"Me quisieron matar y me salvé de pura suerte (...) vivimos con angustia y miedo"
La familia Urban, en la comuna de Ercilla, dice estar "tristemente acostumbrada" a las amenazas, amedrentamientos, intentos de extorsiones y atentados en su contra, los que se vienen dando desde los últimos 20 años. A pesar de ese contexto, de una constante sensación de abandono y desamparo, los últimos sucesos que los han afectado han llevado la vida cotidiana a niveles "invivibles".
Así lo cuenta Héctor Urban Astete (49), agricultor que este lunes fue víctima de disparos cuando estaba trabajando en un campo en el kilómetro 1 de la Ruta R-50, que sale desde Ercilla hacia el oeste. Una bala de alto calibre, .44, estuvo a metros de perforar su corazón.
Ya dado de alta y más tranquilo tras la experiencia límite, Urban saca la voz por primera vez tras lo ocurrido en exclusiva con El Austral. Reflexiona que es necesario hablar, en nombre de su familia, para hacer un llamado de atención a la ciudadanía, las autoridades de Gobierno, el Congreso y los organismos judiciales.
-¿Cómo podría describir lo que le pasó este lunes recién pasado por la tarde?
-Lo que pasó fue que sufrí un intento de asesinato. Ahora estoy más tranquilo, ya recuperado de las lesiones, pero la verdad es que estoy muy preocupado y angustiado por todo lo que está pasando. La inseguridad es terrible y lo peor es que toda esta violencia está cambiando y poniéndose cada vez peor. El lunes estaba trabajando, ya estaba oscuro, cuando a las 19:45 recibo mensajes de mi hermana, diciéndome que se escuchaban muchos disparos. Tomé mi camioneta y comencé a avanzar hacia su casa, por un potrero paralelo al camino, cuando veo que entonces viene una caravana de tres camionetas. Como capté que desde esos vehículos venían disparando, me alejé del camino. Estando a unos 120 metros de la orilla, me bajé de la camioneta y tomé mi celular para sacar una foto o grabar, porque eran ellos los que andaban disparando, y cuando estaba en eso escucho cinco o seis disparos directamente hacia mi. Uno de esos impacta en el espejo retrovisor, lo atraviesa y me impacta entre la parte baja del brazo y el costado derecho del pecho. Me di cuenta que me había llegado un balazo. Me toqué y empezó a salir un poco de sangre, me revisé entre la ropa y encontré la bala. Estaba tibia todavía. Me la eché al bolsillo y salí. Fui a ver a mi hermana, vi que estaba bien y después conté lo que me pasó. Ahí fuimos al Cesfam de Ercilla y el doctor me derivó al Hospital de Victoria, porque el dolor era mucho. Tuve suerte que no me impactó en el pecho.
-¿Qué piensa su familia de lo que le ocurrió?
-Mi familia, imagínate como estaba en ese momento. Esto no es primera vez que nos pasa, que nos disparen. Pero ya mucha gente ha sido asesinada. Agricultores, policías, trabajadores. Les han disparado a mansalva, con armamento de grueso calibre. Por eso estamos angustiados, porque no sabemos qué más tiene que pasar para que se tomen acciones concretas. Tenemos miedo, hay que reconocerlo, porque de las agresiones y atentados a lo material ahora ya pasamos a los intentos de homicidio. A mí no me mataron porque tuve suerte no más. Me salvé de que me mataran. Pude haber muerto y sido otra víctima más de todo esto, por parte de delincuentes, terroristas o como quieran llamarles. Este es como el octavo o noveno ataque que sufrimos entre el año pasado y este, con disparos contra nuestras casas. Pero como familia Urban, ya superamos los 300 ataques, esos que empezaron con destrucciones de cerco, robo de animales y quemas de galpones. Eran preocupantes y violentos hace 20 años, pero ahora ya están con la intención directa de matar a uno de nosotros. Nos disparan mientras nosotros estamos en la casa. El año pasado dispararon y una bala de alto calibre pasó a 10 centímetros de la cabeza de mi mamá, que estaba viendo tele, acostada en su cama. Entonces lo que quieren es asesinar a uno de nosotros.
-Esta semana se dijo que se habían retirado las medidas de protección con las que están hace años. ¿Es así?
-La Fiscalía nunca ha levantado las medidas de protección para nosotros, el punto fijo de resguardo, pero Carabineros las modificó. Con qué sentido, motivo o criterio, lo desconocemos, no está claro, pero hubo varias semanas que no se estaban cumpliendo. Cuando pasó esto, justo no teníamos resguardo policial. Y cuando nos han baleado la casa, en ocasiones anteriores, tampoco han estado.
-¿Cree que quienes les disparan están dateados de cuando dejan de estar con protección policial?
-Lo dejo a que cada uno saque sus conclusiones. Ya es como demasiado coincidente.
-¿Cuál es su mensaje al país y a las autoridades?
-Que avancemos hacia un camino de paz. Matar a alguien no puede ser una protesta. Estamos desamparados, abandonados, nos sentimos solos. Que tengamos que hacer todo con miedo de ser asesinados... esto ya no es vida, es angustia y miedo.