El mundo privado de Kiev, según Iñigo Redondo
"Todo esto existe", de Íñigo Redondo, está ambientada en la hoy exrepública soviética y muestra cómo el director de un colegio entra en una espiral de obsesión que termina en el secuestro de una niña.
Un hombre bajando en picada protagoniza "Todo esto existe" (Random House). Es Aléxei, director de un colegio, quien tras ser abandonado por su mujer se dedica a beber vodka.
Durante la noche se borra y durante el día intenta ocultar su miseria mirando por la ventana a los niños que juegan en el patio del colegio. Así, sorbo a sorbo comienza a involucrarse en la vida de una pequeña alumna que siempre está sola. Por "cuidarla", se convierte en su secuestrador.
El panorama de fondo es la Ucrania de los años ochenta, en el declive de la Unión Soviética. Aquí la vida doméstica se junta con el comunismo en retiro. Todo, con suma cautela.
Esta pequeña y compleja relación es urdida junto a la gran historia. Es el debut novelístico de Íñigo Redondo, escritor y arquitecto español. Anteriormente, el autor recorrió otros géneros literarios, pero nunca tuvo el impacto que ha tenido esta novela en el mundo: novelón de cuatrocientas páginas, muy alabado por la crítica.
En la intimidad, los protagonistas -la niña y el director del colegio- van recibiendo las noticias del exterior por la radio, las decisiones del otro imperio, el americano, y también hechos de latitudes tan lejanas como la nuestra: incluso aparece el terremoto de 1985 chileno. Pareciera entonces, que en cualquier lugar privado del mundo, dos almas a la deriva pueden encontrar cobijo.
"Todo esto existe" cuenta la vida de un encierro parecido al que vivimos hoy. Para Íñigo Redondo "una de las claves de la novela es la intimidad, de lo que ocurre detrás de cada ventanita. Entonces, cuando ves esas fachadas inmensas de una avenida de Kiev, y ves millones de ventanas todas encendidas, eso remite un poco al infinito de situaciones que hay en ese edificio. Era una de las cosas que el viaje pedía. Ver en primera línea esa intersección de trayectorias humanas".
"mi negociado es otro"
-¿Por qué elegiste los años ochenta?
-Con La Perestroika ya abriéndose paso, el régimen comunista se vino abajo. También se desplomó el paisaje humano de la gente que abrazó el régimen, las generaciones soviéticas que creyeron en el comunismo. Ese mundo en retirada, que se quedó congelado y fue barrido por un mundo distinto, por un capitalismo salvaje, dejó totalmente descolocados a personajes como Aléxei. La caída del comunismo es como el nivel de locura de los nazis cuando cae el Tercer Reich: una purga detrás de otra.
-Tu libro está en contra de la época: inicias tu novelística con 400 páginas.
-Estoy absolutamente fuera de lo que se escribe en el presente. Mi negociado es otro, soy arquitecto, entonces no sigo el mercado, no tengo claro qué es lo que está en vigor, qué es lo que se estila. Leo muchos clásicos, soy un tío muy pesado en eso. Todo el rato pienso que me falta formación, que hay 800 mil libros de autores destacadísimos de los que no he leído ni la introducción.
El escritor agrega: "Te voy a decir de qué va un poco la jugada. A mí me divierten mucho las películas de Woody Allen. Disfruto más viendo una película de Woody Allen que una de Stanley Kubrick. Pero Kubrick, cuando hace una película de romanos como "Espartaco" lo intenta y se pone al servicio de la peli. Cuando tiene que hacer una película de terror, hace "El resplandor". Y cuando intenta hacer una película del espacio, hace "2001". En Kubrick manda lo que está haciendo. Yo creo que uno como autor está al servicio del proyecto. Un tío como Woody Allen tiene tanta autoridad que construye todo en la misma dirección. En resumen, cuando escribo yo no elijo el formato. Básicamente pienso si tengo que freír o coser. Tomo notas y notas y la novela está rodando".
