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aprendió el docente de esto. No solo qué vivió, qué vive, con un aprendizaje que le va a servir para lo que viene de su vida profesional. Si pudiésemos hacer ese tipo de conversación, nos vamos a proteger para el futuro, pero además lo que definamos como estrategias van a ser mucho más sólidas, porque vamos a reconocernos en nuestras propias capacidades y recursos.
-¿Desde la perspectiva de la agencia hay preocupación por el aumento de la brecha? Es un hecho que hubo disparidad en el acceso a la conectividad, por ejemplo, sin mencionar los diferentes contextos familiares.
-Yo espero que no solo desde la Agencia nos preocupemos de esto. La Agencia da cuenta de la información que las mismas escuelas han pedido. La Agencia ha hecho un trabajo impecable con la prueba Diagnóstico Integral de Aprendizaje (DIA), en que lo socioemocional está integrado. Yo sí creo que evidentemente tenemos una brecha que no sólo es en términos de logro de aprendizaje, sino en también la experiencia de aprender, de no haber tenido socializada una cultura escolar que es tan importante, que puede llegar a aumentar el riesgo de las desafecciones.
Hay un estudio que señala que hay un porcentaje muy importante de estudiantes que declaran que han aprendido lo mismo o más que antes de la pandemia, y eso que me parece que es un alivio también tiene que ver con volver a preguntarse si es lo mismo o más. Entonces, ¿cuál es el aporte y cómo la escuela se establece como este espacio comunitario donde me encuentro y me desarrollo con otras personas? Eso es lo que está en juego. Evidentemente, eso tiene brechas, en términos del aislamiento, en términos de cuán enriquecido está mi entorno y en cuánto no, y cómo eso ha incidido en cómo estoy viviendo lo que estoy viviendo. Tiene brechas en cuanto a si ahora estoy aprendiendo lo mismo que antes de la pandemia. No es que hoy no he logrado aprendizaje, es que ya venía así.
Como país tenemos una gran oportunidad de sincerar lo que todos veníamos conversando y que la pandemia logró visibilizar. Hoy tenemos un desafío país de cómo estimulamos a que nuestros niños y niñas vuelvan a las escuelas, de cómo les confirmamos sus capacidades para aprender, de cómo estimulamos aprendizajes críticos en el ámbito social. Eso es parte de las preguntas que desearíamos que se hicieran.
-Por definición, la Agencia necesita mediciones para entregar orientaciones al sistema educativo. En ese sentido, ¿les afecta la nueva suspensión del Simce?
-El Simce es una prueba de alta calidad. Yo diría que es uno de los instrumentos más sólidos que existen en la región, de todas maneras, y probablemente uno de los más sólidos a nivel mundial. Pero los instrumentos son útiles en tanto son pertinentes al contexto en que se están moviendo. Cuando una prueba te brinda información que no da cuenta del contexto, que es el que estamos viviendo, entonces no tienes que usarlo sino buscar otras alternativas. Y por eso no es que el Simce no sirviera, sino que no se hizo porque no era útil, no era pertinente para el contexto que estamos viviendo el sistema.
-¿Qué feedback han recibido de los profesores en la antesala del retorno?
-Lo más distintivo desde la agencia ha sido esta voluntariedad, esta masiva decisión e interés por sumarse y tener toda la información de los diagnósticos integrales de aprendizaje. Eso me parece que es notable. Creo que dice relación con un sistema que pide información pertinente, que no es que no quiera tener evaluaciones. Muy por el contrario, lo valora. En las comunidades educativas hay altas preocupaciones en cuanto a cómo abordar lo que viene. Qué es lo que viene y cuál es la forma en que queremos enfrenarla. Yo quisiera señalar que tal vez una pregunta que me hace mucho sentido es que podamos conversar y sincerar a qué escuela queremos volver. No podemos negar lo vivido. ¿La misma que teníamos?, ¿queremos volver atrás? Si hay algo que los sistemas escolares pueden hacer es conversar sobre lo obvio. Y lo obvio es la pandemia y que hubo un quiebre vital de la trayectoria escolar. Lo obvio es que nos hagamos cargo de eso y elaboremos y miremos juntos hacia adelante. Ese es un tipo de espacio que no estamos acostumbrados a sostener. Me preocupan los profesores insistiendo en que tienen acelerar el tranco para lograr lo que no han logrado en todo este tiempo, cuando en realidad los procesos de aprendizaje requieren tiempo. Me preocupa que la escuela sea vista por los estudiantes como un espacio en que les están tratando de hacer tomar un tren en marcha cuando ese tren no existe. Si uno de verdad quiere que ellos aprendan, tiene que detener ese tren, preguntarse qué es lo que sabemos, qué es lo que no sabemos y cómo resolvemos el dar las condiciones que todos puedan alcanzar los objetivos de aprendizaje requeridos.
-¿Qué pasa con el proceso de desmunicipalización? ¿No debiera aplicarse una pausa producto de la pandemia?
