La cercanía del verano, con sus días más largos y su sol más potente, ha traído consigo la llegada de numerosas poblaciones de aves que inundan con sus cantos y trinos la naturaleza de cada rincón de La Araucanía.

De esta manera, las ruidosas bandurrias han dejado de cruzar los cielos anunciando lluvia, para dar paso a las golondrinas viajeras, a los loros y a los colibríes, mientras la población habitual -gorriones. palomas, zorzales, queltehues, etcétera- comparten a regañadientes su dieta de insectos, frutas y gusanos.

A las aves urbanas hay que sumar la enorme cantidad y variedad de pájaros de las zonas de cordillera, de bosque, mar y lagos. Y si en el río Cautín es posible encontrar patos silvestres, "colegiales", "churretes, blancas garzas, negros cormoranes y hasta gaviotas, las zonas de agua dulce y salada de la Región son el habitat de cisnes, taguas, hualas, pelícanos, guairaos, y de especies tan llamativas por su canto y su plumaje como el chucao o el martín pescador.

La loica de pecho rojo, las torcazas, los pájaros carpinteros, las perdices, comparten los territorios boscosos con aves nocturnas como los búhos, los chunchos y pequenes.

La primavera fue generosa este año con los colibríes -algunos incluso anidaron en los jardines- y hoy son las veloces golondrinas las que cruzan los cielos de Temuco con sus cuerpos azulados. Un anticipo de los días de calor que llegarán junto al eclipse de diciembre.