Después de meses de aprendizaje virtual, alteración de las rutinas, cambios en su entorno y separación física de sus pares, son innumerables las dudas y angustias que genera en los padres e hijos el retorno a clases. Recordemos que hace dos años que nuestros hijos no tenían clases presenciales obligatorias y el retorno a las aulas marcó la vida de muchos de ellos. El regreso al colegio ha estado marcado por el fin de los aforos reducidos y de las clases híbridas, dando paso a las medidas de autocuidado y al uso de mascarilla obligatorios.
Esta vuelta a la vida escolar puede ocasionar reacciones muy distintas en nuestros hijos, este retorno nos permitirá ver niños ilusionados, que están deseosos de volver a compartir con sus amigos, con sus compañeros, en un ambiente en el cual la presencialidad se vuelve muy importante en su proceso de socialización e integración y también veremos otros niños que presentarán preocupación, malestar, enojo, angustia, dolores de estómago, de cabeza, principalmente por expectativas negativas y pesimistas. Respecto a estos síntomas, la ansiedad se puede producir por temor a "no lograr integrarse, no ser aceptado y querido por su grupo de pares, y también por no cumplir con los requerimientos o las demandas académicas que son exigidas en su medio escolar o desde el hogar", lo que puede causar reacciones relacionadas con episodios de irritabilidad, baja motivación, algunas veces aislamiento social y principalmente problemas de adaptación.
Como padres debemos fomentar en nuestros hijos canalizar sus emociones, debemos estar disponibles emocional y físicamente para ellos, ya que las experiencias traumáticas pueden afectar el aprendizaje, el comportamiento y las relaciones tanto en la casa como en el colegio. Debemos potenciarlos y animarlos a compartir sus sentimientos y pensamientos, reconocer y validar sus preocupaciones y nunca hacerlos sentir menos importantes. Respete los miedos de su hijo, aunque les parezcan "irracionales". Mantenga sus rutinas en casa y facilite oportunidades apropiadas para que tomen decisiones, dándoles una sensación de seguridad y control. Por el contrario, si observa cambios en el comportamiento, el estado de ánimo, los patrones de sueño, el apetito o las interacciones con otros que están teniendo un efecto negativo en las actividades diarias, busque apoyo profesional ya que la salud mental de sus hijos es primordial para alcanzar los indicadores del desarrollo y los indicadores emocionales, así como también aprender habilidades sociales saludables y cómo enfrentar los problemas que puedan presentarse.
Caherine Zambrano Styl,