Un antes y un después
Dos crímenes vuelven a sacudir a La Araucanía. Es una obligación del Estado asegurar la paz y tranquilidad a nuestros habitantes. Ambos episodios, sin duda, grafican claramente la gravedad de una escalada de violencia que ya superó todos los límites.
La violencia vuelve a sacudir de manera dramática a la Región de La Araucanía. En Victoria, fue asesinado el conocido agricultor y excandidato a senador, Orwal Casanova Cameron. Hasta el cierre de esta edición, no había detenidos, y si bien las policías aún investigan las circunstancias del hecho, lo claro es que el destacado dirigente de la provincia de Malleco fue hallado muerte con impactos de bala, mientras sus familiares atribuyeron el crimen al narcotráfico en la Región.
En la comunidad de Temucuicui, en tanto, un oficial de la Policía de Investigaciones (PDI) resultó muerto en un operativo de drogas y armas, que terminó con varios funcionarios heridos. En este caso, hay dos mujeres detenidas. El Gobierno, a través del ministro del Interior, Rodrigo Delgado, aseguró que este crimen "marca un antes y un después. Es un punto de inflexión".
En el caso del agricultor asesinado, la familia exigió al Estado chileno que cumpla con la obligación que le demanda la Constitución, de garantizar la seguridad de los habitantes y hacer respetar el Estado de Derecho. "Se ha permitido por años que el narcoterrorismo se enquiste en la provincia bajo la falsa fachada de la causa mapuche; y el miedo y el dolor han ido esparciéndose por años. Y muy pocos le han hecho frente", manifestaron en un comunicado.
Ambos episodios, brutales y en los cuales dos personas perdieron la vida, sin duda grafican claramente la gravedad de una escalada de violencia que ya superó todos los límites. Lo lamentable es que ni este ni los anteriores gobiernos han sido capaces de abordar con eficiencia este panorama que agobia a la Región desde hace décadas. Y lo que es más preocupante es que la mayoría de estos actos de violencia se mantiene en la impunidad.
La Región, de una vez por todas, merece soluciones concretas para que sus habitantes puedan vivir en paz y sin temores.
Es de esperar, como aseguró el ministro del Interior, que estos crímenes marquen un antes y un después. Es una obligación del Estado devolverle la paz y la tranquilidad a nuestra Región.