Convivencia vial en Temuco
Para acabar con los problemas del tránsito se debe comenzar por formar buenos conductores. Si se aspira a una sana convivencia vial la modernización de las vías no será suficiente si no se realizan acciones tendientes a generar conciencia en los conductores.
Los problemas que experimenta el tránsito en la capital regional tienen variados motivos. Al incremento sostenido del parque automotor, motivado en el último año por los retiros de fondos de las AFP, hay que agregar los trabajos que se realizan en importantes arterias de la ciudad, que buscan mejorar la calidad de vida en la capital regional, pero que hoy implican algunos problemas en la circulación, como la construcción del colector de aguas lluvia en Avenida San Martín.
Sin embargo, más allá de la capacidad vial que tenga la ciudad, la principal razón de los problemas del tránsito en Temuco pareciera estar relacionada a la evidente mala conducción de muchos automovilistas, que incurren en prácticas riesgosas que están claramente estipuladas como prohibidas en la normativa del tránsito, además de realizar acciones que dificultan el desplazamiento de los demás vehículos.
Y aquí es donde se debe poner atención y generar acciones correctivas si se quiere tener calles con flujos vehiculares expeditos y seguros, que permitan una sana convivencia y, por consiguiente, una mejor calidad de vida para todos quienes ocupan el espacio público en la capital regional.
Mientras haya automovilistas que guíen sus vehículos hablando por teléfono o bien haciendo uso de las redes sociales, generando tacos y a la vez exponiéndose ellos y a otros que se desplazan por las vías, a un accidente; o aquellos que viran en lugares donde no está permitido, o lisa y llanamente aceleran sus vehículos más allá del límite máximo de velocidad permitida, sin medir las consecuencias de un acto de tal magnitud; por más que se busque modernizar las calles los problemas no van a acabar.
Si se aspira a una sana convivencia vial la modernización de las vías no será suficiente si no se realizan acciones tendientes a generar conciencia en los conductores sobre la necesidad de guiar los vehículos apegándose a la normativa, eliminando de plano prácticas que además de ser peligrosas están derechamente prohibidas y conllevan a ralentizar el flujo vehicular. Se trata de una tarea difícil, dadas las características del fenómeno y del poco respeto que muchos conductores muestran por la normativa, pero para acabar con los problemas viales se necesitan buenos conductores. Ese tema debe ser prioritario.