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El 2 de febrero de 2021 la vida de la profesora de inglés del Colegio Nueva Concepción de Temuco, Macarena Rivas, da un vuelco tremendo. Después de cuidar un embarazo gemelar durante 33 semanas se interna en el Hospital Hernán Henríquez Aravena por recomendación de su ginecólogo, para resolver allí el anhelado parto que proviene de su primer y único embarazo.
Hasta ahí, todo va con regularidad dentro de los riesgos que implica un embarazo de gemelos. Sin embargo, la situación cambia. Según entiende ahora, cuando llega al hospital - a las 2 de la madrugada - presenta una inusual alza de presión y recién nueve horas después, vía cesárea, nacen sus bebés: Clemente y Elías, a quienes no conoce de inmediato por la anestesia general con la que atraviesa el proceso, y por todo lo que viene después.
Y es que a esta joven madre no le ha sido fácil sobrellevar los últimos 5 meses de su existencia. Horas después de la cesaría a la que es sometida se desvanece y cae en un coma del cual despierta un mes y medio después, con 80% menos de masa muscular, varios paros y catorce cirugías realizadas para salvarle la vida.
Hoy, luego de una breve estancia de 4 semanas en casa, está de vuelta en el hospital. Una pancreatitis, lo único - dice - que le queda del cuadro complejo de salud que ha debido sortear, además de su recuperación motora, la tiene complicada, más cuando para tratar esta afección es necesario que no ingiera comida durante varios días, lo que pone otro obstáculo a su recuperación.
Decidida a salir adelante, y considerándose un verdadero milagro de vida, Macarena hoy quiere tener una segunda opinión médica para considerar eventuales opciones y también desea resolver la catástrofe económica que ha llegado junto con los problemas de salud, para ello, amigas, familiares y colegas organizan una rifa solidaria que tiene difusión en Instagram (ver recuadro).
Acerca de esta campaña, lo que han significado estos últimos cinco meses y quiénes la sostienen y le dan valor en estos días, se refiere con emoción y admirable optimismo en esta entrevista.
LO SUCEDIDO
- Macarena, tuviste un embarazo de cuidado, pero bastante regular, ¿qué cambió el 2 de febrero que hoy te tiene en una batalla, derechamente, solo para valientes?
- Yo tenía 33 semanas, eso es casi ocho meses de embarazo, cuando ingreso al hospital. Siempre supimos que iba a ser por cesárea porque soy muy delgada y no mido más de 1.60. Sabía que mis hijos serían niños prematuros. Y así fue. Yo me atendía en forma particular, pero mi ginecólogo hizo los contactos para que me recibieran en el hospital, que ya estaba en antecedentes de mi caso. De hecho, la última "eco" me la hice allí. El 2 de febrero llegué a las 2 de la mañana al hospital. Me duché en casa y terminé de armar la maleta. La verdad es que tenía todo ordenado porque sabíamos que el parto podía ser en cualquier momento. Mi guata estaba gigantesca y dura, y como que ya había bajado un poco, lo suponía. Para entonces, estaba con medicamentos porque tenía un acortamiento del cuello del útero producto del peso de los bebés. Yo sé que llegamos al hospital, pero no me acuerdo de nada más. Dicen que hablé con más gente, pero no lo recuerdo…
- (…) ¿Cómo es ese parto?
- El parto ocurre la mañana siguiente. A las 11 nacen mis hijos. Ese día no me los mostraron porque estaba con anestesia general. Cuando llegué al hospital, al parecer, venía con un alza de presión. Nunca me había pasado antes, entonces, trataron de controlarla (…). Fue una cesárea de urgencia. Esa mañana nacen mis niños y vino mi recuperación. La enfermera me controla. Todo súper bien. Me estoy tomando un té y de repente me descompenso. Eso ocurre como a las 5 de la tarde y recién volví a tener consciencia a mediados de marzo. Al despertar no entendía nada.
- ¿Qué pasó en ese despertar?
