Correo
Reflexión ante un atentado
Antes me gustaba escribir. Me salía fácil venir al computador y conversar con mis ideas, convertirlas en una página de reflexiones para recordarlas después.
Ahora me cuesta, no me resulta nada fácil, me quedo con mis reflexiones y las converso con los árboles y las flores del campo, que se han convertido en inseparables amigos.
Hace unos días me sorprendí con la noticia del atentado incendiario contra instalaciones de mi antigua ya, empresa Socovesa. En Labranza quemaron una casa y una sala de ventas. Quedé muy sorprendido, ya que la empresa siempre ha estado abierta al diálogo y promueve desarrollos que aportan a la construcción de ciudades de manera responsable, estableciendo relaciones de confianza y respeto con las comunidades del entorno.
Gran parte de mi vida ha transcurrido en La Araucanía, he sido testigo, por más de setenta años, del desarrollo de la Región. Me vinculé estrechamente con personas del pueblo mapuche. Recorrí comunidades, visité hogares, conocí y participé de su cultura y escuché atentamente sus problemas. Sin embargo, debo reconocer, que aquél que conocí en esos años se trataba de un pueblo dormido en su identidad. Las injusticias no se transformaban en demandas, menos en protestas. La sociedad dominante (nosotros) disfrutábamos de una paz de mentira. No imaginábamos que surgirían voces que demandarían otro trato. Pero como tantas otras cosas, eso llegó. No supimos escuchar el silencio de las comunidades ni reconocer sus historias.
La violencia que hoy presenciamos en La Araucanía, representa una de esas voces, no la única, sino minoritaria. La gran mayoría, pienso yo, está dispuesta a participar con y no contra sus vecinos "invasores" en un diálogo constructivo, que funda aspiraciones con necesidades de paz social.
Nos conocemos hace un siglo y medio, creo sinceramente que hoy hay espacio para lograr esa paz que tanto necesita esta Región. Las realidades de pobreza, segregación, indiferencia frente a su cultura, falta de buena educación, de oportunidades de desarrollo, sin renuncias a su identidad étnica y cultural, que son la realidad de este pueblo, son también hoy una necesidad prioritaria para Chile entero y no solo para La Araucanía. Las soluciones para empezar a acabar con estas carencias, injusticias y desigualdades, debe surgir del propio pueblo mapuche, como una propuesta de participación en lo que hoy llamamos un estado unitario.
¿Cómo no va a ser posible organizar un gran parlamento que discuta y acuerde una propuesta surgida de las bases, de las comunidades y organizaciones mapuche?
Estamos entrando en el período más importante y demandante de nuestra historia reciente, al intentar darnos una nueva Constitución. Es el momento de hacerlo con todos nuestros problemas e inquietudes. Sería imperdonable que los derechos y aspiraciones de los pueblos originarios, una vez más, quedaran fuera.
Eduardo Grass
Ciencia y Tecnología Aplicadas para La Araucanía
El desarrollo de la Ciencia y Tecnología (CyT) ha dado mucho que hablar en el país a raíz de la pandemia de covid-19 que hemos sufrido durante este 2020. Se han visto en televisión el desarrollo de respiradores por parte de ingenieros, estudios serológicos por parte de bioquímicos, perfiles socioeconómicos y culturales de los infectados por sociólogos, medidas de control de la covid-19 por médicos epidemiólogos, entre otros. Esto, gracias a la asignación temprana y rápida de recursos por parte de la ANID que, en tiempo récord (menos de 60 días), resolvió el destino de $2.300 millones a estas iniciativas como esta.
Todos deseamos que, en un futuro cercano el tema de la covid se encuentre relativamente controlado.
¿Significa esto que el país debe bajar la guardia con respecto al desarrollo científico y tecnológico? ¡Todo lo contrario! Los esfuerzos en CyT no solo deben mantenerse sino incrementarse, especialmente en nuestra Región de La Araucanía, potente polo de desarrollo para la Ciencia Aplicada, dado su enorme potencial agroalimentario.
Es cierto que el 0,38% del PIB es limitado (75% estatal y 25% privado), sobre todo si se compara con el líder mundial en inversión en CyT, Corea del Sur (4,8% de su PIB 2018). Sin embargo, en Corea del Sur el 20% del gasto es financiado por el Estado y el 80% por la empresa privada. ¿Cómo han logrado los coreanos estos niveles de participación en CyT por parte de los privados? Con políticas públicas eficientes como el incentivo de la actividad empresarial en negocios tecnológicos, internacionalizando la actividad de I+D e incentivando el crédito tributario para que los privados inviertan en CyT. Ese es el camino a seguir.
Como ya mencioné, La Araucanía tiene un enorme potencial agroalimentario, que si se queda en la compra y venta de materias primas nos mantendrá en niveles globales de desarrollo bajos comparados. Es fundamental invertir en el desarrollo de productos de valor agregado derivados de nuestros comodities, investigar sobre las ventajas comparativas de nuestros productos por su compromiso con el cuidado del medioambiente y posicionar la marca Araucanía. Solo así lograremos dar un salto cualitativo y cuantitativo en nuestros índices de desarrollo humano a nivel nacional.
Carlos Peña, académico Universidad Autónoma de Chile