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La arquitecta que conducía al gremio de la construcción en La Araucanía tomó una decisión y aceptó el reto de postular a la Cámara Baja del Congreso. Confiesa que asumió porque "seguir haciendo política y tomando decisiones como se hacía en el siglo XIX y XX es el error". A su juicio, hoy no basta con pedir rostros nuevos, la Región y el país requieren representantes que hagan la tarea de una manera distinta.
Jamás había militado en un partido político. Ser libre siempre fue su máxima personal y sin traicionar ese espíritu, Claudia Lillo, quien hasta ahora se desempeñaba como la primera mujer en liderar el gremio de la Construcción en La Araucanía, confirma ha decidido asumir ser una de las nuevas cartas en el distrito 23 para renovar la Cámara de Diputados del Congreso Nacional.
En calidad de independiente por un cupo bajo el alero de la UDI, esta arquitecta y académica que lidera la fundación Espacio Coigüe y colabora con la fundación Ser Más Felices, el DAS del Obispado, y las rutas fluviales de los ríos Imperial y Toltén, entre otras actividades, aceptó enfrentar esta candidatura a sabiendas que en dos meses deberá correr lo que la mayoría de los restantes candidatos ha corrido en 8 años.
"O sea, lo que viene es como meterse en una nave espacial. Pero estoy disponible para este desafío con energía, corazón y mente. Sé que vamos a ganar porque lo siento como un desafío colectivo", y más, acota, cuando a su entender La Araucanía está en un punto de quiebre importante. "Yo pienso que la Región es la punta de iceberg de la crisis nacional y aquí la llevamos viendo hace mucho rato".
Sin intenciones de abandonar quién es y cómo es, de resultar electa, Claudia Lillo se compromete a ser una diputada que escucha, habla y está con la gente, una mujer a la que le importa lo que le pasa a los demás, a las mujeres, los pueblos y la ciudad.
- ¿Qué la motiva a aceptar la invitación de la UDI y a asumir una candidatura a diputada?
- A mí me llamaron de varios partidos, de un espectro bien amplio. La verdad es que nunca he nunca he militado, sí tengo un pensamiento social, porque creo que hoy las causas son lo importante. Cuando lo comenté con algunos socios de la cámara me hicieron ver la transversalidad y las capacidades que he generado a través del subsidio social. Yo siento que mi trabajo lo he hecho desde mi rol de líder, pero también desde mi rol mujer y desde mi espacio en el ámbito privado. Eso hace que uno aprenda a conversar y escuchar a todos. Cuando dicen: a los políticos les hace falta calle, en mi caso yo vengo de la calle, he trabajado en planificación territorial, estoy acostumbrada a hacer participación ciudadana y he hecho clases más de 20 años, entonces, sé lo que está pasando, cuáles son los dolores de las personas y cuáles son las esperanzas. Entonces, cuando me invitan esto me hace click. Yo creo que La Araucanía hoy está en un punto de quiebre bien duro. Me tocó asumir el rol de presidenta de la cámara en un momento crítico de Chile, no solo con crisis social, sino crisis sanitaria y económica. Así que cuando asumo, lo hago corriendo ese riesgo.
- Esto es algo nuevo para usted. ¿Cómo sorteará el riesgo?
-Siento que por la forma que tiene la gente del gremio y de la construcción en general sabemos trabajar en equipo, sabemos entender que el otro es un complemento y no una competencia, y eso nos hace ser dialogantes. Es tan importante el albañil como el gerente que ejecuta la obra; nada puede construirse si no es con todos. Esa capacidad la asumo con fuerza de mujer. De allí me tomo cuando uno de los candidatos a presidente me llama y me dice: este es un desafío país y hay que asumirlo en el Congreso. Es ahí donde necesitamos gente que lo haga distinto. En los últimos 20 años esos mismos rostros y de todo el rango político no han hecho cambios y La Araucanía cada vez tiene más pobreza, más segregación, más violencia y más rezago. Y para eso hay que cambiar la forma de hacer las cosas. No basta con pedir rostros nuevos, se requiere alguien que haga las cosas de manera distinta.
- ¿En quién se apoyó para tomar la decisión?
