Estrategia exitosa
En el caso de nuestra Región, hasta ayer casi 120 mil ciudadanos habían sido vacunados con la primera dosis.
Desde que se inició el proceso de vacunación en nuestro país hemos presenciado como miles de personas (ya van más de dos millones) han acudido a los variados locales de inoculación para recibir la ansiada dosis de la vacuna para combatir el coronavirus. En el caso de nuestra Región, hasta ayer casi 120 mil ciudadanos habían sido vacunados con la primera dosis y casi 700 ya había recibido la segunda. Esta asistencia masiva habla, claramente, de la responsabilidad de la ciudadanía, lo que ratifica la importancia de la estrategia de vacunación impulsada por Chile, y que la ubica como una de las naciones del mundo más aventajadas en este proceso.
Si analizamos la historia de la salud en el país, antes de 1952, cuando se crea el Sistema Nacional de Salud, se observa como las enfermedades infectocontagiosas con una fuerte asociación a causas estructurales como la pobreza, las malas condiciones higiénicas, los problemas de recolección de basura, entre otras, posicionaban a Chile dentro de los países con mayores tasas de mortalidad infantil en el mundo; indicadores que con la generación de una institucionalidad y autoridad sanitaria nacional se fueron reduciendo, lo que permitió mejorar la esperanza de vida y el crecimiento de la población.
En este proceso histórico, según ha planteado la directora de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad de Las Américas y magister en Salud Pública, Evelyn Puga, vivieron la infancia y juventud nuestros actuales adultos mayores, quienes veían morir a hermanos, madres, padres, en manos de estas enfermedades y que hoy pueden dar testimonio que la instauración de la vacunación obligatoria, y posterior programa nacional de inmunizaciones, generó efectos positivos en la ciudadanía.
Lo importante de esta experiencia es que puede transmitirse a otros y generar aprendizaje. Admitir la memoria histórica de las personas mayores nos puede ayudar a destacar las evoluciones en materia de salud pública y ver este proceso de inoculación como una respuesta segura y confiable para enfrentar el virus y, tal vez, así poder convencer a los escépticos que todavía creen en las tesis de la conspiración.