Evadir y sintonizar
Adelanto de "Despachos del fin del mundo" Por Alberto Fuguet
"Cuando no puedes salir de casa, cuando es peligroso acercarse a otro, cuando tus cercanos pueden ser los que te contagien, evadir usando el arte puede ser la opción. Hay momentos para lo denso y momentos para el terror. Este no es para el terror. Estamos en una catástrofe y la están transmitiendo en cámara lenta, en vivo. Y con gráficos que suben y van contando muertos como si fueran estadísticas en un mal concurso.
Quisimos que todo fuera viral y ahora queremos a toda costa atajar el virus. Cambiamos de tono muy rápido. Las imágenes que nos bombardean parecen fotogramas de nuestras (ex) cintas favoritas (nuestro inconsciente colectivo paranoico) asociadas a derrumbes, debacles, pandemias, guerras, invasiones y desastres. Gozamos soñando que el mundo se podría acabar y de alguna manera ahora lo logramos. ¿Qué se hace? ¿Se celebra? La erótica del desastre eyaculó. ¿Ahora qué?
Estamos en un gran paréntesis.
Más que congelados o detenidos en el tiempo (como si el Sr. Frío nos hubiera sometido a su criogenia), ¿acaso no estamos de duelo? Estamos en cuarentena y de luto. Algo tendrá que ceder. Pasamos de hablar de espacios públicos a preocuparnos de sobrevivir (en todos los sentidos de la palabra) en lo más privado.
Encerrados, enclaustrados, aislados.
El estallido es ahora adentro.
¿Se puede tener calma en medio de una pandemia?
Algunos de la tercera edad pasaron de reclamar contra los jóvenes que querían un cambio a tener que confiar en ellos y hasta depender de los extraños, esos parásitos (palabra de moda aún, para no tener que usar bicho) que tanto temían. Cocoon, de pronto, se vuelve relevante. Los que le temían a los encapuchados ahora dan conferencias de prensa con máscaras que los vuelven irreconocibles.
Regresa el toque de queda.
Los que no querían un cambio han tenido que cambiar todo. Los de la primera línea ahora son quienes trabajan en salud (¿un futuro monumento para ellos?) y la especialidad del futuro que querrán estudiar los niños aislados durante este 2020 será la de inmunólogo o infectólogo.
De pronto la palabra que sirve y que define a muchos es pantofobia: el miedo a todo, no solo a los que piensan distinto. Hay diferentes formas de vivir el duelo y una de ellas es evadir. Hoy, como nunca, el pop está cumpliendo su labor de conciliar los demonios, aplacar la ansiedad y encauzar las pesadillas. Aquel que pueda engancharse y conectar con una serie o una película o un libro puede salir más fuerte o aguantar mejor. Más que seguir viendo cintas de terror, el antídoto pasa por inocularse. Evadir y sintonizar con aquello que nos puede llenar de felicidad, risa, esperanza no está mal y no debe dar culpa".