Alan Pauls armó una novela a partir del ChatRoulette
Una plataforma de chat en la que los usuarios -de todo el mundo- van cambiando al azar y que fue famosa en la primera década de este siglo inspiró la novela "La mitad fantasma" de Alan Pauls.
El ganador del Premio Herralde y profesor en visita de la Universidad de Harvard Alan Pauls acaba de publicar "La mitad fantasma". En la novela el protagonista, Savoy, juega en ChatRoulette, esa plataforma de conversación aleatoria que fascinó a los internautas hace una década. También compra cosas innecesarias en Mercado Libre; visita departamentos que se arriendan, pero que él nunca ocupará, y recorre el mundo a través de Skype junto a su amada Carla, quien sí se mueve en una suerte de Airbnb de cuidadores de casas.
"Ellos se conocen por ese vicio que él tiene de ir a ver departamentos en arriendo para recomendárselos a los amigos. Uno de esos lugares es en el que vive Carla el tiempo que está en Buenos Aires. Él la ve hablando por teléfono y tiene un zapato con el cordón desabrochado, y uno diría que se enamora de los cordones desabrochados". Así de singular es Savoy, en palabras de su creador. Él, el personaje, se une a esa moda en Instagram de sacar fotos a las marcas de agua, superficies gastadas, más aún si son de edificios abandonados.
"A él le importan las marcas que dejan las personas en los lugares que habitan, aunque estas sean de deterioro, maltrato u olvido, pero que son señales al fin. Por eso no visita departamentos nuevos, solo usados, vividos, ojalá con la familia que los arrienda ahí todavía, porque es la manera que tiene de ver cómo viven las personas en un espacio privado sin violentarlas", agrega el también autor -junto a Fito Páez -del guión de la película "Vidas privadas", protagonizada por Cecilia Roth y Gael García Bernal.
En este contexto, esa sombra que rodea a todo quien se sienta a vivir frente a -o a través de -un monitor fue lo que concentró a Pauls en "La mitad fantasma", novela terminada "una semana antes del confinamiento acá en Alemania, en marzo. La escribí durante el año de la beca (de residencia), en 2019, el último año que vivimos sin peligro".
-Leer la historia de Savoy y Carla es algo perturbador, dos personas que solo se relacionan a través de sus pantallas, porque es evidenciar la anormalidad en que vivimos.
-Tienen un mes de contacto físico, no es solo digital. O por lo menos eso es lo que dice Savoy, habría que ver si le creemos o no (sonríe). Pienso que ya estábamos acostumbrados a vivir y comunicarnos a la distancia, pero como la pandemia nos impuso algo que era natural, de pronto lo vimos como una señal de opresión, recién ahí nos dimos cuenta de que eso que pensábamos que nos solucionaba la vida en realidad era algo que, de algún modo, nos la diseñaba, no sé si con un diseño que nos conviene, que nos hace felices. Creo que el coronavirus lo que puso muy en evidencia es que la dependencia de esa tecnología de comunicación es una forma de violencia, no es un devenir natural, razonable, deseado, consensuado, me parece que tiene que ver mucho más con una cierta forma de dominación.
-¿Es una forma de violencia en el sentido de que escogemos lo que deseamos mostrar, como Carla a medida que viaja, y eso lo perturba un poco a él?
-Savoy es un personaje que está muy entrenado para leer
Por Valeria Barahona
"El coronavirus lo que puso muy en evidencia es que la dependencia de esa tecnología de comunicación es una forma de violencia, no es un devenir natural".
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