"El acuerdo no hubiera ocurrido sin un país movilizado que visibilizara las brechas"
Hace exactamente un año, el expresidente de la Cámara Alta y parlamentario de La Araucanía, el senador Jaime Quintana (PPD), protagonizó y estuvo en la trastienda de las negociaciones que permitieron concretar el acuerdo constitucional del 15 de noviembre.
Hoy, en retrospectiva, analiza aquella tensa noche y revela detalles del hito, los que inmortalizó en su obra "Sírvanse Conectar". Crónica de acuerdos y desacuerdos, entre el estallido social y la pandemia, de editorial Catalonia.
Quintana, al referirse al acuerdo, lo compara con el Plebiscito de 1988 y su rol lo circunscribe al de un facilitador. "En las últimas tres décadas, el acuerdo del '88 y este son los momentos más grandes que ha tenido la política (...) Mi rol en un momento crítico de la democracia fue facilitar los caminos del entendimiento".
Para que la promesa del acuerdo sea redonda aun están pendientes los escaños reservados y la participación de los independientes, deuda que Quintana comparte y agrega: "Debe primar un espíritu inclusivo y espero que tengamos una convención con escaños reservados supernumerarios y más independientes que militantes".
Y en cuanto al impacto de una nueva Constitución en el conflicto, el senador plantea que es "la gran oportunidad que tenemos para encauzar y eventualmente resolverlo es el proceso constituyente, porque ahí se va a poder efectuar la reparación que no se hizo en el pasado, también por errores del mundo político".
-¿Por qué decide escribir un libro del acuerdo del 15 de noviembre?
-Este acuerdo es una mezcla de reuniones y situaciones que ocurrieron varios días antes. Tenía tanto material que lo ordené y lo presenté a una editorial para su aprobación. Es un libro descriptivo y autocrítico, por eso hay un capítulo que se llama 'Perdidos', ya que yo sentía que el mundo político no daba con la partitura adecuada.
-¿Hubiese sucedido este acuerdo constitucional sin estallido social?
-Veo muy difícil que sin la movilización social hubiera habido acuerdo porque se hicieron muchos intentos por transformar la Constitución. Cuando estuvo Bachelet fue cuando más cerca estuvimos y el Gobierno, teniendo la oportunidad, tampoco lo hizo. El 15 de marzo del año pasado, cuando asumí la presidencia del Senado, fuimos con el senador Alfonso De Urresti a visitar al Presidente Piñera y le presentamos una propuesta para retomar el proceso constituyente que había iniciado la Presidenta Bachelet, pero nos dijo que tenía otras prioridades e incluso se sonrió. Y, claro, el año pasado después del estallido, cuando les cuento esta anécdota a los empresarios, no lo podían creer, por eso hice el capítulo de los 'Arrepentidos'. La movilización social y, particularmente, la marcha más grande de la historia del 25 de octubre del año pasado fue fundamental, ahí creo yo que se produce el gran momento constituyente.
-¿Con quiénes y cómo articula el acuerdo?
-Primero está la marcha más grande de la historia, el 25 de octubre, y luego le propongo al diputado Flores, quien era el presidente de la Cámara, conformar lo que se llamó el grupo 2+2. Esto era los dos presidentes de las cámaras y los dos presidentes de la comisión de Constitución, en este grupo el senador Huenchumilla también fue clave. Lo que hicimos fue radicar la idea de una nueva Constitución en el Congreso y para eso retomamos la conversación con el Presidente Piñera, la misma que tuvimos en marzo y que nos había ido mal. Ahí pusimos presión y un rol fundamental lo tuvo el diputado Matías Walker, quien puso en votación rápidamente el proyecto de mecanismo que había dejado Bachelet para modificar el artículo 15 de la actual Constitución. Con esto la derecha se vio presionada y se empezaron a levantar las primeras voces, pero muy tibias todavía. Es más, luego que la derecha se abrió al tema dijo que tenía que ser con el Congreso como órgano y por ningún motivo una Constituyente.
-¿Quiénes estaban en contra terminaron cediendo por miedo o convicción?
-Para ser justos había temor en todos los sectores del espectro político porque no había un camino institucional definido para enfrentar lo que se estaba viviendo con hechos de violencia muy fuertes. El miedo para muchos fue un factor movilizante. Y respecto de la UDI debo decir que hubo personas, no la presidenta del partido, pero sí Jaime Bellolio o el propio Juan Antonio Coloma, que fueron fundamentales para generar esa inflexión en la derecha. Lo mismo hizo Mario Desbordes, fueron ellos los que lograron tironear a su sector hacia este acuerdo. La mejor prueba es que después del acuerdo muchos se desdijeron, como Allamand y el Presidente, que siempre mantuvo el misterio respecto del Apruebo y el Rechazo.
-¿Qué gatilla que el Presidente cambie de opinión?
-Después de su entrevista con El Mercurio, cuando dice que está dispuesto a reformar pero no escribir una nueva, siendo que el mismo ministro Blumel me había transmitido un día antes que estaban dispuestos a abrirse, y a partir de la presión de los partidos y de la ciudadanía en la plaza Italia, tanto él como los sectores de la derecha modificaron su mirada. Sin la movilización ciudadana pacífica esto no habría ocurrido y, por supuesto, el rol del Congreso fue gravitante y de todos los actores. No solo hablé yo del parlamentarismo de facto, sino muchos columnistas.
-¿Qué opina de los partidos de izquierda que se marginaron? ¿Cómo se une la derecha?
-Los partidos de izquierda que se marginaron se equivocaron, no entendieron que estábamos viviendo un momento límite dado que nuestra democracia estaba siendo amenazada. En ese sector destaco a Gabriel Boric, quien se acercó avergonzado, de madrugada, para decir que su partido no firmaría. Por otro lado, las acusaciones de una cocina son absurdas porque muchos no saben que esa noche estaban en el Congreso los dirigentes de unidad social.