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la gestación de distintas instituciones como la Liga Protectora de Estudiantes y el Cuerpo de Bomberos donde ha habido destacados masones en su desarrollo institucional. También en el ámbito de los rotarios, en la medicina. En general, para nosotros lo importante es que nuestros miembros cumplan con una labor cívica en el desarrollo de las comunidades.
- ¿Cómo está la Gran Logia Chilena en este Chile del siglo XXI donde prácticamente todo está en crisis y los símbolos del pasado han sido arrancados de los espacios públicos?
- Nosotros hemos hecho dos reflexiones importantes y las hemos comunicado a distintas representaciones de nuestra sociedad. Un mes después del estallido social iniciamos un convento masónico, que es como una gran convención. Se hizo en todas las logias del país y culminó en un encuentro nacional. Hicimos una reflexión respecto de lo que estaba ocurriendo, sobre las causas que habían provocado aquello y se identificaron algunas ideas fuerza significativas; entre ellas, que el contrato social o el orden institucional estaba en una crisis que requería avanzar hacia una nueva Constitución. Eso lo planteamos en documentos de síntesis que están disponibles en nuestra página web y que entregamos a autoridades, parlamentarios, dirigentes de organizaciones sindicales, gremiales y sociales, a todo el mundo que tiene injerencia en los procesos de nuestro país; siempre sobre la base de que era una forma de ayudar a entender lo que ocurría en Chile y con el objetivo de trabajar en una perspectiva común para buscar soluciones. Después, estuvimos con la idea de seguir aportando reflexiones y se formaron comisiones a nivel nacional para ver qué aspectos había que trabajar en torno a procesos relevantes.
- ¿Qué surgió de esas comisiones?
- Esto está resumido en un libro que se llama La Masonería Propone a Chile. Es un conjunto de ideas consensuadas en 38 comisiones, que fue también una forma de expresar que cuando se quiere trabajar en consensos esto es posible. Obviamente, nosotros tenemos un estilo de trabajo basado en la tolerancia, en el respeto a las personas y a las ideas ajenas; por ende, esto facilita mucho las cosas. Este documento también se lo hicimos llegar a autoridades y a los miembros de la Convención Constituyente como un aporte a la reflexión, sobre todo, cuando hay temas tan importantes que tienen que ver con cómo organizamos el marco constitucional y que ese marco constitucional tenga una perspectiva que permita ponernos a trabajar por una idea común de país, que es el tema de fondo.
TIEMPO DE CAMBIOS
- Hablando de crisis, ¿diría que la corrupción es el cáncer que ha horadado la confianza de nuestra sociedad chilena?
- La corrupción es uno de los factores determinantes, es cierto, como también lo es la desigualdad. Y nuestro país es tremendamente desigual. Cuando se manifiesta la corrupción surge el rechazo, no solo por el hecho mismo de que una institución es presa de situaciones de este tipo, sino por cómo dentro del sistema se permite esto, cuando se requiere tanto para resolver problemas en nuestro país. Y Chile tiene enormes necesidades que hoy deben ser resueltas y demandan muchos recursos. Entonces, es un contrasentido (…).
- ¿Qué tan local es este sismo político-social?
- Hay factores que son muy locales dentro de la realidad de nuestro país, pero también hay aspectos globales y que tienen que ver con la postergación de los sueños de las personas, las oportunidades de poder realizarse (…). El problema de fondo viene a ser el mismo: la desigualdad, la pobreza, la postergación y la corrupción que afecta a los sistemas, donde la democracia parece que no diera respuesta a las necesidades y a los sueños de las personas. Pero también dentro de eso se produce un gran esfuerzo democrático, que es poner en debate estos temas y se expresa el derecho legítimo a manifestarse. En ese sentido, hay similitud con otros procesos que han ocurrido, porque responden a una misma raíz. Ahora, los elementos particulares tienen que ver con el agotamiento de un sistema político, institucional y económico, que hay que dar cuenta de ello y buscar la mejor solución en el marco de la democracia.
CONFLICTO
- Hablando de postergación y la necesidad de ponernos de acuerdo. ¿por qué cree que nos hemos demorado tanto en encontrarnos como país en torno al conflicto entre el Estado - Pueblo Mapuche?
- Yo creo que ha faltado una política de Estado que apunte a la raíz del problema. Ha faltado una iniciativa política potente para enfrentar esto de una manera más definitiva. Se han ensayado distintos modelos, la compra de tierras, ideas de inversión, pero son temas que no tienen que ver con la comprensión fundamental del problema, que está radicado en una demanda histórica de reconocimiento de los pueblos originarios, que yo creo que es perfectamente legítima. Allí está el problema esencial. Hemos asimilado una comprensión unívoca de la historia, una mirada demasiado oficial y que no permite vislumbrar cuál es el carácter de los problemas en conjunto.
