Audición y desempeño escolar
El gran porcentaje de estrategias educativas se basan en la comunicación oral. La hipoacusia o pérdida de audición puede ser permanente o transitoria. Por ello es importante la detección y la prevención.
A propósito del retorno presencial a clases y considerando que ayer se celebró el Día Internacional de la Audición, bien vale la pena reflexionar sobre esta materia, considerando que el gran porcentaje de estrategias educativas se basan en la comunicación oral. Así, si el alumno no escucha bien, es una certeza que no logrará potencial óptimo, tanto en el plano social como escolar.
En nuestro país, siempre se revisa la audición a quienes nacen, sin embargo ello no nos asegura el buen funcionamiento de nuestro sistema auditivo a lo largo del crecimiento. Hay muchas enfermedades que pueden disminuir la audición y, peor aún, como varias de ellas no generan dolor, el único síntoma llamado hipoacusia pasa inadvertido hasta que el menor presenta problemas de lenguaje, aprendizaje o comportamiento. Esto se traduce en tratamientos costosos y uso de medicamentos muchas veces en forma innecesaria, pues se trata la consecuencia y no se detecta la causa.
De acuerdo a la experta en hipoacusia infantil y docente de la Universidad Andrés Bello, Carolina Flores, la pérdida de audición puede ser permanente o transitoria. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo existen 360 millones de personas con algún grado de hipoacusia, de las cuales 32 millones corresponden a población infantil.
Por suerte, plantea Flores, existen exámenes rápidos y no invasivos que nos permiten identificar a los niños afectados y así evitar que ello afecte el rendimiento escolar. Hasta ahora, ciertos establecimientos educacionales han prestado atención a este asunto y chequean anualmente la audición de sus alumnos o son parte de programas estatales de salud auditiva. Sin embargo, estos servicios solo incluyen los niveles más pequeños de establecimientos municipales y subvencionados.
La evidencia muestra que la detección e intervención en forma temprana es efectiva en la prevención de trastornos comunicativos, emocionales y cognitivos que podrían acompañarnos toda la vida. Por tal motivo, la educación acerca de la conservación auditiva por parte de educadores, personal administrativo y el propio alumnado cumple un rol fundamental en esta tarea.