"Los indígenas no hemos definido las reglas del juego en ningún proceso político"
POLÍTICA. Académica y doctora prefiere hablar de "escaños restringidos" en lugar de escaños reservados.
Elisa Loncón Antileo agradece haber sido criada en Traiguén bajo el sistema mapuche y haber aprendido la lengua y la cosmovisión de su pueblo. Ese fue su punto de partida para una carrera académica que la tiene como profesora en la Universidad de Santiago (Usach), tras escalas en Holanda, Canadá y México, con un magíster y dos doctorados. Se reconoce privilegiada por la educación "occidental" que recibió, pero no olvida sus raíces.
El 11 de abril su nombre estará en la papeleta de candidatos a convencionales por la macrozona que incluye desde las regiones de Coquimbo a la del Maule, que elegirá a uno de los 17 representantes de pueblos originarios definidos como escaños reservados. El pueblo mapuche elegirá otros 6 (cuatro entre Ñuble, Biobío y La Araucanía, y dos por Los Ríos, Los Lagos y de Aysén); dos los aimaras, y uno cada uno de rapa nui, quechua, lican antay o atacameño, diaguita, colla, kawashkar, chango y yagán o yámana.
El lunes a la medianoche se cerró el proceso de inscripción, que tuvo bastantes complicaciones para los pueblos originarios, a tal punto que Loncón pensó que no iba a haber candidatos para los 17 cupos. Por eso, ella prefiere hablar de "escaños restringidos. Por ejemplo, la reglamentación exigía que hubiera un ministro de fe que certificara en asambleas presenciales, con todo lo que eso implica en pandemia, el acta de apoyo a un candidato o candidata. Y la lista salió recién el lunes 4 en la noche, una semana antes del cierre de la inscripción", relata la académica.
-¿A qué atribuye todas las trabas que tuvieron los candidatos de pueblos originarios y que usted menciona?
-La institucionalidad no está adaptada a las necesidades ni derechos indígenas, por un lado. El Servel debería tener una plataforma para pueblos originarios, y no la tiene. Lo otro es que hay intereses a nivel parlamentario de quienes definieron los escaños reservados y que no querían que existieran. Ellos tienen intereses económicos puestos en las tierras indígenas, entonces está en riesgo esta definición de dos tercios que se impuso. Quieren mantener ese quórum y puede que la presencia indígena no permita ese cálculo que tienen hecho. Pero también en el fondo del asunto tiene que ver con la visión que se tiene de los indígenas. Nos ven como personas de segunda categoría que no tienen derechos. Se ha puesto en cuestión la identidad indígena y se ha tratado de encapsular esta identidad de una sola manera y no se ha dado posibilidad al abanico de identidades diversas, tanto por la cultura, como por el territorio y por la historia. No somos monolíticos. Para el sistema, no son los apellidos los que definen la calidad indígena. Tenemos gente que tiene los dos apellidos indígenas y que además forma parte de comunidades indígenas, pero que no tienen el certificado de la Conadi y aparecen como no indígenas. Ni siquiera lo que ellos dicen como auténticamente indígena lo están validando. No hemos sido los indígenas los que hemos definido las reglas del juego en ningún proceso político. Siempre han sido otros los que lo han hecho por nosotros: los partidos políticos, la Concertación, la Nueva Mayoría, la derecha, las coaliciones...
-¿Qué se conversa entre los pueblos indígenas mirando al debate constituyente?
-Queremos hacernos cargo de las problemáticas del pueblo mapuche como colectivo, en función del ejercicio de nuestros derechos, y específicamente atender a la particularidad y amenaza que tenemos de seguir siendo un pueblo originario con pensamiento mapuche. Eso está definido por lo que es el conocimiento de la lengua, el acceso a las prácticas culturales tradicionales y los valores y que no los garantiza la institucionalidad chilena. Por ejemplo, en educación, los currículos que forman a los niños mapuche son coloniales, no hablan de la historia de los pueblos originarios, de la identidad, de los saberes, de las aportaciones que hemos hecho al país y al mundo. Si no hablamos de eso, si no lo colocamos en ese mandato que se llama Constitución, vamos a tener una preocupante pérdida de contenido de lo que es ser mapuche. Yo soy hablante, soy educada en el sistema mapuche tradicional, tuve la suerte de haber nacido en una comunidad tradicional y puedo hablar la lengua, pero me preocupa profundamente que incluso los hijos de mis compañeros que integran mi comando no tienen garantizado que sus hijos aprendan lo que yo aprendí.
-¿Es fundamental una educación multicultural?
-Necesitamos una educación diferente, una institucionalidad distinta para todo Chile, no solo para los pueblos indígenas, por eso hablamos del tema intercultural. Estamos en pandemia y si en los años posteriores los chilenos no saben cuidar una planta, el agua, no aprendimos nada de la pandemia. Si se sigue reproduciendo esta forma de vivir aglomerados, sin calidad humana, tampoco. Las circunstancias exigen un cambio de paradigma para pensar este Chile y el mundo vinculado al cuidando la naturaleza. Queremos valorar la lengua, vamos a trabajar en función de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, los ya reconocidos en el convenido 260 de la OIT, lo reconocido en la declaración de las Naciones Unidas sobre los pueblos originarios. Y claro que vamos a atender los problemas sobre el territorio, el tema de la tierra, el tema de la participación política, de la autonomía y la autodeterminación.
- Se ha dicho que sería positivo recuperar los nombres originales de los lugares. ¿Es un buen punto de partida?
-Es un buen punto de partida y con significado profundo. Queremos hacer nuestra campaña recuperando los nombres de las personas y de los lugares. Y esa recuperación de nombre de las personas va a partir por el significado de los apellidos, de las historias que están vinculadas a los apellidos. Porque hay memoria oral vinculada a ellos. Esto se encuentra en la memoria colectiva. Queremos hacer la campaña en función de recuperar esos saberes. Eso implicará en el futuro normalizar el mapudungún, oficializar el idioma, optar por una escritura. Será el paraguas que nos permita avanzar en ese trabajo de hacer normal el uso del idioma.
"La institucionalidad no está adaptada a las necesidades ni derechos indígenas, por un lado. El Servel debería tener una plataforma para pueblos originarios, y no la tiene".