La sangrienta conquista de Tierra del Fuego
Premiada en el Festival de Venecia, "Blanco en blanco" prepara su aterrizaje comercial en Chile para fin de mes. Alfredo Castro protagoniza esta fábula íntima y desencantada.
El cine chileno en pandemia ha tenido que arreglárselas para circular en línea combatiendo la abundancia desechable del streaming. El riesgo de la sobreoferta es que todo se nivela hacia abajo en el espacio reducido de nuestras pantallas, lo que favorece a los mediocres y daña a los talentosos. Entre estos últimos está Théo Court, cineasta español-chileno responsable de "Blanco en blanco", largometraje que se llevó dos premios en el Festival de Venecia: mejor director y el galardón que entrega la crítica internacional.
Sin ánimo de reducir las bondades del gran estreno comercial (programado para el sábado 29 de mayo en la plataforma Punto Play), vale mencionar que ésta es una película que se apreciaría mejor en una sala de cine. La fotografía del español José Ángel Alayón es de una radiante grandeza inmersiva, la narración se construye a fuerza de silencios y Alfredo Castro -quien en películas como "Tengo miedo torero" se ha volcado a un histrionismo enardecido que calza mejor con las dinámicas del streaming- muestra aquí un laconismo tan gélido como todo lo demás.
Él es cómplice y observador de un horror privado: el casamiento entre un latifundista extranjero y una menor de edad en una hacienda de Tierra del Fuego entre el cambio de folio del siglo XIX al XX. Castro es fotógrafo y está ahí para registrar los instantes por encargo pero, al igual que todo buen esteta, se obsesiona con esa búsqueda de belleza que responde, en forma ulterior, a la persecución de un ideal estético como pasaba con Gustav von Aschenbach en "Muerte en Venecia" (Luchino Visconti, 1971).
Court esconde bajo este drama doméstico una catástrofe aún mayor: el genocidio de los selk'nam. Castro será el observador y retratista amoral de una violencia histórica.
La trama es, por supuesto, nada más que el elemento de un todo. Lo importante es cómo "Blanco en blanco" cuenta esta historia. Théo Court, quien está radicado en España hace algunos años, maneja la atmósfera inquietante a la perfección, brilla por un impecable trabajo formal, entrega un par de epifanías visuales y no permite que el espectador se duerma en la comodidad de su sofá-cama. Al igual que Castro, también somos testigos activos de la barbarie disfrazada de progreso en esta suerte de western contemporáneo que destaca por su contención, frialdad, pesimismo y rechazo a cualquier tipo de golpe emocional.
"Blanco en blanco" es un paseo incómodo y bello por un paraíso de nieve que esconde litros de sangre derramada en nombre de la civilización.
Alfredo Castro interpreta al fotógrafo de un matrimonio en Tierra del Fuego.
En resumen
"Blanco en blanco" es el segundo largometraje de Théo Court después de "Ocaso" (2010).
Por Andrés Nazarala R.
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