- Fue horrible en verdad. Yo digo 'cuando desperté de verdad', porque durante mi coma tuve muchos sueños. Yo entendía que estaba en un hospital, pero no sabía por qué. Cuando me despertaron no podía hablar porque tenía una traqueotomía, no me podía mover, no veía mucho porque no tenía mis lentes y tampoco reconocía a la gente ni dónde estaba. Me di cuenta que estaba sin guata. Me miraba y estaba muy flaca. Yo pensé que los niños estaban muertos. Lo pensé mucho rato. Y como una semana después me empiezan a contar lo que había pasado.
- ¿Quién te pone al día y te aclara la situación?
- Dejaron que entrara mi pareja y me permitieron una video llamada, y ahí los vi, a Clemente y Elías. La verdad es que no lo podía creer. Me volvió el alma al cuerpo.
- ¿Cómo fue ese momento?
- Ese momento fue crucial. De ahí en adelante hubo un cambio en mi percepción de la enfermedad que tengo. En ese minuto estaba mucho peor que ahora. Pero dije: ahora tengo que ir para adelante. A mí me diagnosticaron el síndrome de Hellp, un problema que afecta la sangre, que destruye los glóbulos rojos, afecta la coagulación y los órganos. Como que tu cuerpo colapsa.
- ¿Cómo libraste esa primera lucha por tu salud?
- Esa primera batalla no la viví a consciencia porque estaba en coma y cuando despierto la situación estaba controlada, ya me habían sacado la ventilación mecánica, solo me quedaba la traqueotomía. Es tal mi desconocimiento de esa etapa que mi cuerpo está lleno de cicatrices que de a poco voy descubriendo. Yo no supe lo que había pasado en ese mes y medio. Siento que estuve muerta casi dos meses. En ese tiempo tuve varios paros cardíacos y me hicieron 14 cirugías. Y cuando despierto me hacen cuatro cirugías más, aseos quirúrgicos producto de una herida gigantesca que tenía en el abdomen.
- ¿Cuándo consigues un respiro o el alta médica, derechamente?
- Pasaron tres meses para que yo pudiera volver a mi casa. Eso ocurre el 1 de junio. Llegué a mi casa y estuve muy poquito, porque prácticamente todo el año 2021 lo he pasado hospitalizada.
- ¿Cuánto tiempo duró esa ventana?
- Estuve cuatro semanas en mi casa y me volvió a dar pancreatitis.
- Y ¿esta pancreatitis es consecuencia de lo anterior?
- La pancreatitis que tengo es una secuela del Hellp, que es básicamente lo único que me queda. Además de la parte motora que tengo que seguir mejorando (…), porque estoy muy flaca, de hecho, yo perdí el 80% de mi masa muscular. Cuando desperté era solo piel y huesos.
- ¿Qué tan compleja es la pancreatitis? ¿Cómo se sobrelleva?
- Es muy complicado porque para tratar la pancreatitis tienes que estar sin comer. De hecho, estuve cuatro días sin comer esta semana y recién el miércoles me empezaron a re-alimentar. Y eso es tomar agua. Solo me dejan tomar agua. Entonces, lo complejo es que todas las veces que me vuelve la pancreatitis vuelvo a bajar de peso.
- Durante este tiempo, ¿has podido ejercer tu rol de madre?
- Básicamente, soy mamá 50% no más, porque no los puedo tomar. Al principio, cuando llegué a la casa estaba siempre acostada porque no me podía mover mucho. Ahora puedo bajar a hacerles las mamaderas, pero hoy no los puedo mudar porque no me puedo agachar, esto porque no tengo musculatura en el abdomen y aún tengo el drenaje puesto; lo que tengo es una fístula pancreática, que es una herida en el páncreas. Esa herida se produjo por un hematoma gigante que tuve a raíz de las cirugías que hicieron para salvar mi vida.
UN MILAGRO
- Macarena, lo que experimentas no se ve nada sencillo de soportar. Humanamente hablando, ¿te has cuestionado mucho el por qué? ¿Qué piensas de todo esto?
