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El martes 17 de agosto de 2021 el Tribunal Oral en lo Penal de Temuco sentó jurisprudencia en lo que respecta a la aplicación de justicia en La Araucanía. Esa jornada, pese a que aún no es encontrado el cuerpo de la víctima, los jueces dictaron un veredicto condenatorio contra Erwin Aedo Soto (30) en calidad de autor de homicidio simple contra Paola Alvarado Cortez, la joven capitalina que el 9 de noviembre de 2018 desapareció en la comuna de Curacautín y dejó tras de sí una historia lamentable e inconclusa.
Una semana después el tribunal sentenció a 14 años de presidio efectivo al responsable del hecho, sujeto que se encontraba detenido desde noviembre de 2018 luego de confesar que él le había dado muerte a Paola.
Según datos recopilados por la PDI, esta es la tercera vez que la justicia chilena condena a un imputado no habiendo hallazgo de cadáver, y la primera en el contexto de una indagación llevada adelante por la Policía de Investigaciones de Chile. Las otras tuvieron lugar en Talca y Punta Arenas. Además, esta es la que logra el mayor número de años de cárcel para el acusado en la lectura de sentencia.
El camino para llegar al juicio fue largo e implicó una serie de diligencias investigativas que, en lo formal, fueron lideradas por personal de la Brigada de Homicidio Temuco de la PDI y apoyadas por personal de otras unidades policiales de La Araucanía, un trabajo que consideró también la participación de equipos especializados en búsqueda y rastreo, y en la cual no estuvo ausente la familia de Paola Alvarado, dado que la madre de la joven, Nancy Cortez, organizó por su cuenta una veintena de acciones junto amistades, voluntarios y el apoyo de tres ONG's.
El subcomisario de la BH Temuco, Daniel Penroz Riquelme, quien trabajó desde un comienzo en la investigación de este caso, recuerda paso a paso las diligencias que se hicieron para intentar encontrar a la joven desaparecida, primero, y luego, para hallar su cuerpo y obtener la mayor cantidad de pruebas posibles que respaldaran la figura del homicidio.
"Este caso nace en Peñalolén", recuerda Penroz. "Allá radica la denuncia por presunta desgracia que presenta la mamá de Paola Alvarado. Como establecieron que ella estaba en Temuco para entonces nos piden ocuparnos del caso. Ese mismo día formamos un grupo de trabajo y comenzamos a indagar".
Vale recordar que estos acontecimientos se cruzan temporalmente con el asesinato de Camilo Catrillanca, noticia que por esos días acapara la atención de los medios de comunicación y terremotea el plan de diálogo que preside por esa fecha en la Región el entonces ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno.
Los antecedentes recabados ubican a Paola Alvarado en Temuco en una visita en calidad de "scort", su trabajo y donde se queda temporalmente al alero de un hostal. Desde allí sale a Curacautín a raíz de que el Erwin Aedo la contacta telefónicamente para ofrecerle una importante suma de dinero a cambio de sus servicios.
Una vez en la cordillerana comuna, donde supuestamente se dirigirían a unas cabañas, se produce un desacuerdo porque el cliente en cuestión reconoce que no podía pagar el dinero prometido; en ese momento habrían discutido y el hombre la habría golpeado y le habría dado muerte.
Esta situación quedaría al descubierto por un llamado telefónico de una amiga de Paola en Temuco, quien avisa a la madre de esta que la joven no llega al hostal después de viajar a Curacautín. La denuncia por presunta desgracia queda estampada horas después en Peñalolén y las gestiones se trasladan a La Araucanía.
Las primeras acciones investigativas comienzan, de hecho, en Temuco. "Primero fue la diligencia para encontrarla con vida. Nos llega la denuncia. Fuimos al lugar donde Paola había permanecido en Temuco y establecimos que toma un bus rumbo a Curacautín. Fuimos al terminal de buses y al solicitar las grabaciones de las cámaras de seguridad se vio a Paola comprando pasaje y subiendo al bus. El auxiliar de la empresa confirma que la ve abordo de la máquina. Así fuimos reconstruyendo la trayectoria hasta llegar a Curacautín y después empezamos a trabajar con el teléfono", precisa el subcomisario.