-No es competencia de la Agencia, pero creo que son conversaciones de distinto orden. El traspaso no es un hecho de que un día eres municipal y al otro no, tiene que ver con cambios en las construcción de los vínculos, con cambios en la construcción de cómo representas lo que haces y dónde estás, con creencias y también con competencias. Entonces haría un llamado a que este proceso de transición hacia la educación pública desde los municipios sea una construcción, porque lo que hoy sí sabemos es que no es importante sólo el acceso a la educación, sino que también es importante que sea un acceso a educación de calidad, la que no está asegurado si traspasas la propiedad.
El derecho a educarse y a aprender no es necesariamente prerrogativa de un sistema educativo, sino que también tiene que ver con las redes y otros espacios de contención o apoyo social. Y eso está en el territorio. Por lo tanto, es crucial la conversación entre los servicios locales y la preparación desde los municipios. Porque las niñas y niños viven en un territorio, no se cambian de casa, viven en un barrio y si tienen alguna dificultad que no es escolar, pero que incide en las condiciones para que puedan tener una buena y efectiva trayectoria escolar, ¿a quién recurren? Al municipio. Hay que construir esa lógica. Invitaría a darle cierto escalonamiento que no estaba planteado. Yo quisiera invitar a que hiciéramos del derecho de aprender una tarea y una campaña a nivel nacional, no sólo de la escuela. Y ahí los municipios son centrales. Es muy clave no perder el foco, hacer una campaña del derecho a aprender y que todos nos sintamos involucrados y convocados a avanzar en eso desde donde estemos.
-¿Tienen ustedes como Agencia alguna mirada sobre cómo debiera garantizarse en la Constitución el derecho a la educación?
-Yo creo que el reconocimiento de la infancia es parte de lo que también va a estar en la Constitución. Creo que el derecho a la educación debiera estar garantizado. Pero uno debería pensar que no basta con el acceso, sino que hay que generar condiciones para un desarrollo pleno de los niños y jóvenes. Creo que es urgente hacer un marco en que el país declare en su Carta Fundamental que esto es central y que tiene que ver con la dignidad de quienes lo habitan.
-Algo mucho más amplio que el derecho de los padres de elegir un proyecto educativo para sus hijos.
-Es que el elegir no vela por el derecho a calidad. Por eso creo que la discusión se da en el marco de los derechos de la infancia y las juventudes. Me parece que el país entero tiene que hacerse cargo de entregar las condiciones para que, independientemente del contexto en que se encuentre, una niña o un niño, un niñe, pueda desarrollarse a plenitud. Aquí no hay niños vulnerables, hay infancias que son objeto de vulneración de sus derechos. Yo no elijo estar en esa situación. Entonces, ¿quién está a cargo o cuál es el marco que me protege? ¿Quién le ayuda a mi familia a no estar en esa condición? Esa es la pregunta. La ley de aseguramiento de la calidad va hacia allá, que independientemente de dónde me encuentre, de mi origen, de la zona geográfica en la que estoy, de mi contexto familiar, que en todos los lugares de Chile pueda encontrar una escuela que pueda incorporarme y en la cual tenga la tranquilidad de que voy a aprender no lo mismo que los demás, pero sí lo que el Estado y el sistema educacional chileno garantiza a cualquier niño o joven que asista a un aula de nuestro país.
-Ya estamos en plena campaña presidencial. ¿En qué les pediría a los candidatos que pusieran el foco en educación?
-Les pediría que nos hiciéramos cargo de que hubo una pandemia. Si uno comienza a hablar de todo lo que les falta los estudiantes, se empiezan a relacionar con ellos como si fueran personas carenciadas y yo no creo que sea así. Dadas todas las carencias y brechas existentes se puede caer en la tentación de hablar sólo de lo que nos falta. Me gustaría que el Estado se comprometa y genere condiciones para una conversación sobre esto. Requerimos renovar un relato común en relación a la educación pública y hacer de eso una construcción de futuro que nos convoque y que nos haga que, con diferencias por cierto, todas las personas que son parte del sistema escolar y la sociedad podamos tener un entendimiento y aunar nuestros es esfuerzos, reconociendo las diferencias que pueda haber.
mañana es el regreso masivo a clases presenciales en todas las comunas del país, incluso las que están en cuarentena.
"Me preocupan los profesores insistiendo en que tienen acelerar el tranco para lograr lo que no han logrado en todo este tiempo, cuando en realidad los procesos de aprendizaje requieren tiempo".
"Tenemos una gran oportunidad como país de sincerar lo que todos veníamos conversando y que la pandemia logró visibilizar. Tenemos un desafío de cómo estimulamos a que nuestros niños y niñas vuelvan a las escuelas".
"El derecho a educarse y a aprender no es necesariamente prerrogativa de un sistema educativo, sino que también tiene que ver con las redes y otros espacios de apoyo social".