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en su mayoría se encuentran en un precario estado de conservación. Temuco posee ejemplos únicos de arquitectura patrimonial en madera de principios del siglo XX - relata -, lo que hace aún más frágil su conservación, ya sea por falta de mantención o programas y leyes que puedan realizar una protección efectiva de estos inmuebles".
El profesional, destaca que también existen valiosos ejemplos de una segunda época del siglo XX que vale la pena conservar y que tienen que ver con nuestra arquitectura moderna, que, en su mayoría, son edificaciones de connotación pública. En este grupo menciona al Cuartel Bomberos Germania, el Gimnasio Lasalle y la Iglesia Luterana.
¿QUÉ HACER?
Lo cierto es que Temuco como cualquier otra ciudad tiene la oportunidad de observar la situación y poner manos a la obra para ver ¿qué hacer con el patrimonio que quiere salvar y preservar?
"Temuco es una ciudad joven", comenta el arquitecto Jaime Gatica, "que vive un proceso de cambio y crecimiento acelerado, y es en ese proceso de desarrollo que, de forma inconsciente o a momentos consiente, se va despojando de su memoria construida, es así como edificaciones de gran valor arquitectónico se demuelen para dar paso a una nueva modernidad, en algunos casos prestada y carente de identidad. Destruimos el cuerpo construido y con esto la imagen de barrio, la identidad de ciudad y las costumbres cotidianas de sus habitantes".
Entonces, opina el académico, surge un segundo fenómeno, que es la destrucción de nuestro patrimonio intangible, aquel que no se ve, pero se vive en nuestros actos cotidianos en la forma en cómo nos relacionamos con nuestra ciudad. Y frente a este escenario, "lo que faltan son instrumentos de protección adecuados, políticas públicas que, mancomunadas con el mundo privado, incentiven la conservación. Nos escandalizamos sobre hechos consumados y nadie se preocupa de plantear cuáles herramientas y caminos son los más adecuados para la preservación de nuestra memoria construida".
A su parecer, podrían existir incentivos para quien decida conservar y restaurar y que con la declaratoria no se termine transformando la propiedad en una carga para sus dueños.
Desde la Corporación Defendamos la Ciudad de Temuco, Daniela Triviño, cree que de nada sirve en la planificación comunal tener una zona de conservación histórica, si no va acompaña de un reglamento o línea base que ordene y raye la cancha de lo que se puede o no hacer dentro de estas zonas. "Creemos que es urgente establecer una mesa social público-privada para estos fines, la que estaremos convocando prontamente", detalla.
"Junto con esto debe haber un trabajo de feedback constante con la ciudadanía en estos temas, que la información fluya para los dos lados y no quede solamente en las esferas de los tomadores de decisión". Mientras esta discusión sigue su curso, agrega, el Plan Regulador Comunal sigue congelado y esto imposibilita tener una normativa más efectiva y acorde a los tiempos. "No obstante, como corporación, estamos en la recta final de un proceso de resguardo, preservación y proyección de los atributos patrimoniales tangibles e intangibles de la Feria Pinto y Barrio Estación, para su declaratoria como Zona Típica", comenta.
POLÍTICAS MUNICIPALES
Fruto del estudio realizado por Territorio Mayor y a raíz de un conversatorio desarrollado con dueños de inmuebles de valor patrimonial. Érika Álvarez, comenta que cuando las personas escuchan la palabra patrimonio, la relacionan de inmediato con no tocar, no ampliar, no arrendar y no vender, cuando la nueva circular del Minvu permite intervenciones mientras se conserve los elementos patrimoniales, por ello, opina que proteger el patrimonio solo con normas no es la solución.
"La gente tiende a opinar que la ciudad es de todos, que todos tenemos derecho y que el patrimonio es parte de nuestra historia, y está bien, pero (…) qué estamos haciendo por ello. Las organizaciones podrían ir a hablar con los propietarios que están en condiciones desventajosas y ofertar ir a mejorar el patio, por ejemplo, o hacer campañas para ayudar, lijar y pintar. No pidamos que el Estado haga norma tras norma, porque, seamos realistas, por más que una norma prohíba algo, como diría un abogado: hecha la ley, hecha la trampa, y no generas apropiación del patrimonio".
Álvarez cree que lo primero que habría que hacer es dar a conocer correctamente a la comunidad el estado de cada inmueble de valor patrimonial y con ello ver dónde hay mayores agrupaciones para trabajar en ellas como un conjunto, tal como lo ha hecho Iquique, donde hay barrios que se han convertido en centros turísticos con restaurantes y hoteles boutiques. "Si no revitalizamos, colocamos en valor y mezclamos la modernidad con lo histórico para generar desarrollo, es muy difícil que hagamos algo", y tal como lo han hecho ciudades de México, acota, "estas ideas no responden a un plan regulador, son - afirma - fruto de políticas municipales".