- En varias personas, sobre todo de mi gremio, porque siempre está el miedo de abanderarse con algo a lo que yo no pertenezco: la política. Y tuve una conversación muy relevante con el padre Felipe Berríos, a quien le dije que había un sector que valoraba mucho mi rol como independiente (…), entonces me animó, mee dijo: tírate. Eso es lo que necesita el país.
- ¿Pasó por su cabeza alguna vez la posibilidad de ser candidata?
- No. Jamás. Yo pertenezco a una familia con historia política. Mi papá fue fundador de la Falange y mi abuelo pertenecía a la derecha, pero nunca he militado porque no me llamaba la atención y siempre he optado por el mundo privado porque me gusta mucho la libertad. Y en defensa de esa libertad, que podemos llegar a perder, creo que hay que hacerse cargo.
- Los partidos y los parlamentarios están en medio de una crisis. ¿De qué manera se puede recuperar la confianza ciudadana? ¿Cómo debería ejercerse la política hoy?
- Yo creo que hay una crisis mundial y tiene que ver con una crisis de cambio de época. Cuando las tecnologías cambian mucho las sociedades tienen que reajustarse. El mundo político es uno de tantos que está en crisis, así como la educación, la salud y la economía. Y es porque las tecnologías han modificado las formas de vida y las sociedades deben adaptarse. Una de las cosas que hay que cambiar es la forma de tomar decisiones (…). Seguir haciendo política y tomando decisiones como se hacía en el siglo XIX y XX es el error. Hoy contamos con otros instrumentos. Pasa con temas de medio ambiente donde los instrumentos de planificación están obsoletos. Hoy podríamos modelar un plan completo con sistemas de información geográfica y con realidad virtual. Como hicimos ahora con la pandemia, que en cuatro meses teníamos vacunas. Yo creo que hay que incorporar la tecnología, la ciencia y la investigación en la toma de decisiones políticas. Es el gran cambio que se puede hacer.
- Hablando de cambios. ¿Qué opinión tiene del estallido social y sus efectos en el país? ¿Ese golpe de mesa aún resuena?
- Siento que hubo un golpe de mesa y también siento que allí hay una crisis en el saber expresarse. Creo que en el siglo XXI tenemos otras formas de expresarnos y las sociedades siempre tienden a evolucionar. Siento que esa crisis como una forma no civilizada de pedir de cambios. Sí creo que hay muchas cosas que mejorar, muchas situaciones que cambiar y muchas cosas que conservar. Pienso que la forma no tiene que ver con una sociedad, tiene que ver con una generación que pide de forma extraña. Y mucha gente se subió al estallido porque efectivamente existen esos dolores, no podemos desconocerlo. Y pienso que ha habido sordera por muchos lados y los gritos han tenido que ver con una forma de hacer las cosas que no me parece. Pero todo tiene que ver con ajustar la política y creo mucho en la participación de verdad, no en los cabildos vociferantes, sino en una reflexión más de todos los actores y de todos los saberes.
- En cuanto a cómo hacer política, ¿cómo observa la relación del Congreso con La Araucanía?
- Pienso que la Región es la punta de iceberg de la crisis nacional y aquí la llevamos viendo hace mucho rato. Aquí hay una mirada que tiene que ver con reivindicaciones y que es muy distinta a la delincuencia. Siento que hay una brecha que se da en La Araucanía y es que existe un escenario de pobreza en muchos ámbitos que es impresentable en el siglo XXI en un país como el nuestro. Que existan escuelas que no cuenten con agua potable rural, por ejemplo, es impresentable. Y eso ha ocurrido por falta de planificación y también porque a los responsables de esto, al sector político, les interesaba mantener esa pobreza por los votos. Estoy hablando de cualquiera en 30 años. Y cuando el Estado deja de hacer la pega, que es estar presente, deja a esas personas en el desamparo y es ahí donde las fuerzas que tienen que ver con la delincuencia tienen espacio y llegan a suplir las cosas que el Estado debiera haber hecho. Esto pasa en La Araucanía y pasa en todo Chile. Por eso creo que la solución puede salir desde las regiones.
