Un proceso histórico
La reciente elección de los miembros de la Convención Constitucional, donde destaca la presencia de representantes de diez pueblos originarios chilenos, es, sin lugar a dudas, la culminación de un proceso que por lo inédito, es histórico, representando un profundo cambio de la mentalidad nacional, fruto de un trabajo silencioso que los últimos dos años tuvo una tramitación especialmente ardua, horas, días, meses de análisis y discusiones ininterrumpidas, donde incluso estuvo en riesgo la norma entera, hasta que logramos el acuerdo que permitió su despacho.
Y aunque esperábamos en el reciente proceso, una mayor participación de votantes, en lo profundo, sentimos que los líderes elegidos tienen una gran oportunidad para demostrar dos aspectos: la importancia de sumar la cosmovisión indígena a la nueva Carta Magna, dándole características culturales únicas que debemos aprender a valorar junto a las minorías étnicas, y por otra parte, poner sobre la mesa las pruebas que demuestren que la violencia rural que sufre la Región, especialmente estos últimos meses, corresponde a un tema de origen político y no al crimen organizado, el que debería detenerse ahora.
Todos, abrigamos la esperanza de que la profunda herida que es la violencia rural, con los inaceptables y ya numerosos asesinatos de seres humanos, la destrucción, quema de viviendas, maquinarias, e iglesias, y de una total pérdida de fe en la capacidad del Estado para defender a la gente de la Región, pueda empezar a sanar a través de un diálogo muy diferente a todo lo conocido, con una mayor cantidad de actores sociales y políticos, comprometidos todos, en poner fin a la violencia de una vez por todas en nuestra amada Araucanía.
Andrés Molina Magofke diputado de la República
Yasna y Larroulet
De pronto emerge Yasna Provoste en el escenario presidencial de noviembre. Senadora oriunda de Vallenar, con estudios en liceo público y en la Universidad de Playa Ancha donde se gradúa de profesora de Estado. Un perfil dúctil dada su profesión, cercana a la ciudadanía, con sensibilidad por el desarrollo social y material de las familias. Diferente a su correligionaria Ximena Rincón, candidata oficial de la DC, de perfil frío, tieso incluso, lejana a la plebe y con pasado activo en un directorio de AFP.
Al frente, en la Moneda, la elite de ingenieros comerciales "made in Chicago", Piñera y Larroulet sumando a Cerda arrimado de otro costal, se desviven solo por mantener las finanzas a favor del poder financiero. De suyo, Larroulet, el intermediario de aquel, trata de entronizar a otros economistas, Lavín, Matthei, Briones y hasta Sichel, para que afirmen la sartén por el mango a futuro. (Lejanos los tiempos en que ingenieros de la talla de Raúl Sáez, premio nacional de ciencias, impulsor en tiempos de Frei padre de Endesa, Entel, Corfo y otros organismos públicos, trabajaban para el gobierno).
¿Logrará la sencilla senadora Provoste, con gran valoración ciudadana, amarrar una candidatura sin extremos faranduleros o radicales?, o ¿afrontaremos otro gobierno tecnócrata, de grandiosismo macroeconómico, de encuestas y postulaciones a beneficios jabonosos?
Gaspar Millas del Río
Ambición y codicia
Por la contingencia mundial y nacional, "tener pan, techo y abrigo" cobra más vigencia por ser las necesidades primarias del ser humano. Es urgente hoy, comprender dónde acaban nuestras necesidades y dónde se inicia la codicia. Podremos establecer así los cimientos para una correcta forma de actuar y de pensar. Con más de una cara, puede ser de santo o de diablo; de mujer o de hombre; de virtud o maldad. Existe ambición en aquel que desea figurar, "trepar", incluso en el anacoreta que desea "alcanzar el cielo" y liberarse de este "valle de lágrimas", sostiene Ouspenky (1997).
Existen ambiciones terrenales y espirituales; muchas veces con máscaras de desinterés y/o sacrificio. A nuestro "ego" le encanta esconder la ambición dentro de múltiples repliegues de la conciencia. ¿Cuántas veces hemos escuchado? "no ambiciono nada", "amo a mis semejantes", "trabajo por ayudar a los demás", "no pido nada, pero pónganme donde hay". Hay personas que solo ambicionan "no ser ambiciosos" como "servir a la patria". La máscara del desinterés suele engañar incluso a los más astutos. Un penitente que se arrodilla en un templo, lleno de fe, dice no ambicionar nada, solo un milagro para la curación de una enfermedad, y…. la "salvación eterna".
La historia del mundo ha estado llena de ambiciones. ¿Por qué Hitler se lanzó a la guerra? ¿Y Maduro?, ¿Castro? ¿Trump?, tantos otros. Los codiciosos quieren que lo que desean les llegue al "codo" por eso es "codicia". Buscan el poder convirtiendo anhelos en una "botella de la codicia", o, "embotellar a Dios en una escuela de pensamiento".
La codicia y la ambición son el resorte secreto de la "maquinaria social" en los tiempos que corren y que mueven nuestro "espíritu consumista". Confundimos "creced y multiplicaos" con "consumid y multiplicaos". Parece que nuestra arquitectura cognitiva se mueve más en esto, que en nuestra "interioridad espiritual".
Trabaja siempre en función del MÁS, como decía P. Escobar, en el mundo del narcotráfico, "todo lo peligroso se convierte en dinero". Si trabajamos a disgusto y por ambición nos transformamos en una "personalidad Kalkiana" motor que dirige la ambición y la codicia con egolatría, narcisismo, e indolencia, en lugar de la honradez, transparencia, empatía, solidaridad, y compasión: "en la cadencia del verso se esconde el delito", escribió el D. Lama.
Omer Silva Villena