Correo
Temuco, una feria ambulante
Calles muy sucias, papeles en el suelo, vendedores ambulantes ocupando manzanas completas sin poder dejar espacio para caminar, muy mal olor, áreas verdes sin ser mantenidas, entre otras. Estas son algunas de las lamentables y, en muchas ocasiones, irregulares situaciones con las que cientos de transeúntes se topan en las calles de Temuco, principalmente en el centro de la ciudad.
Sin ser un entendido, uno se puede dar cuenta que desde esta nueva administración municipal se ha hecho la vista gorda con el comercio ambulante ilegal y que se ha dejado de lado la limpieza y el orden que tenía Temuco hasta hace muy poco. Independiente del color político que uno tenga, es claro el caos que impera en nuestras calles.
Se entiende que muchas personas deben trabajar y tener sustento económico, más aún después de una crisis sanitaria y económica como la que estamos viviendo hace ya casi 2 años. Pero no podemos permitir que la ciudad se transforme en una feria ambulante en cada rincón. Antes eran algunas calles, hoy son decenas de manzanas atestadas de comercio ilegal. Los fiscalizadores municipales y Carabineros poco pueden hacer, menos aún cuando el alcalde no hace nada al respecto, muy por el contrario, permite que esto ocurra. Devolvámosle la dignidad a la ciudad y a su centro.
Domingo Ochagavía Urzúa
¿Cuántos años tiene la Escuela Juan XXII de Nueva Imperial?
En el mes de septiembre la Escuela Juan XXII celebró su aniversario número 42. ¿Pero realmente tiene esa edad? ¿Su fundación data de hace 42 años? ¿No había nada antes? ¿No había otro establecimiento escolar antes del año 1979? La historia dice que no es así.
A inicios del año 1955, el director Departamental Suplente del Departamento de Imperial, Luis Campana Silva, nombra a la docente Dina Gutiérrez Ortiz para que se haga cargo de la Escuela N°43, escuela rural ubicada en el fundo Buenos Aires, sector Chacamo. Debido a la baja matrícula, la docente solicita reubicar esta escuela en el sector "El Alto" de Nueva Imperial, debido a que no existía un establecimiento educacional fiscal en el sector, pero sí muchos niños en edad escolar y que requerían de un establecimiento educacional cercano a sus domicilios.
Esta solicitud fue aceptada con alegría en marzo de 1955 y se establece esta Escuela en el sector "El Alto" de Nueva Imperial. La profesora Dina Gutiérrez arrienda una casa particular a la señora Beña Jiménez para asentar allí las raíces de lo que es hoy la Escuela Juan XXII.
Con los años la Escuela N°43 funciona por un tiempo en la calle Lord Cochrane, ubicada frente al Estadio "El Alto" siendo allí directores Leontina Rodríguez, Herminia Pedreros, Miguel Leal. Posteriormente se traslada al recinto del estadio municipal para pasar a llamarse Escuela Juan XXIII.
La pregunta: ¿Cuál es la razón de no reconocer el origen de esta Escuela o es que todo lo conseguido lo ha logrado la Escuela Juan XXIII? Y nosotros los exalumnos que estudiamos en la Escuela N°43 (la que tiene su himno y cuyo autor es el profesor Hernán Galdámez), los profesores que dedicaron una gran parte de su vida para formar jóvenes útiles a la sociedad y lo más importante la fundadora de esta Escuela la profesora Dina Gutiérrez Ortiz que con sus 92 años todavía recuerda con mucha emoción los orígenes de este establecimiento. ¿No somos parte de esa historia?
Señor Director, la pregunta es ¿por qué el equipo directivo de la Escuela Juan XXII guarda silencio y no reconoce que la fundación va más allá de los 42 años?, ¿por algo práctico o porque no se han dado el trabajo de investigar más allá sobre el origen de su Escuela?
Dentro de los significados de fundar, la RAE entre otras acepciones dice que es levantar o establecer y de acuerdo a esto la Escuela Juan XXII se estableció hace 66 años en un sector muy humilde llamado "El Alto" con el número 43 y no hace 42 años como se ha celebrado.
Eliecer S. Ramos Isla, profesor de Estado en Educación Física, exalumno Escuela N° 43
Jóvenes de La Araucanía
Un gran gusto me llevé al leer el diario el 15 del presente mes. Jeremy Angulo e Ignacio Obreque, dos jóvenes alumnos de la carrera de Tecnología Médica de la Universidad de La Frontera, fueron reconocidos por el Colegio de Tecnológos Médicos de Chile por haber realizado la mejor tesis de investigación del país. Paralelamente otros dos jóvenes, Elizabeth Pilquimán y Matías Oñate de la Universidad Mayor, son premiados por crear una bata médica en base a algas. Ambos deberán viajar en unas semanas más nada menos que a Estambul a defender su proyecto.
Estos cuadro jóvenes premiados nos muestran como muchos jóvenes chilenos recorren el virtuoso camino de la acción y no solo del reclamo. También muestran que todo esfuerzo y trabajo bien encaminado, rinde sus frutos.
¡Felicitaciones!
René Araneda A.