- Estamos en medio de un proceso electoral, ¿cómo debería enfrentar esta demanda el próximo Presidente?
- El próximo Presidente debe desarrollar una iniciativa política muy audaz, muy profunda, para abordar el conflicto. Aquí no hay soluciones paliativas. Aquí hay una mirada distinta. Los jóvenes que se han educado y han podido reflexionar sobre las realidades de sus familias y sus comunidades están con otra mirada y, desde luego, hay muchos intereses también desde el punto de vista de zanjar esto a través de expresiones de violencia (...). También deberá tener la capacidad de entender qué es lo que va a generar la Convención Constitucional respecto al tema concreto. Cuál es el marco constitucional que va a permitir robustecer una política que esté audazmente planteada para una solución definitiva y acogiendo lo que son las realidades y las deudas históricas.
- ¿Qué expectativas tiene la Gran Logia de Chile respecto del proceso constituyente?
- Hemos estado haciendo aportes, hemos hecho llegar documentación y estamos preparando otros aportes que haremos llegar a comisiones específicas de la convención, sobre todo, lo que tiene que ver con los principios constitucionales, los derechos fundamentales y la educación. Como institución no tenemos nada qué decir respecto de si el régimen es presidencial o semipresidencial, pero los temas de principios, el carácter del Estado, cómo vamos a concebir la soberanía popular y la democracia, son temas que nos interesan fundamentalmente. Queremos aportar a generar ciertas afirmaciones éticas de cómo debiera ser una Constitución que nos interprete a todos y donde todos consideremos que allí están las piedras basales para construir un país con justicia social, más solidario y dispuesto a poner la condición humana por sobre todas las cosas.
LA LOGIA
- Ya en la segunda década del siglo XXI, ¿cuáles son los retos de la Gran Logia? Y ¿cómo está el recambio generacional para ustedes?
- La masonería tiene una renovación generacional bastante significativa, incluso dentro del período tan complejo que hemos vivido ha habido una incorporación importante de nuevos miembros de la orden, profesionales jóvenes que ayudan a visualizar de una manera distinta las comprensiones de determinados fenómenos. Y en ese sentido, sus motivaciones encuentran un camino para construir esas afirmaciones éticas que son necesarias de aportar en una sociedad en crisis, en transformación, una sociedad en donde todo está por hacerse, pero sin olvidar la historia. Porque no se trata de hacer un borrón y cuenta nueva, debido a que nuestro país tiene una tradición institucional (…).
- (…) Que no se olvide la historia y tomar en cuenta la tradición institucional, ¿ese sería un reto para la masonería?
- Un reto podría ser que se siga respetando y reconociendo las tradiciones republicanas que nos importan, porque la república es el espacio de todos y donde, luego, todos concursamos con nuestros esfuerzos personales, nuestras miradas, nuestros sueños, pero somos parte de una misma comunidad establecida en un territorio, con un desarrollo institucional que tiene que interpretarnos a todos. Hay historias muy positivas en nuestro país que tienen que ser recogidas en función de cómo lo vamos redibujando. Pero pensar que nada de lo anterior vale no es la mirada correcta. Nuestro país fue capaz de desarrollar una tremenda educación pública que fue considerada dentro de las mejores de América Latina, donde el Estado jugaba un rol determinante y, claro, hubo falencias desde el punto de vista de la cobertura, pero desde no desde el punto de vista de la calidad de la educación, con profesores normalistas que le dieron una riqueza al proceso. Por lo tanto, no podemos desconocer el pasado. También tenemos un desarrollo institucional sólido, un país que teniendo deudas en muchos aspectos resolvió problemas de manera importante. Entonces, creo que hay que acoger la historia de manera crítica, pero considerando un basamento sobre el cual construir ciertas afirmaciones comunes, y allí está la capacidad creativa que deben tener, sobre todo, los miembros de la convención constitucional para llegar a un resultado que nos interprete a todos.
"(El Conflicto) Aquí no hay soluciones paliativas. Aquí hay una mirada distinta. Los jóvenes que se han educado y han podido reflexionar sobre las realidades de sus familias y sus comunidades están con otra mirada y, desde luego, hay muchos intereses también desde el punto de vista de zanjar esto a través de expresiones de violencia, lo cual obliga necesariamente a ser muy audaz respecto de las políticas que se van a impulsar".
"Pensar que nada de lo anterior vale no es la mirada correcta (…). Hay que acoger la historia de manera crítica, pero considerando un basamento sobre el cual construir ciertas afirmaciones comunes, y allí está la capacidad creativa que deben tener, sobre todo, los miembros de la convención constitucional para llegar a un resultado que nos interprete a todos".