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Un hito sin precedentes en pandemia acaba de vivir la comunidad educativa del Colegio Pumahue en Temuco. Luego de un año y medio de confinamientos, distancia física e incertidumbres, los estudiantes del establecimiento particular acaban de celebrar su primera actividad masiva con fines recreativos. Un carnaval por el Día del Ñiño. Uno alegre y acolchonado con todas las medidas de seguridad sanitaria que funcionó a la perfección y devolvió un poco de color y alegría a cientos de niñas y niños.
Es un hecho a destacar en medio del desarrollo de un proceso educativo que ha estado alterado o marcado por la evolución y los retos planteados por la crisis sanitaria del covid-19, y que este año, y a esta altura de 2021 cuando la totalidad de las 32 comunas del territorio regional han dejado atrás las estrictas cuarentenas totales, comienza a retomar la actividad presencial, luego que los ministerios de Educación y de Salud abrieran planes para el regreso gradual, seguro y voluntario a las aulas.
Lo cierto es que, de acuerdo a la autoridad educativa regional, un 44% de los establecimientos escolares ha retomado las clases presenciales en La Araucanía y son los municipios como sostenedores los que más han tardado en adoptar esta opción. Entre los que sí han decidido volver, el común denominador es que el interés por el retorno a las aulas va en un franco aumento, situación que se repite en la experiencia prebásica y que tiene un dato curioso extra, al menos en lo que concierne a un liceo técnico profesional, y es el hecho cierto que son los estudiantes de sectores rurales los que más han apostado por volver a las salas de clases para recibir su formación académica.
PUEBLO NUEVO
Así lo explica el director del Liceo Politécnico Pueblo Nuevo de Temuco, Raúl Carrasco Valdebenito, institución que regresó a la presencialidad en mayo pasado y que a la fecha ha obtenido una respuesta positiva a la experiencia de parte del 40% del alumnado, esto significa que entre 200 y 250 estudiantes asisten alternadamente a diario y en jornadas alternadas también (mañana y tarde) al liceo, dato no menor considerando la matrícula de 1.252 alumnos.
Esta unidad ofrece varias modalidades de estudio para dar cobertura a la totalidad del estudiantado. Es así como hoy opera con clases presenciales, clases híbridas (presencial y remota a la vez), clases online y en modalidad asincrónica, esto último mediante entrega de canastas con material de trabajo y carpetas para el desarrollo de aprendizaje a través de proyectos de investigación). Adicionalmente, opera también con la visita a algunos sectores de un aula móvil, que especialmente lleva clases técnicas a alumnas y alumnos que no pueden asistir.
Luego de socializar todas estas formas de trabajo y difundir las medidas de protección y protocolos sanitarios adoptados, en un ejercicio democrático, a través de una encuesta y reuniones virtuales con toda la comunidad educativa - comenta el director -, las familias decidieron si preferían la presencialidad o no, y para quienes optaron por esta se presentó un plan de trabajo para determinar aforos y distribuir los alumnos por sala, por días alternos y jornadas de mañana o tarde.
Como resultado los más interesados en acudir al liceo han sido los estudiantes de cursos superiores (tercero y cuarto medio), especialmente entre quienes acuden a talleres y laboratorios de carácter técnico, donde la presencialidad prácticamente no tiene reemplazo en cuando al aprendizaje.
"En tercero y cuarto medio tenemos muy buena asistencia, en particular porque estos estudiantes necesitan adquirir aprendizajes prácticos. Estamos hablando que de un curso de 45 alumnos hay 25 a 30 yendo a clases presenciales", detalla Raúl Carrasco, quien recalca además que, hasta ahora, no han tenido contagio alguno que reportar gracias a un trabajo que involucra el compromiso de apoderados, profesores, alumnos y funcionarios.
La confianza en el proceso de retorno a clases ha ido en incremento allí, y es tal la necesidad de volver a verse que los estudiantes egresados en los procesos 2019 y 2020 han preferido aguardar para tener la oportunidad de celebrar una despedida en una ceremonia también de corte presencial.
PUMAHUE
La comunidad educativa del Colegio Pumahue de Temuco también ha mostrado un incremento importante en la asistencia a clases presenciales desde mayo de 2021. Gracias a una experiencia previa desarrollada en septiembre de 2020, una de las primeras en Chile y la Región, este establecimiento ha conseguido avanzar mucho en cómo llevar a la práctica la educación en "modo covid".
El rector del colegio, Franklin Ávila González, recuerda que al pasar Temuco a Fase 3 retomaron las clases en el recinto con cerca del 60% del alumnado y a esta altura del año ya superan el 80% de la matrícula, lo que da cuenta del interés de los estudiantes y apoderados por recuperar algo de normalidad, sin olvidar la vida en pandemia que aún llevamos.
