Rodrigo Rey Rosa: el ateo que le escribió al Papa
El escritor que ganó el Premio José Donoso regresa con su "Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre". Una copia de esta novela está en las manos del Papa Francisco y la respuesta: "Por ahí guardada".
El frescor de la montaña, junto a la humedad de las caídas de agua, atraviesa las casi 200 páginas de la novela "Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre", escrita por el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, ganador del Premio de Literatura José Donoso. La historia cruza el sincretismo católico y maya y se pasea por bosques y rituales.
Román Rodolfo Rovirosa, doctor en religiones comparadas, es el protagonista de la trama que se adentra en el conflicto entre los cófrades mayas y la Iglesia Católica. La disputa surge por la propiedad de unos terrenos que les otorgaron antes de la independencia de la corona española. Excomuniones y espíritus se transforman en animales que dan vida a un viaje por los senderos de un bosque.
-¿Cómo se siente que hoy el Papa Francisco lo tenga a usted en sus oraciones?
-Es de esperar (ríe) que así sea. Tras la publicación de la novela, el Vaticano le mandó una carta a mi editora, por ahí la tengo guardada. Fue idea de ella enviar el libro al Sumo Pontífice y me pareció muy atinada. Francisco ha sido un Papa refrescante, que ha tenido buenas salidas, importantes. No soy devoto, pero creo que ha tenido buenas intenciones.
-Dicen que "de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno". O, quizás, "Carta de un ateo…" sea una resurrección del realismo mágico.
-Yo soy alérgico al realismo mágico, porque para estas personas (que inspiran a los personajes) esto no es mágico, es realismo. Todo depende de cómo lo vives. En la lengua maya todo está vivo: tienes que saludar al camino, por ejemplo. Parece mágico, pero no sé si para ellos lo es. Todo tiene que ver con cómo traducen su lengua al español, pero todo (en el universo maya) tiene una cualidad humana o espiritual que está expresada en la lengua.
-Casi escuché el grito de los guacamayos mientras leía.
-Donde pasa la historia no es un bosque tropical, sino que es como el de Chile, con encinos, pinos, a unos 1.700 metros sobre el nivel del mar. Es frío seco, en la montaña.
-¿Dónde está ahora?
-En París, esperando la conexión para un vuelo. Salí hace un año, más menos, de Guatemala. Venía a Francia y Marruecos, donde tenía una reunión con amigos, y el confinamiento me sorprendió en Suiza. Desde entonces no he vuelto a Guatemala. Ahora voy, pero vuelvo a vivir a Grecia lo que resta de este año.
El libro y la carta
El protagonista de "Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre", el doctor en religiones comparadas, Román Rodolfo Rovirosa escribe una postal al papa Francisco para pedirle que interceda en la expropiación por parte de la Iglesia de las tierras de los cofrades mayas. Se trata de una trama hipnótica en espera de la respuesta del líder de la Iglesia Católica. Entretanto Rey Rosa crea personajes inspirados en gente real: el comparador de religiones, el cofrade Melchor y la profesora de yoga. Todos, avanzando por senderos no delimitados y a pies descalzos. Finalmente, la trama busca las razones de por qué un sacerdote católico excomulgó a los miembros de la cofradía maya, qué pasó con las tierras y cómo se ve el futuro regido por un calendario (el maya) que se mueve a un ritmo distinto.
-En la realidad, ¿sigue el conflicto con los cofrades?
-Sigo en contacto con quien se llama Melchor en la novela, igual que con su hijo. O sea, cómo me los iba a inventar. Existe también la habitación que tienen detrás de la casa (donde hacen curaciones que mezclan ritos católicos con mayas). Este es un trabajo de campo que no acostumbro a hacer, porque ellos no son muy abiertos debido a malas experiencias, pero los acompañé a hablar con abogados y abrieron el caso por las tierras en disputa con la Iglesia. Creo que les irá bien, porque los cofrades tienen escrituras desde tiempos de las cédulas reales, antes de la independencia, las que han ido modernizando. (…) El revés que sufrieron en la corte fue más bien racista, no hay ningún argumento jurídico. Los cofrades, entes de que los excomulgaran eran gente con mucho prestigio en el pueblo. No son cualquier cosa: eso les duele más, que les hayan quitado su autoridad ancestral. La tierra es el símbolo de esa dignidad. Yo no sé cómo tienen tanta paciencia, incluso uno de los abogados les dijo que tomaran posesión física del terreno, pero ellos no quieren una pelea, sino una devolución pacífica, que se les reconozca auténticamente.
-¿Crees que los colegios católicos producen ateos, como es el caso del comparador de religiones?
-Los jesuitas deberían (ríe). Ni yo soy ateo, ni creo que el Papa sea santo. Yo voy y vengo porque me formé en un colegio religioso. Creo que eso, a todos quienes hemos pasado por este tipo de educación nos crea una estructura mental a la que fácilmente se regresa, nunca te la quitas de encima. Paul Bowles (su maestro en la literatura, amigo y autor de 'Cabezas verdes, manos azules') era ateo, pero le interesaba mucho el fenómeno religioso y espiritual. Siempre me decía 'vengo de tres generaciones de ateos, para mí lo normal es ser ateo y me da curiosidad lo otro'. Yo no me definiría a rajatabla como ateo, cuesta mucho, pero es un buen ejercicio imaginar que no hay nada, no hay un orden, todo es un gran caos y es una gran suerte estar aquí.
El escritor Rodrigo Rey Rosa viaja permanentemente por el mundo.
Por Valeria Barahona
"Yo no me definiría a rajatabla como ateo, cuesta mucho, pero es un buen ejercicio imaginar que no hay nada".
Cherie Nutting