Gracias a las pericias relacionadas con tecnología celular y de comunicaciones, la PDI logra acreditar las conversaciones entre Paola y Erwin, y establece además la presencia de ambos en el lugar.
Vale mencionar que este femicidio no fue reconocido desde el minuto uno en que se entrevista al responsable. Así lo explica Daniel Penroz, quien precisa que la primera versión entregada por Aedo Soto es una "historia ficticia" muy distinta a la que se logra llegar después. "Cuando se fue sintiendo pillado, cuando la información comienza a aflorar y ya no tuvo cómo sostener una coartada para justificarse, ahí recién dijo cómo habrían sucedido los hechos y confiesa el crimen".
Penroz recuerda que los primeros días fueron los más intensos, con diez miembros de la BH Temuco casi de punto fijo caso en Curacautín y la participación de personal complementario proveniente de unidades de toda la prefectura, principalmente, de unidades de la provincia de Malleco.
Una vez obtenida la confesión comienza el proceso de rastreo, primero, en el río Dillo que él autor había señalado como el afluente al que habría lanzado el cuerpo, y para ello se emplea todos los recursos con los que contaba la PDI, acota el oficial.
"Para este trabajo vinieron buzos tácticos de Santiago, al menos, en tres oportunidades; y se empleó drones y un helicóptero para peinar la zona. Además, colaboró la unidad canina experta en rastreo de material orgánico, que estuvo presente unas siete veces durante todo el proceso", detalla Penroz.
La búsqueda, en todo caso, no solo se centró el torno al río Dillo. "Después, cuando fuimos teniendo más información y tuvimos resultados de los peritajes cambió el escenario", comenta el subcomisario. "Se barajó la teoría que él la habría llevado hasta el fundo donde trabajaba (Los Prados). Que está hacia el otro lado, camino a Malalcahuello". Así que la siguiente etapa de la búsqueda se centró allá, donde también hay un río. "Ese fundo - acota el policía - tiene una extensión de más de 2 mil hectáreas, colinda con la reserva forestal Tolhuaca, tiene zonas forestales, para crianza de animales y su geografía es bastante irregular, lo que incluye zonas de quebradas".
Después de esta secuencia de operativos, y no habiendo encontrado a Paola, la evidencia lograda por la policía, la más vinculante y directa para efectos de respaldar la figura de homicidio, se centra en el tráfico telefónico, dado que por allí se establece que había comunicación entre víctima y victimario; también destacan los peritajes al teléfono del imputado; la georreferenciación que los posiciona a ambos en un mismo lugar; y una muestra biológica encontrada en un zapato del acusado, sangre de la joven que quedó adherida a la prenda en cuestión, un trabajo para el cual hubo que generar una búsqueda paralela de material genético para hacer las comprobaciones vía laboratorio.
Una vez conocido el veredicto condenatorio y establecida la sentencia del caso, Daniel Penroz, confirma que la condena lograda en el reciente juicio es algo poco común. "Nosotros no habíamos tenido jamás un caso así y la PDI como institución tampoco, porque se logra acreditar el delito sin el hallazgo del cuerpo, aunque con toda la investigación realizada no había otra forma de que no fuera él", afirma.
Para el policía el resultado de todo este proceso es satisfactorio y a la vez frustrante. "Encontrar el cuerpo habría sido fundamental (…). En estos casos uno siempre va a querer encontrar a la persona con vida, primero. Después si no se da, igual queda esa inquietud de no haber podido hallar a Paola y darle tranquilidad a la familia".
Un caso como este, comenta Penroz, solo se cierra en el papel. "Si bien en términos judiciales está cerrado, los encargos de búsqueda no se cierran nunca, hasta el hallazgo. Además, entiendo que hay una querella familiar activa, porque imagino que la familia desea persistir, tal vez, en algún otro hecho, como la figura de secuestro", precisa el subcomisario que ahora trabaja en la investigación de otros cuatro homicidios locales.