¡Que vean para que crean!
La detención de tres carabineros y un fiscal metropolitano mientras participaban en eventos clandestinos, prohibidos por la pandemia, de seguro es la peor respuesta que pueden recibir los esforzados trabajadores de la salud que todos los días, a lo largo de todo Chile, ponen en riesgo sus vidas y a sus propias familias combatiendo al virus en medio de miles y miles de contagiados.
¿Qué falta por decir, por hacer, qué falta por mostrar, para que todas las personas asuman con la debida responsabilidad que estamos en medio de una gravísima crisis sanitaria? En especial quienes son los llamados a dar el ejemplo. Es verdad, ellos son dueños de sus vidas y en rigor pueden hacer con ella lo que quieran, pero lo deleznable es que en sus desafinadas actuaciones, directa e indirectamente involucran gravemente a otras personas como a los incansables trabajadores de la salud, aumentándoles la pega, y permitiendo la propagación más rápida del mentado virus, en resumen, ¿que falta por decirles, por hacerles y por mostrarles?
En Uruguay, un organizador de fiestas fue condenado a prestar servicios comunitarios en un hospital, tal vez no sea mala idea de hacerlo en Chile para que los porfiados vean "in situ" la realidad, el sufrimiento de los contagiados y la abnegada lucha de los trabajadores de la salud por salvar vidas. Tal vez sean seguidores de Santo Tomás, y tengan que ver para creer.
Luis Enrique Soler Milla
Bien esencial
Con la torpe delimitación de lo que es un "bien esencial" y su posterior corrección, el Gobierno terminó por confirmar que el Estado, a la hora de reemplazar las preferencias de los ciudadanos, opera tal como lo haría un elefante en una cristalería.
Son tan diversas las necesidades de los chilenos que ni el más perfecto de los burócratas habría sido capaz de cumplir esta misión de forma satisfactoria.
Las fotos de cintas plásticas con la palabra "peligro" rodeando calcetines, juguetes o piluchos, fueron postales que nos deberían recordar el ridículo que pueden hacer las autoridades cuando se empeñan en regular hasta los detalles más mínimos de nuestras vidas.
Juan L. Lagos
Retórica del Ego: mirada en cuarentena
Los hechos socio-políticos ocurridos desde octubre (2019) a la fecha y ahora con el coronavirus nos hacen, sin duda, reflexionar algo en torno a la filosofía griega sobre el "arte de convencer". Aristóteles (384 A.C.-322 AC) explicó la retórica como las reglas o principios del buen hablar y escribir para deleitar, conmover, convencer y persuadir. Proviene del vocablo griego "retoriké" = estilo y efecto.
Así es el arte de la expresión efectiva cuando hablamos o escribimos. Por otro lado, "ego" o simplemente "yo" es el componente inconsciente de la personalidad que a menudo controla la conducta verbal de quien habla o escribe "haciendo posible" el contacto con la realidad. Es nuestro "sí mismo" el que se expresa como "defecto psicológico" que opaca al ser, nuestra propia esencia, la misma que nos acompaña en los aprendizajes de la vida.
Es la individualidad manifestada con sus propios proyectos o ideas que se traduce - sostiene C. Naranjo- como la suma de factores de protestas o discordias (catexis negativa), energías psíquicas que "se niegan a los acuerdos" en aras de venganzas.
Es esta retórica la que hemos escuchado y visto últimamente por la situación que atraviesa nuestro país y el mundo. Parece que el ser humano hoy se asemeja más a un "bípedo tricerebrado" (camina, siente, cree) con limitadas capacidades de espiritualidad, sinceridad, transparencia y compasión. Es la retórica de la responsabilidad por atender la "problemática social".
Adora, por así decirlo, al "becerro" de un materialismo recalcitrante. Observemos los discursos políticos actuales.
Una de las formas en las que podemos hoy percibir este estilo expresivo es cuando escuchamos a personeros con responsabilidades políticas y administrativas. Recuerde usted algunas como "si el precio de la leche es bajo, cómanse las vacas", "hacer vida social en las filas de un consultorio", "la educación es un bien de consumo", "levantarse temprano para pagar menos en el transporte público": un discurso patético con humanidad aparente.
Es la retórica de los egos que se expresarán ampliamente en los próximos tiempos electorales. Cuidado que "en las cadencias del verso se esconde el delito (Dalai Lama)". Y "hablo, luego soy (Claire Kramsch, 2021)".
Omer Silva Villena
Impuesto
Buen momento para reflotar el impuesto a los súper ricos: algo se recaudará mientras haya cierre de fronteras.
José Luis Hernández Vidal