- Ha sido un proceso muy largo. Al principio no entendía por qué estaba enferma, si jamás había estado enferma u hospitalizada. Ahora que han pasado hartos meses puedo entender que esto es una prueba que quiero y voy a superar. Lo tengo claro. Yo confío en Dios, que por algo me dejó vivir, si no ya estaría muerta. Esta prueba es para enseñarme algo todavía no sé qué es. Aún estoy en la búsqueda, pero siento que también es para ayudar a la gente, para concientizar acerca del síndrome de Hellp, porque antes de que me pasara nunca había escuchado de esto, jamás, y encuentro que es importante que la gente sepa; y que las personas crean en los milagros, porque yo soy un milagro.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque mi pareja se vino a despedir cuatro veces. Le dijeron cuatro veces que se viniera a despedir, pero aquí estoy.
- Y ¿en qué te has afirmado para enfrentar esta situación?
- Primero, en Dios, que me ha ayudado mucho. Segundo, en mi familia, en Clemente, Elías y Sebastián que son primordiales, y también mis papás, mis hermanos, pero los niños son lo que más me mueve. Y tercero, mis otros niños, mis alumnos del colegio, porque juro que los echo mucho de menos. Tengo alumnos de prekínder a quinto básico que me envían mensajes, me mandan cartas y fotos, así que lo único que quiero es volver a trabajar.
- Hay una campaña que lideran amigas, primas y colegas para ir en tu ayuda. En este contexto, ¿qué lo que necesitas hoy?
- Son tres cosas. Lo primero es que tengo una deuda millonaria que saldar con el hospital. En mi calidad de paciente Fonasa D debo más de 10 millones de pesos. Se aplicaron todas las leyes por prestaciones, pero solo en medicamentos debo como 7 millones de pesos. La segunda razón es porque nosotros queremos, y más que eso, vamos a ir a Santiago el 12 de agosto a visitar a otro especialista porque deseamos una segunda opinión. Con esto no quiero decir que aquí lo hayan hecho mal, sino que necesito otra opinión. Y lo tercero es ayuda. Mi pareja está cesante producto de la pandemia y de mi enfermedad. Nosotros trabajábamos en la casa. De lunes a viernes yo cumplía con mi rol de profesora y sábado y domingo asumía como administradora de un negocio de comida que teníamos. Él cocinaba en la casa. Entonces, ahora no se puede porque tiene que ocuparse de los niños y yo no le puedo ayudar. Comprenderán que tampoco tiene cabeza para ocuparse de todo.
- ¿Cómo ha sido la respuesta de la comunidad?
- Nos han ayudado un montón. Desde la campaña de donación de sangre cuando estuve muy mal nos han ayudado muchísimo. Lo bonito es que la ayuda ha llegado desde muchas partes de Chile y desde el extranjero. De Estados Unidos, España, Nueva Zelanda e Irlanda. Ha habido una muy buena recepción y estamos muy agradecidos porque si no fuera por la ayuda de la gente no tendríamos qué comer.
- ¿Cómo y hasta cuándo ayudar?
- Nosotros haremos la rifa el 7 de agosto. Los premios están muy buenos. Entre otros, hay un viaje en helicóptero. Muchos microempresarios nos han ayudado y eso igual se agradece muchísimo. Y en el colegio donde trabajo los apoderados se han portado excelente.
- Fuera de la campaña y las necesidades inmediatas, Macarena: ¿cuál es tu deseo?
- Es un poco ambicioso, pero yo soy súper perseverante, lo que yo espero es la sanación total. Quiero que se cierre mi fístula pancreática y se va a cerrar, solo que el proceso es lento. Porque la parte motora yo sé que la voy a recuperar. Todos los días trabajo para eso. Pero lo que quiero es súper simple: ser feliz con mi familia y ser mamá, porque así como estoy no puedo.
"Ahora que han pasado hartos meses puedo entender que esto es una prueba que quiero y voy a superar. Lo tengo claro. Yo confío en Dios, que por algo me dejó vivir, si no ya estaría muerta".
"Quiero que se cierre mi fístula pancreática y se va a cerrar, solo que el proceso es lento (…). Lo que quiero es súper simple: ser feliz con mi familia y ser mamá, porque así como estoy no puedo".
"Lo primero es que tengo una deuda millonaria que saldar con el hospital. En mi calidad de paciente Fonasa D debo más de 10 millones de pesos. Se aplicaron todas las leyes por prestaciones, pero solo en medicamentos debo como 7 millones de pesos".