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Una recuperación sostenible
La dramática pandemia por el covid-19, ha generado una fuerte caída de la emisión de dióxido de carbono a nivel global debido a las cuarentenas que han frenado el transporte aéreo, marítimo y terrestre, así como las actividades industriales. Paradójicamente la agresiva situación sanitaria ha demostrado empíricamente la enorme contribución que realizan las operaciones industriales y el transporte al deterioro de la calidad del aire y el medioambiente en general. Uno de los beneficios más observables ha sido una menor contaminación atmosférica y acústica, así como una reducción de la congestión vehicular en las ciudades. En nuestra Región Metropolitana hemos vivido un invierno con un 40% menos de emisiones de contaminantes, lo que seguramente contribuyó a que se redujeran los clásicos cuadros infecciosos respiratorios que tanto dañan año a año a nuestra población. Asimismo, desde marzo hemos sido testigos de cómo ante la quietud de las ciudades, los pumas y cóndores han bajado a las zonas pobladas en busca de alimento debido a la escasez generada por la sostenida sequía que nos afecta, a consecuencia del cambio climático, la sobreexplotación de las fuentes hídricas y la inequidad en el acceso, que durante esta pandemia ha dejado de manifiesto cómo algunas comunidades carecen de este vital elemento, viéndose imposibilitadas de practicar el básico lavado de manos regular que se recomienda. Así las cosas, esta situación nos da indicios claros sobre qué hacer para enfrentar la crisis climática y social, de modo de alcanzar una recuperación más sostenible.
Chile no se ha quedado atrás, adelantando el objetivo de descarbonizar la matriz de energía eléctrica para el 2024 y lanzando la Estrategia de Residuos Orgánicos que busca reciclar el 66% al año 2040. Esta Estrategia es parte de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que se enmarca en el compromiso de reducir los Gases de Efecto Invernadero, lo que es clave si se considera que el 58% de los residuos que generamos en los hogares son orgánicos, vale decir son restos de frutas y vegetales, de los cuales hoy no se recicla más del 1%, desperdiciando así la oportunidad de producir biogás, humus y compost. Con estos dos últimos productos podríamos mejorar la producción agrícola y contribuir a una mayor seguridad alimentaria, un aspecto esencial para una recuperación más sostenible.
En Arcadis nos sentimos motivados en aportar de manera significativa y ser partícipes de este momento, tan crucial y así lograr una recuperación que genere mejor calidad de vida en las personas, lo que involucra necesariamente un medioambiente más sano.
Paula Ortiz, gerenta de Proyectos Arcadis Chile
La verdad incómoda del 10%
El problema del segundo retiro del 10% desde las AFP no radica, exclusivamente, en el creciente riesgo de bajas en pensiones futuras. La primera y más evidente es que se comienza a poner una lápida al actual sistema previsional, sin siquiera tener claridad de cuál será el mecanismo de reemplazo. Además de eso, está el daño que se le genera a la economía local. Parte importante de los dineros de los fondos de pensiones, son invertidos en nuestro país, y parte del crecimiento económico que hemos experimentado durante décadas, se debe a lo mismo. Es tan relevante el rol que tienen los fondos de pensiones que, por ejemplo, muchas de las casas donde vivimos las compramos con letras hipotecarias, las que fueron adquiridas por nuestros propios fondos de pensiones. Nuestro ahorro, ha generado una inversión que va en beneficio de nosotros mismos. Cuando uno ve a la Cámara, apoyando, ampliamente, un segundo retiro y acto seguido, observas a la diputada Pamela Jiles, promoviendo un tercero, confirmas que se está legislando para el corto plazo. Es decir, para la ganada rápida y la popularidad exprés. Un diputado de Chile no puede, ni debe legislar así. Ni hablar del rol del Gobierno, que una vez más, no es capaz, ni siquiera de alinear a sus propios parlamentarios. El desgobierno que se observa y la ausencia de autoridad en temas de tal envergadura como son las jubilaciones futuras, no merecen ser tratados bajo el manto de una pseudo indiferencia gubernamental. Un Estado como el chileno no puede financiar las pensiones. Eso es simplemente imposible. Tampoco podemos confiar en un sistema de reparto, porque nuestra población, la esperanza de vida, la composición demográfica, no dan para lograrlo. Se debe potenciar la Pensión Básica Solidaria, incrementar las cotizaciones, aumentar la edad de jubilación, disminuir las barreras de entrada para la administración y eliminar el sistema de jubilación de las FF.AA. Lo anterior en nada aminora el dolor y sufrimiento de muchas familias chilenas que producto de la pandemia han tenido que soportar meses de dolor e impotencia, pero la solución no está en sacar de nuestros ahorros, para eso el país tiene sus propios fondos que debieran ser destinados a subsanar la precaria realidad de muchas y muchos chilenos.
Dr. Felipe Vergara Maldonado Analista político Universidad Andrés Bello