¿Wallmapu?
Desde hace treinta años, el indigenismo ocupa el término Wallmapu (en mapudungún: "tierra circundante") para referirse a una significativa porción de los actuales territorios nacionales chileno y argentino, donde habitaban tanto mapuches como otros pueblos aculturados por éstos, antes de su incorporación, primero, al Imperio Español a partir del siglo XVI, y luego, a las repúblicas hispanoamericanas que lo sucedieron desde el siglo XIX.
Lo cierto es que se trata de una reinterpretación contemporánea, en clave política secesionista, de un concepto más bien restringido al ámbito religioso: meli witran mapu, una alusión a los diferentes puntos cardinales y su significado espiritual. El mapuche de la era precolombina era un pueblo de naturaleza tribal, compuesto por clanes que se aliaban ocasionalmente con fines militares o comerciales, no uno que haya desarrollado una clara identidad nacional, menos una organización protoestatal.
Es verdad que durante el Parlamento de Tapihue, celebrado en 1825, se concedió un importante grado de autonomía a los mapuches al sur del río Biobío, pero también lo es: primero, que el tratado hace explícitas tanto la pertenencia a nuestro país del territorio en cuestión como la nacionalidad chilena de los indígenas que lo habitaban; segundo, que la Declaración de Independencia, de 1818, reclama todo el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes; y tercero, que el proceso de anexión efectiva de La Araucanía, llevado adelante entre 1861 y 1883, solamente se produjo luego de que en 1860, en un gravísimo acto separatista, se declarara un "Reino de la Araucanía y la Patagonia", a instancia del francés Orélie Antoine de Tounens y algunos líderes mapuches, que resultó efímero gracias a la intervención de los gobiernos de los presidentes Pérez, Errázuriz, Pinto y Santa María.
La pretendida legitimidad política del proyecto etnonacionalista mapuche, que se sirve del concepto que menciono al inicio de esta carta, se sustenta en un débil revisionismo histórico, riesgoso para la integridad territorial de Chile y para una sana relación con la hermana nación trasandina. No debe ser alentado.
Juan Pablo Pinto Montero
Educación: reencantamiento urgente
Para quienes nos dedicamos a la formación de profesores, nos preocupa de sobremanera ver el creciente desinterés que presentan los jóvenes por estudiar pedagogía. Aventurarse a diagnósticos rápidos y decir que esto se debe únicamente a una falta de incentivos económicos es subestimar la complejidad del problema.
Educar es el proceso de aprendizaje para integrarse socialmente, y la pedagogía es el área profesional del conocimiento que se encarga del acompañamiento humano, significativo y empático que busca la potenciación de las capacidades y la transformación positiva, activando y canalizando su emocionalidad, su cognición y su comportamiento para lograr este fin. Es el rol del educador el que contribuye a la formación de ciudadanos que aprendan a sentir, pensar y actuar de manera comprometida y autorregulada para aportar al desarrollo y bien común.
En solo cuatro años más, se proyecta un alarmante déficit de más de 26.000 profesores para nuestro país ¿A alguien le puede caber duda por qué es tan esencial para el país propiciar con urgencia una reflexión sobre el desarrollo de los profesionales de la educación?
Necesitamos volver a reencantar a los jóvenes para despertar la vocación de acompañar a otros en el desarrollo de sus capacidades y potencialidades que los lleve a ser los ciudadanos que el país y el mundo necesitan. Para ello, debemos estar ya en la tarea de revisar las políticas públicas referidas a la formación de pedagogos, al desarrollo profesional y a las condiciones laborales dignas y atractivas para nuestros profesores. Nuestros niños y jóvenes lo necesitan con urgencia.
Sonia Fuentes Muñoz, UCEN
Experiencia positiva y entretenida
Con la vuelta a la presencialidad los profesores están haciendo un gran esfuerzo para nivelar las brechas causadas por la pandemia, pero tener estudiantes presentes en las salas no asegura que aprendan, pues es igual de crucial el compromiso del estudiante con su proceso de aprendizaje, para ello necesitamos encender su pasión por aprender.
A todos nos ha pasado que tuvimos que estudiar una materia que nos parecía árida y lejana y solo intentamos memorizarla para pasar el curso. ¿Qué pasa si ese mismo contenido tiene relación con algo que nos importa y apasiona? Probablemente nuestra disposición cambie. Tenemos que conectar el contexto, intereses y propósito de vida de los estudiantes con aquello que estamos enseñando, de forma que les haga sentido, solo así aumentaremos su compromiso y motivación de aprender.
Esto hacemos en Enseña Chile: al poner la experiencia positiva y entretenida de cada estudiante en el centro del modelo de aprendizaje de cada clase, y demostramos que logra los resultados esperados. Hoy? más que nunca queremos compartirlo con docentes, estudiantes y familias de forma gratuita por medio de la radio. Invitamos a escuchar -gracias a más de 80 radios- La Radio Enseña, un programa que te va a asombrar y encantar con esta nueva forma de aprender.
Camila Campos Hurtado, directora Canales Enseña de Enseña Chile