Este colegio particular fundado hace 20 años y con una matrícula de 1.200 alumnos tomó la decisión de volver al aula luego de socializar el proceso y el plan de trabajo con su comunidad educativa, mediante webinar's y conversatorios que integraron a padres, profesores y estudiantes, bajo un argumento cierto, sólido e innegable: "la necesidad de los niños de compartir con otros niños en un contexto distinto al habitual. La necesidad de sociabilizar y reconectar con sus pares", enfatiza Ávila.
Como un 20% del alumnado y sus respectivas familias aún no optan por la presencialidad, este colegio cuenta hoy con clases híbridas, online y asincrónicas, y para materializar todas estas modalidades el 100% del profesorado y personal administrativo trabaja hoy en forma presencial.
El resultado de la experiencia, a juicio de la directora de Estudios de Enseñanza Básica del Pumahue, la profesora, psicopedagoga y magíster en gestión y administración, Dayand Valenzuela, ha sido positiva y enriquecedora en el sentido que como equipo han podido visualizar las distintas aristas de lo que es la educación y puesto en práctica modelos de innovación que ya habían comenzado a desarrollar, sobre todo, prácticas pedagógicas de la mano de tecnologías, y avanzado en otras durante la pandemia.
A su juicio, es distinto hacer educación hoy día, porque implica un desafío el salir de las estructuras a las que los equipos estaban habituados. "La modalidad híbrida, que significa tener estudiantes en casa y otros en sala, fuerza un poco a romper el esquema de la clase tradicional… y obliga al docente a ajustar las prácticas para que ambos tipos de estudiantes puedan trabajar en simultáneo". Y frente a este cambio de escenario y estrategias, agrega, el profesorado ha respondido con mucho entusiasmo.
Ahora, ¿qué pasa con los estudiantes? ¿Estos cambiaron mucho en pandemia? Valenzuela reconoce que físicamente cambiaron bastante, ya que la mayoría regresó más grande y cambiaron o crecieron también porque han desarrollado otras habilidades, "quizás impensadas para el sistema tradicional. Hoy los chicos tienen competencias que no habrían adquirido de no ser por la pandemia, y a la vez que carecen de otras - dice - desde el punto de vista social".
PEUMAN RUKA
En esto último concuerda Wendy Oliva, mamá de Rocío Contreras, mini estudiante de 2 años y medio que asiste al Jardín Infantil Peuman Ruka de Lautaro, que hasta antes de comenzar a asistir presencialmente al establecimiento mostraba dificultades para acercarse a otros niños, particularmente por las circunstancias de confinamiento sanitario y porque vivía rodeada solo de adultos.
"Nosotros optamos por permitirle asistir al jardín ya que no era lo mismo estudiar desde la casa (…). Lleva un mes y medio asistiendo y hemos notado un gran avance. Está más conversadora, habla de sus amiguitos y cuenta que hace siesta en el jardín y que juega, cosa que antes no pasaba, al contrario, le daba miedo acercarse a otros niños y niñas", comenta la joven madre.
El Jardín Infantil y Sala Cuna Peuman Ruka de Lautaro es uno de los establecimiento Junji que ha vuelto a la presencialidad. Desde julio a la fecha, informa la directora, Silvia Pineda Vega, han pasado de tener 5 niños y niñas en clases presenciales a 28 de un universo de 73 matriculados.
Tal como en la mayoría de los colegios, las medidas de seguridad allí son las mimas e incluso más estrictas, al punto que a la toma de temperatura, uso de alcohol gel y pediluvio en la entrada, al interior del recinto las educadoras y funcionarias hacen cambio de muda, dejan su vestuario de calle guardado y lo reemplazan por un uniforme reforzado con elementos de protección personal, en cada jornada.
Para regresar al aula, allí también se tomó la decisión y se informó ampliamente las medidas, protocolos y plan de funcionamiento a la comunidad, y como resultado, hasta ahora, tampoco han registrado contagio alguno de covid-19.
PEFECTIBLE
Si bien este proceso va bien encaminado en estos establecimientos, sus equipos directivos reconocen que este sigue siendo perfectible.
"Siento que por la experiencia que hemos adquirido, lo mejorable siempre tiene que ver con la interacción de los mismos niños. Los estudiantes han pasado un largo período en casa, solo con sus hermanos y han aprendido a relacionarse con otros en simultáneo. Eso es algo que uno puede planificar, pero es distinto cuando lo ve en la práctica, donde puedes impulsar recreos, por ejemplo, con juegos modelados para que todos los niños y niñas puedan participar acorde a las medidas sanitarias, y conservando el autocuidado", explica la profesora Dayane Valenzuela.
La encargada del ciclo básico del Colegio Pumahue también cree perfectible el proceso de educación presencial en sí mismo, el cual - dice - es un trabajo en comunidad que implica cuidar siempre las medidas de seguridad. Sin embargo, desde su perspectiva, "todo el esfuerzo hecho en 2020 para lograr la experiencia 2021 no tiene precio al ver los ojitos de los estudiantes en este regreso al aula".