Retorno a clases presenciales
Millones de niños han visto interrumpida su formación de educación preescolar, que es una importante etapa igualadora de oportunidades. Conectarse a diario a clases a través de un computador se transformó desde hace poco más de un año en una de las postales de la pandemia.
La ONU ha señalado que estamos ante la disrupción educacional más grande de la historia, con escuelas que debido a la pandemia se han mantenido cerradas desde marzo del año pasado, lo que ha afectado la vida estudiantil de niños y jóvenes, con consecuencias como la deserción.
Millones de niños han visto interrumpida su formación en pleno período de educación preescolar, que es una importante etapa igualadora de oportunidades. Y si bien la educación se ha realizado a distancia, por Internet, o con apoyo de la televisión o la radio, han quedado muchos alumnos atrás.
Sin embargo, en la medida en que nuestras regiones han concluido las cuarentenas, los establecimientos educacionales comienzan a reanudar las clases presenciales.
En la Región ese retorno ha sido gradual y enfocado en grupos prioritarios al interior de cada escuela, liceo y colegio, dentro de los objetivos que fijan las comunidades educacionales, con el apoyo ministerial. Conectarse a diario a clases a través de un computador se transformó desde hace poco más de un año en una de las postales de la pandemia. Es cierto que adaptarse fue difícil para los profesores, que han visto un aumento de la carga laboral, y también para los estudiantes. Según la ONG Educación 2020, el 44% de los alumnos encuentran aburridas las clases a distancia y que aprenden poco o nada.
A fines del año pasado, la Unicef, la Unesco y el Programa Mundial de Alimentos llamaron a los gobiernos del continente a intensificar la preparación de las escuelas para una reapertura, paulatina, segura y para que las ayuden en este proceso. Las tres agencias de Naciones Unidas pusieron a disposición de los ministerios de Educación, y de los administradores y directores de centros educativos, dos guías de orientación que contribuyen a facilitar la planificación e implementación de un proceso de reapertura segura, de acuerdo con las normativas y protocolos elaborados por las autoridades de salud de cada país. Este proceso es fundamental para los más vulnerables, quienes antes de la pandemia ya estaban fuera de la escuela o en riesgo de abandonarla, y para aquellos más marginados.