"Lo que ocurrió el fin de semana pasado fue la forma democrática de decir: que se vayan todos"
"Pirincho" desmenuza el resultado de la megaelección, sepulta la opción presidencial de Unidad Constituyente y dice que "este elenco de hombres y mujeres (electo) se parece mucho más a Chile de lo que hoy vemos en el Congreso".
Una sorpresa fueron los resultados electorales de la reciente votación para el abogado y columnista Jorge Navarrete, conocido como "Pirincho", para quien la política no es sólo un objeto de interés, sino también un campo en el que participó activamente como militante (lo fue por mucho tiempo de la Democracia Cristiana) y como actor (participó en los gobiernos de Eduardo Frei y Ricardo Lagos, llegando a ser subsecretario en 2005). En cuanto observador y comentarista, ha participado y participa en el debate público con sus opiniones en distintos medios.
Navarrete reconoce la complejidad de estas recientes elecciones (de convencionales constituyentes, alcaldes, gobernadores y concejales), lo que pudo tener efecto en la menor participación con respecto al plebiscito de octubre, pero, sobre todo, las considera algo así como una patada en "el bajo vientre" a la clase política dirigente. Eso porque prácticamente ninguna fuerza puede sacar cuentas alegres y de alguna forma el mensaje fue "que se vayan todos".
La primacía de los independientes, la especie de debacle para la derecha y la centroizquierda, que el relativo éxito de las fuerzas de izquierda más marcada pueda significar bajar el riesgo de la violencia de todo tipo, así como los efectos en la carrera presidencial, son algunos de los aspectos que comenta en esta conversación. Así como su esperanza en la Convención Constitucional que tendrá, en sus palabras, que "transitar de la protesta a la propuesta y de la denuncia a los anuncios".
-¿Los resultados de las elecciones fueron para usted sorpresivos?
-Nadie con un mínimo de honestidad política, intelectual o profesional, podría decir que esto no fue una sorpresa. Aunque muchas tendencias se avizoraban, incluso varios de los ganadores de este proceso dudaban de la legitimidad de este y de su capacidad para reflejar los cambios. Dicho lo anterior, fue una sorpresa agradable. Este elenco de hombres y mujeres se parece mucho más a Chile de lo que hoy vemos en el Congreso o en otras instancias de representación popular.
-La participación fue más baja que para el plebiscito de octubre. ¿Cómo podría interpretarse eso?
-La menor participación electoral de este proceso, en especial si se le compara con el plebiscito de octubre de 2020, pudiera explicarse por tres razones: los altos contagios que el país registra por el covid-19, la complejidad de un proceso electoral que significó elegir cuatro cargos diferentes y el hecho de que la elección de constituyentes hubiera sido postergada por segunda vez consecutiva. Todo aquello bajó en algo la temperatura electoral. Con todo, y pese a que no deslegitima el proceso, es una nueva señal de alerta a la que debemos poner mucha atención.
-Uno de los fenómenos más notorios es la primacía de los independientes. ¿Era esperable?
-El resultado del plebiscito de octubre del año pasado ya anticipaba esta tendencia, en la medida que fue una abofeteada a la clase política dirigente. Pero lo del fin de semana pasado más parece una patada en "el bajo vientre", para no ocupar el chilenismo que se me viene a la mente ahora. Esto pudiera ser un golpe mortal para aquellas coaliciones, partidos y dirigentes que protagonizaron la conducción política de las últimas tres décadas.
-¿Habría que considerar de manera especial la independencia respecto de un momento también especial como el constitucional, que difiere de la política normal?
-Estamos frente al reordenamiento del poder político más importante que se haya verificado en Chile en los últimos 30 años. Sería un error seguir leyendo este resultado sólo en las tradicionales claves de la izquierda y la derecha. Lo que se representó en esta elección es el nuevo clivaje entre elites y ciudadanos, lo que ya se evidencia-
"Estamos frente al reordenamiento del poder político más importante que se haya verificado en Chile en los últimos 30 años".