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"Siempre fui un juez atípico, en el sentido que nunca me creí el cuento y es que me formaron así, porque vengo de un grupo familiar que tenía un marcado espíritu de servicio". Así se autodefine el exministro de la Corte de Apelaciones de Temuco, Aner Padilla Buzada, uno de los siete ciudadanos que este año decidió reconocer el Concejo Municipal en el contexto de los 141 años de historia que acaba de cumplir la comuna.
Retirado del Poder Judicial desde el 1 julio de 2020, este victoriense avecindado en la capital regional desde 1969, expresa que ser distinguido como "ciudadano ilustre" de este terruño le trae de golpe miles de historias vividas e hitos fundacionales de los cuales fue orgullosamente parte, entre ellos la reforma al sistema judicial y la fundación de la Brigada Forestal Ñielol (BRIF) que más tarde se convertiría en la Décimo Tercera Compañía de Temuco.
Profesor de derecho civil hace 30 años, Padilla ha aportado a la formación nuevas generaciones de abogados en Temuco y Punta Áreas, así como de carabineros y fruto de su deseo de ir un poco más allá de sus quehaceres para ayudar a la ciudad, se involucró en dos períodos como dirigente de Deportes Temuco.
A solo días de la ceremonia donde se entregará la distinción mencionada (el 31 de marzo), recuerda su trayectoria y expresa lo que espera para la ciudad que lo ha visto crecer como persona y profesional.
CIUDAD UNIVERSITARIA
- ¿Cuándo comienza su relación con Temuco?
- La primera vez que residí en Temuco fue el año 1969 cuando entré a estudiar construcción civil en la Universidad Técnica del Estado. En esa época también al entré al Cuerpo de Bomberos. Tenía 19 años. Después me di cuenta que fallé en las matemáticas y postulé a Derecho en la Universidad de Concepción donde terminé mi formación (…).
- ¿Cómo era la ciudad en 1969?
- Era un Temuco más tradicional, más antiguo. Las veces que había conciertos se hacían en el Teatro Central frente a la plaza. Estaba también la Sala Bulnes, el Cine Austral, el Teatro Real y otros cines. La Sala Bulnes estaba donde hoy está PreUnic. En el comercio estaba El Pobre Diablo, Confecciones Picasso, el Café Dino, El Calipso y El Baucha. Era una ciudad más familiar, no tenía las características de una ciudad universitaria, no obstante, estaba la Universidad Técnica del Estado y la Universidad de Chile.
-¿Cómo recibe el nombramiento de ciudadano ilustre?
- Este reconocimiento me hace ver lo que he hecho en Temuco todo este tiempo. Yo no solo fui abogado y juez. Fui dirigente de Deportes Temuco en dos oportunidades. La primera vez junto a don Germán Becker cuando se funda Deportes Temuco. Estuve un tiempo fuera y cuando asume la presidencia Manuel Rodríguez vuelvo a integrarme otros cuatro años. Y entre las actividades que me enorgullecen está también creación de la Brigada Forestal Ñielol, que nació al amparo de un grupo de gente que quería proteger el Cerro Ñielol y que fue patrocinada por la Sociedad Amigos del Árbol. En 2005 esta unidad entró al cuerpo de Bomberos y en 2018, al cumplir 20 años, la institución la reconoció como compañía. Así se funda la Décimo Tercera Compañía. Fuera de ser dirigente del fútbol, en 1998 ayudé a materializar un simposio de responsabilidad médica organizado por el Colegio Médico y el Poder Judicial, que fue primero en el sur de Chile. También he hecho clases a Carabineros en el Grupo de Formación (1998 - 2006) y desde 1992 he hecho clases en facultades de derecho de Temuco y Punta Arenas. Se supone que un juez tiene que dedicarse solo a eso, pero yo siempre fui un juez atípico, nunca me creí el cuento, y es que me formaron así, porque vengo de un grupo familiar que tenía un marcado espíritu de servicio.
- Respecto de este reconocimiento, ¿a quién habría elegido usted? ¿A gente de qué ámbitos?
