Berlusconi renuncia a competir por ser jefe de Estado y torpedea la opción de Draghi
ITALIA. Al límite del inicio de las votaciones en el parlamento, que son mañana.
Tras días de reuniones y expectación, Silvio Berlusconi renunció anoche a su aspiración a la Jefatura del Estado italiano, su último gran sueño, pero exigió que Mario Draghi, principal apuesta para el cargo, siga donde está, al frente del Gobierno.
La decisión de Berlusconi llega a dos días del inicio de las votaciones en el Parlamento y después de una semana como total protagonista en la que, teléfono en mano, trató de recabar el apoyo de diputados y senadores, aunque sin éxito.
Su marcha atrás fue confirmada con elogios por su socio, el ultraderechista Matteo Salvini: "Una elección decisiva y fundamental, Berlusconi ofrece un gran servicio a Italia y al centroderecha, que ahora tendrá el honor y la responsabilidad de poner sobre la mesa sus propuestas sin vetos de la izquierda".
Mañana el Parlamento italiano, reunido en sesión conjunta -630 diputados, 320 senadores y 58 delegados regionales-, será convocado para empezar a votar al sucesor de Sergio Mattarella como jefe del Estado durante los próximos siete años.
El controvertido magnate, de 85 años, había confesado su deseo de alcanzar la mayor distinción del país y había pedido -y obtenido a regañadientes- el apoyo de sus aliados: Salvini, la jefa de los ultras Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, y otros pequeños grupos conservadores.
Berlusconi, atrincherado en su mansión de Arcore (norte), reunió por videoconferencia a sus ministros y colaboradores para que lo aconsejaran y después convocó a sus socios de coalición, Salvini y Meloni, entre otros, para informarles de su decisión a través de su senadora Licia Ronzulli: el exCavaliere renunciaba "por responsabilidad nacional", ya que su propuesta era sin duda la más divisoria y polémica que la derecha podía lanzar.
Ahora, como avanza Salvini, será el momento de que la derecha, que cuenta con la mayoría relativa del hemiciclo, proponga un nombre "de alto nivel" que agrade a la izquierda.
Pero la decisión de Berlusconi tiene letra chica: una de sus exigencias fue que el actual primer ministro, Mario Draghi, la principal apuesta para el cargo, siga al frente del Gobierno hasta su término natural en 2023.