármacos llevan años en el mercado, una vez que dejan de ser nuevas tecnologías, en vez de bajar sus precios, los suben.
Esta realidad ahoga a las familias chilenas más que a sus vecinos en Latinoamérica e inclusive más que a las de países verdaderamente desarrollados. Los costos en vivienda, salud y educación, alimentación y servicios básicos, entre otros, son en nuestro país exageradamente altos (para su calidad).
Despejar la variable de los sobreprecios que pagamos los chilenos es indispensable a la hora de abordar el debate constitucional que se avecina. No es sustentable el establecimiento y mucho menos el aseguramiento de derechos sociales, si estos cuestan tanto que el Estado no podrá proveerlos. Sumado esto a los bajos sueldos que recibe la mayoría de los trabajadores, es fácil avizorar que se producirá primero un déficit irremontable y después la frustración por no alcanzar los estándares de protección social a los que el país aspira.
De este diagnóstico es fácil suponer que el primer impulso será la regulación de precios a varios de los ítemes que hemos señalado. Experiencias hay, la mayoría fallidas, y otras en proceso de implementación aun, como la Ley Cenabast que rebaja sustantivamente los precios en un número aun acotado de medicamentos, pero que nada le impide expandirse a un número muchísimo mayor. Un pequeño (aun) ejemplo de colaboración público-privado, que intenta corregir una asimetría del mercado, una asimetría altamente sensible para la población.
Pero, ¿en cuántas otras industrias nos encontraremos con estas asimetrías?, ¿cuántas industrias altamente concentradas no traspasaron sus economías de escala a la población como se prometía y, por el contrario, han encarecido los precios como lo han hecho, por ejemplo, las tres principales cadenas de farmacias?
Es indispensable resolver estos temas si se quiere proyectar un Chile del futuro, cualquiera que este sea. No vaya a ser que el costo de la vida ahogue el sueño de un Chile mejor.
Patricio Novoa, Corporación SOS Salud Chile/ Daniel Zapata Zapata, Farmacia Independiente.
Segundo retiro del 10%
Independiente del populismo propio de nuestra clase política, lo único concreto en caso de producirse un segundo retiro del 10%, es que las pensiones futuras serán fuertemente golpeadas.
Nuestro sistema privado de pensiones debe modernizarse, y hay que evaluar dar opciones de liquidez sobre los fondos de pensiones, independiente de la muñeca política que solo busca agrietar nuestro sistema previsional.
De perseverar un segundo retiro, es imprescindible que el 6% de cotización adicional que se discute en la actual reforma previsional debe ir íntegramente a la cuenta del trabajador, pues la única forma de compensar el ahorro que hoy se está retirando.
Retirar fondos previsionales durante la vida laboral ya es una realidad, si no es hoy será para la próxima crisis, por lo que se debe avanzar en el tema desde lo técnico, con obligatoriedad de retraso de edad de pensión para quienes se acojan, postergando también el acceso del pilar solidario en caso de ser necesario, entre otras medidas.
Eduardo Jerez Sanhueza
Gestos
Habiéndose pronunciado clara y categóricamente el país, los ciudadanos de a pie solicitamos algunos gestos de mea culpa a la clase política y empresarial de la cota mil. Por los resultados de cómo se prefiere redactar la nueva Constitución, que todos los políticos profesionales, ocupantes de cargos públicos durante 20 o más años, desaparezcan del mapa. Den paso a gente comprometida como Carlos Gajardo, Benito Baranda, Felipe Berríos o el Dr. Ugarte.
A los mega empresarios señores Luksic, Larraín Matte, Sutil, Piñera, Saieh, Yarur y otros, que demuestren su amor al país retornando todos sus capitales, reorganizando sus empresas con utilidades razonables, sueldos en la base de 1 millón mínimo para sus trabajadores y autorregulándose severamente con la corrupción, los abusos y la colusión.
A economistas del Gobierno, medidas inmediatas de ayuda a la población. De suyo, en vez de préstamos y beneficios ilusorios, una canasta de alimentos con una rebaja del 50% del IVA, permitiendo a niños y jóvenes tener un desarrollo aceptable, y que el Banco del Estado deposite bonos escalonados, vía cuenta Rut, a los chilenos mayores de 60 años, los que recuperará con impuestos adicionales a empresas castigadas por la justicia como SQM y las pesqueras industriales.
Por último, al Presidente de la República que se automargine de discursos y apariciones en TV y conduzca la nave a buen puerto, de manera digna y silenciosa. Chile se los agradecerá.
Gaspar Millas del Río