- Yo creo que este título lo merecen aquellas personas que han trascendido (…), este premio de ciudadano o hijo ilustre es para aquellas personas que van mucho más allá de la supervivencia, es decir, yo trabajo para vivir y mantener mi familia, pero también tengo que hacer algo por los demás (…).
- ¿Qué opinión tiene de esta comuna y su gente?
- Temuco se ha transformado en una ciudad universitaria. Cuando yo estudié aquí aún no tenía esa condición y, pese a eso, era una capital provincial a la que convergía toda la Región. Todo se hacía aquí porque las comunas estaban más limitadas en cuanto a servicios. Ahora, Temuco se ha desarrollado desde el punto de vista habitacional, se ha expandido, creció el número de universidades y de empresas, es decir, es un Temuco absolutamente distinto. Es una gran ciudad y aunque algunos dicen que no es muy segura, no es ni más ni menos insegura que otras ciudades de Chile.
Bombero
- Junto con ser un hombre del derecho ha sido bombero prácticamente toda su vida. ¿Es verdad que esto es producto del ejemplo de sus padres?
- Así es. Mi mamá fundó la Cruz Roja en Victoria y mi padre ayudó a fundar el Cuerpo de Bomberos de Victoria. Además, mi abuelo, José Andrés Padilla, fue bombero en Concepción y en Victoria. Entonces, soy hijo y nieto de bombero. Pero también hay otra cualidad que no la he contado antes: mi abuelo materno, Salomon Buzada, ciudadano libanés que se radicó en Galvarino fundó allí el cuerpo de Bomberos. Entonces, esto de ser bombero lo llevo en la sangre. Cuando yo era niño, de hecho, mi padre me llevaba a ceremonias bomberiles a bordo de un carro. Me tenían hasta un casco chiquitito. Así que la institución me adoptó desde muy pequeño.
- ¿Cuánto le debe a esta institución?
- Le debo mucho a Bomberos. Cuando estudié derecho en Concepción viví en un cuartel y la memoria que hice se la dediqué a la institución, entre otras dedicatorias.
- ¿Qué situaciones o hitos recuerda de su experiencia como voluntario?
- Yo regresé a Temuco y estuve en la Cuarta Compañía de Bomberos, justo en la época que se construyó el nuevo cuartel. Yo era capitán y organicé la ceremonia de traslado desde Antonio Varas a la Avenida Francisco Salazar y obtuve el apoyo del Orfeón de Bomberos de Ancud. De la Cuarta me fui a la Segunda Compañía, donde, siendo capitán, ayudé a la creación de la especialidad de materias peligrosas (Hazmat) y, después, pese a mis limitaciones como juez, siempre estuvo la idea que crear una unidad forestal para proteger el Cerro Ñielol. Comenzamos a socializar la idea con un grupo de amigos y logramos reunir a 50 personas en el mismo cerro, planteamos la propuesta y empezamos a trabajar en ello, hasta que el año 2005 entramos al cuerpo de Bomberos como brigada. Luego, cuando vieron que estábamos haciendo cosas, que ya teníamos un cuartel en calle Las Acacias y que la BRIF era famosa, se da pie a su ascenso a compañía.
- ¿Sigue activo en la institución?
- Sí. Hasta esta semana era el jefe del departamento jurídico del Cuerpo de Bomberos, asesor directo del director general, pero la Décimo Tercera Compañía me eligió director. Vuelvo a ejercer un cargo y lo hago porque creo que tengo la energía y la fuerza para ello.
Poder judicial
- Tuvo una carrera ininterrumpida de 37 años en el Poder Judicial, especialmente en la Corte de Apelaciones de Temuco, desde donde se acoge a retiro en 2020. ¿Qué significó para usted formar parte de este poder del Estado?
- En primer lugar, yo soy hijo de la Corte de Temuco porque en esta corte entré al Poder Judicial, entré como relator que no es lo habitual (…) y me formé en el Poder Judicial como relator, que es a la vez ojos y oídos de la misma. Es como una suerte de ministro de fe de todo lo que pasa allí. Esta fue mi mejor escuela. Allí empiezo y allí termino mi carrera, porque cuando me fui a Punta Arenas salí con la idea de regresar a Temuco.
