China logra posar con éxito un vehículo explorador en Marte
CARRERA ESPACIAL. El rover logró aterrizar sin problemas y envió las primeras señales a la Tierra. Estará 90 días en el planeta rojo para buscar rastros de hielo.
China marcó un hito en su carrera espacial al posar con éxito un vehículo explorador sobre la superficie marciana en su primera misión al planeta rojo, para la que invirtió cerca de 8.000 millones de dólares, sumándose a Estados Unidos, que ya logró operar varios robots en Marte, como el Spirit, el Opportunity y, el más reciente, Curiosity.
El explorador Zhurong, nombre de un dios del fuego de la mitología china, aterrizó ayer con éxito en una llanura de la Utopia Planitia, en el hemisferio norte del planeta, tras lo cual consiguió enviar señales a la Tierra, según la Administración Nacional China del Espacio (CNSA).
"La misión de exploración marciana ha sido un éxito total", dijo el director de la CNSA, Zhang Kejian, desde el Centro de Control Aeroespacial de Pekín después de que se confirmó el hito.
Demoró más de una hora confirmar el éxito, porque el Zhurong debía desplegar primero sus paneles solares y antenas para enviar señales, que tardan cerca de 17 minutos en llegar a la Tierra debido a la gran distancia que separa a ambos planetas.
Amartizaje complicado
La misión Tianwen-1, formada por una nave orbitadora, un módulo de amartizaje y un explorador, alcanzó la órbita de Marte el pasado 11 de febrero, después de viajar durante siete meses por el espacio y recorrer 475 millones de kilómetros.
La cápsula con el módulo y el explorador se separó del orbitador a las 04.00 horas locales (20.00 GMT del viernes) y descendió hacia el planeta rojo durante tres horas.
Entonces, entró en la atmósfera de Marte, a una altura de 125 kilómetros sobre su superficie, e inició la fase más arriesgada de la misión.
Son los conocidos por los expertos como los "siete minutos de terror", cuando la velocidad de la nave se debe reducir notablemente para poder amartizar con éxito y todo es controlado de forma autónoma por el orbitador y la cápsula, debido al tiempo que tardan en llegar sus señales a la Tierra.
La velocidad de la nave se redujo de 4,8 kilómetros por segundo a 460 metros por segundo y un gran paracaídas de 200 metros cuadrados se desplegó para continuar amortiguando su caída hasta los 100 metros por segundo.
Poco después, el paracaídas y la cubierta exterior de la cápsula, que la protege de las altas temperaturas producidas por el choque con la atmósfera marciana, se desprendieron y se activó el retrocohete del módulo para disminuir aún más la velocidad hasta casi cero.
A 100 metros de la superficie, el artefacto se quedó en suspensión unos instantes para identificar posibles obstáculos y medir el desnivel, tras lo que descendió lentamente, posándose con éxito sobre ella con sus cuatro brazos amortiguadores.
Nueve minutos
Los siete minutos de terror en este caso fueron nueve, en una operación "extremadamente complicada, que fue realizada por la nave espacial de forma autónoma", explicó el portavoz de la CNSA, Gee Yan.
"Cada paso tenía solo una oportunidad y las acciones estaban estrechamente relacionadas. Si hubiese habido algún error todo habría fracasado", explicó Gen. De hecho, el grado de éxito mundial en amartizajes es menos del 50% y la mayoría de los intentos fallidos ocurren durante el descenso.
"Es una operación extremadamente exacta en la que intervienen múltiples tecnologías, incluido el diseño aerodinámico de la cápsula, el paracaídas y el motor del retrocohete para conseguir un amartizaje suave", explicó Sun Zezhou, jefe y diseñador de la misión china.