- ¿Cómo se podría enmendar el trabajo legislativo pensando en las necesidades y bienestar de la Región?
- Los grandes temas ya están ya puestos y tienen que ver con educación, salud, vivienda y ciudad. Lo otro es incorporar los saberes del siglo XXI en la toma de decisiones. Hablamos de tecnologías, inteligencia artificial y modelación, para incorporarlas en la legislación. Además, hay que empezar a entender que somos complementarios. A mí me gusta mucho el caso de Medellín, una región que llega a una crisis tal que se hundía y esto empieza a revertirse cuando el mundo privado toma cartas en el asunto, entiende que su rol no solo es producir, sino modificar y transformar las sociedades para ofrecer una mejor calidad de vida para las personas. Se asume una tarea con el espacio público y la educación. Desde ahí se modifica la sociedad. Se levanta museos, parques maravillosos, pero además espacios de encuentro parar mirarnos. Es allí donde debemos zurcir, porque todos cabemos y todos somos necesarios.
- La participación electoral ha ido a la baja, ¿es partidaria del voto obligatorio?
- Soy partidaria de que el ciudadano sea responsable. A mí me gusta ir a votar, me gusta mucho ser republicana (…), me siento un actor social y me gusta mucho la libertad. No me gustaría que el voto fuera obligatorio, pero si la gente no es capaz de entender que la voz está en el voto, creo que se haría necesario.
- Pensando en la historia política que se está dando, ¿cómo cree que le pueda ir a la centroderecha en estas presidenciales?
- Creo que los seres humanos cuando estamos en crisis somos más creativos y resilientes. Creo que la centro izquierda, el centro y la centro derecha tradicional sufrieron grandes golpes en el último bloque de elecciones, y creo que esto es bueno porque ha obligado a mirarse hacia adentro y ver en qué se quedaron pegados. Han tenido que mirarse y salir a buscar a otros lados. El caso de Luciano Rivas es un ejemplo claro de esto. Pienso que le hará bien a todos al incorporar nuevas miradas, nuevas lógicas y formas de hacer. Y hay que aspirar a ser gobierno no solo por ganar, sino para hacer las cosas distintas. Yo creo que hay muchas posibilidades. Siempre y cuando se hagan las reflexiones.
- De resultar electa. ¿tiene algún proyecto en mente que le gustaría proponer en particular?
-Dentro de los temas que me importan hay uno que tiene que ver con 'la acupuntura de los territorios'. Siempre hay proyectos que detonan diferenciaciones sociales y físicas. Hay una iniciativa que lideramos con la fundación Espacio Coigüe hace varios años y tiene que ver con generar un museo interactivo en La Araucanía, algo que tiene que ver con creatividad, ciencia y cultura. Este proyecto es uno de los que me gustaría potenciar para generar la transformación de la manera con la que se educa y también para hacernos cargo de la crisis que va a ocurrir después de estos dos años donde los estudiantes casi no estuvieron. Otro gran tema que me gustaría trabajar son las políticas públicas en vivienda, planificación territorial y espacio público. Ahí me parece que hay que empezar por acortar los tiempos para la aprobación de los instrumentos de planificación territorial e incorporar las tecnologías nuevas para hacer estas modelaciones, e incorporar los saberes tradicionales, por ejemplo, acerca de los menocos que resguardan espacios sagrados y que hoy la ciencia reconoce. Además, hay que apostar por las ciudades y los territorios. Una ciudad limpia, bella y accesible no solo cambia el ánimo, también le proporciona dignidad a sus habitantes.
"Yo creo que hay que incorporar la tecnología, la ciencia y la investigación en la toma de decisiones políticas. Es el gran cambio que se puede hacer".
"Aquí hay una mirada que tiene que ver con reivindicaciones y que es muy distinta a la delincuencia. Siento que hay una brecha que se da en La Araucanía y es que existe un escenario de pobreza en muchos ámbitos que es impresentable en el siglo XXI".
"Otro gran tema que me gustaría trabajar son las políticas públicas en vivienda, planificación territorial y espacio público. Ahí me parece que hay que empezar por acortar los tiempos para la aprobación de los instrumentos de planificación territorial e incorporar las tecnologías nuevas".