- En 1993 le tocó ser parte de la Reforma Procesal Penal. ¿Se cumplió el objetivo de modernizar la justicia? Y al día de hoy, ¿qué le parecen los cambios que propone la Convención Constitucional donde se habla de pluralismo jurídico?
- La reforma procesal penal tenía grandes expectativas, pero en su oportunidad pregunté cuál iba a ser la eficacia del nuevo sistema de investigación respecto de la delincuencia y se me contestó que iba a ser más expedito. Como consecuencia aumentó mucho la gente que se dedicaba a hacer lo que hacían 3 jueces, pero la eficacia no fue la misma porque el fiscal cuando necesita afectar los derechos de una persona tiene que pedir permiso a un juez de Garantía y ese es un paso demás. Respecto a la inmediatez que dicen que los jueves no veían nunca muchas cosas, y se dice que un juez oral ve todas pruebas, pero nunca va a ver un cadáver, nunca ve una autopsia, nunca está en el sitio del suceso y si no es inmediatez eso, qué es. O sea, pienso que había otras soluciones más económicas. Ahora, estas propuestas nuevas no sé si serán aceptadas o no. Pienso que en la convención se sueña mucho, todos tienen ideas nuevas, todos quieren cambiar todo, pero pienso que la Constitución del 80 no necesitaba tantos cambios. Las críticas eran puntuales, por ejemplo, la subsidiariedad del Estado había que cambiarla por un Estado solidario. Entonces, ahora, si existen tribunales especiales como el Tribunal Indígena Mapuche, me pregunto cuál será la instancia superior. Y es que aquí costó mucho que la Corte Suprema estuviera por sobre los demás tribunales. Pienso que lo que podría haber son especialidades.
- ¿Cómo cuáles?
- Por ejemplo, en Temuco debiera existir una sala indígena donde todos los ministros conocieran el mapudungun. Esto se puede hacer. No sería el primer país que lo haga.
- En su faceta como profesor de facultades de derecho ¿qué le ha inculcado a las nuevas generaciones de abogados?
- Los mismos valores que he tenido toda la vida y que vienen de la familia. Ahora, lo que más uno le puede pedir a sus colegas es consecuencia, en el sentido que un juez no es un aplicador de leyes, un juez tiene que interpretar la ley y tiene que adecuarla a lo que está resolviendo, y tiene que resolverlo.
Los retos
- ¿A qué está dedicado hoy?
- Hago clases de derecho civil en la Universidad Mayor. He enseñado derecho civil por más de 30 años ya. Y me encanta la docencia. Yo me retiré a los 70 años pudiendo haber seguido hasta los 75; lo hice porque tenía la voluntad y la lucidez para hacer otras cosas, y para vivir la vida también, porque el hecho de ser juez te limita mucho. Y siento que todavía tengo cuerda.
- En su calidad de ciudadano, ¿qué le desea a Temuco en sus 141 años?
- Bueno, Temuco ya es una gran ciudad, pero tiene que resolver los retos viales que son tremendos, creo que es un tema de primera urgencia y la solución tiene que darse aquí. Creo que en lo demás, Temuco tiene la infraestructura educacional que se requiere para una gran ciudad, tenemos muchas universidades y colegios para el gusto de cada quien, aún así debe mejorar y potenciar la educación pública, porque la educación debe ser un derecho.
"Yo me retiré a los 70 años pudiendo haber seguido hasta los 75; lo hice porque tenía la voluntad y la lucidez para hacer otras cosas, y para vivir la vida también, porque el hecho de ser juez te limita mucho. Y siento que todavía tengo cuerda".
"No solo fui abogado y juez. Fui dirigente de Deportes Temuco en dos oportunidades (…). Y de las actividades que me enorgullecen está creación de la Brigada Forestal Ñielol, que nació al amparo de un grupo de gente que quería proteger el Cerro Ñielol y que fue patrocinada por la Sociedad Amigos del Árbol".
"Pienso que lo que podría haber son especialidades. Por ejemplo, en Temuco debiera existir una sala indígena donde todos los ministros conocieran el mapudungun. Esto se puede hacer. No sería el primer país que lo haga".