Con wikipedia
-Partes con un gran friso histórico que contrasta con el resto de la novela, que cuenta dos vidas particulares.
-Los personajes excepcionales son una excepción del caldo de la sopa en que estamos metidos todos, hasta los sobacos. Chapaleamos en una vida que desaparecerá. Está esa pretensión de detenerse en lo que no se cuenta en los libros de historia, en la intrahistoria, por sabido, porque forma parte de la cotidianidad, pero eso tiene un valor incalculable. Es ahí donde está el tuétano, lo sabroso del caldo. Las cosas mínimas ayudan a ese carácter, como la textura del control remoto. Están ahí, te restriegas con ella cada día. La novela trata de beber de ese tipo de cosas. Ese recorrido histórico adquiere otro sentido al final de la novela. Empiezo de muy atrás, muy rápido, y poco a poco me detengo.
-Documentas hartos hechos mundiales lateralmente, ¿cuánto tiempo le diste a la investigación?
-He oído con frecuencia despreciar intensamente la Wikipedia. Yo te juro que estuve tratando de entender El bosón de Higgs. Que Wikipedia sea para una inteligencia débil y tengas que recurrir al volumen histórico para investigar las cosas, yo no me lo creo. He hecho muchos recorridos en las distintas direcciones que me permite Wikipedia. Sin tanta profundidad, pero buscando relaciones singulares. Dos personas cuentan su propia vida, con sus anécdotas. Cuando ocurrió el 11/9 alguien cortaba con su novia, otro se había hecho un esguince.
-¿Cómo definirías la relación de tus protagonistas?
-Me interesa mucho encontrar una distancia lo suficientemente próxima para que en principio algo censurable o delictivo -como es un secuestro- se convierta en algo con lo que eres capaz de empatizar. Puedes encontrar sus razones que te obligan a cuestionar tu instrucción, tu protocolo cerebral aprendido. Y con eso, repensar algunas cosas que son fundacionales de cada uno.
-¿Qué querías lograr?
-Es un poco lo que ocurre con los asuntos políticos en medio mundo. Pasa en España, Estados Unidos y pasa en Chile. Esa especie de polarización en que están los buenos, los malos, estás conmigo, estás contra mí. El debate político prácticamente lo percibo como una caricatura, una serie de slogans que con dos dedos de frente parecen de dibujos animados. Quise encontrar una perspectiva para que se desvirtúe un debate maniqueo e infantil y puedas empezar a familiarizarte con cosas que generan rechazo pero que a la vez explicadas son admisibles. Lo que te obliga a cuestionar tu propia forma de reaccionar a lo evidente.
-¿Cuál es tu relación con Ucrania?
-No había estado nunca, y tuve como si dijéramos una "aparición mariana". Yo no sé muy bien cómo son los procesos de los escritores para ponerse a funcionar, a menos que vea Técnicas de construcción de personajes en Youtube cuando me siento atascado, un tutorial de algo. A mí lo que me ocurre es que de repente hay una historia que no termina de cerrarse, que no terminas de entender y tienes un poco que hacer ese recorrido para ver qué pasa. Y te obligas a escribir para explicarte a ti mismo de qué estás escribiendo. Nunca me sentí con tanta artillería para meterme en una novela, pero, entendí que tenía que escribir sobre eso, tenía que contar esa historia, tenía que visitar Ucrania, tenía que documentarme, pasearme por Kiev, ver cómo era el paisaje humano y yo creo que fue imprescindible ese viaje. Hay muchísimas cosas de la novela que le debo a ese viaje. Viajando solo absorbes con más intensidad todo.
Los críticos han aplaudido esta novela de Íñigo Redondo, la primera en su carrera.
Por Cristóbal Gaete
"Puedes encontrar razones que te obligan a cuestionar tu instrucción, tu protocolo cerebral aprendido".
Rogelio Ruiz