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frenar estas situaciones ingratas, y que impulsan a las autoridades a hablar derechamente de bullying y violencia escolar cuando recién hemos cursado el primer mes del año escolar.
Las estadísticas regionales dicen que las denuncias por hechos de esta naturaleza aumentaron 50% respecto de un año regular antes de la pandemia. La Superintendencia de Educación Escolar (SIEE) informa 18 denuncias en lo que va de 2022, mientras que el director del Departamento de Servicios Integrados de la Gestión, de la Municipalidad de Temuco, José Miguel Mella, aporta que durante el primer mes de clases, a nivel comunal, ya se registra 242 denuncias por violencia escolar y bullying. Antes de pandemia, acota, se cursaban 5 mil 800 denuncias en el plazo de 10 meses, es decir, había un promedio de 580 por mes. Lamentablemente, dice, aún es muy temprano para hacer una comparación de estadísticas.
¿Qué hacer cuando la realidad nos pone en alerta como ocurre estos días? La secretaria regional ministerial de Educación, María Isabel Mariñanco Nahuelcura, se desplazó hasta el Colegio Alonso de Ercilla, en Temuco, para responde a eso y presentar a la comunidad educativa las estrategias que propone el Gobierno para enfrentar el actual escenario en los colegios y liceos.
Existen cuatro líneas de trabajo definidas: abordar la convivencia escolar desde el punto de vista territorial; trabajar en jornadas donde puedan interactuar con los distintos establecimientos; aportar al trabajo conjunto con material urgente y el aporte de un equipo asesor para la convivencia escolar nacional creado recientemente.
"Estamos acá para hacernos cargo del tema y difundir las estrategias que se han diseñado para la contención. Todos los establecimientos tienen una normativa interna con diferentes elementos de gestión; uno de ellos es la convivencia escolar y otro son protocolos de actuación, donde cada establecimiento, en primera instancia, tiene las herramientas para abordar la convivencia. Sin embargo - afirma la seremi - un gran desafío como autoridades es recomponer las mesas de trabajo intersectoriales que abordan temas interdisciplinarios, porque este es un reto que nos convoca a todos".
Así lo cree también el director del Departamento de Servicios Integrados de la Gestión de Temuco, José Miguel Mella, que a raíz de un caso de bullying y otro de violencia que han involucrado a estudiantes del Liceo Pablo Neruda, también enfatiza la necesidad de trabajar intersectorialmente para abordar este asunto. "Estamos trabajando con seguridad pública municipal, con Carabineros, con las seremías y los demás organismos del Estado para no solo ver la convivencia intraescolar, sino también fuera de los establecimientos educacionales".
Mella estima que el Gobierno tiene que acercarse más a las comunas porque el trabajo conjunto es clave. "Lo necesitamos cerca porque los departamentos comunales somos los que hacemos operativas las políticas públicas y las municipalidades somos las que debemos enfrentar día tras días las situaciones de violencia escolar. Aquí es importante el refuerzo positivo, las mesas de trabajo, las estrategias comunales y el trabajo intersectorial. Y sobre todo - agrega - necesitamos avanzar y actualizar nuestros protocolos de convivencia escolar, porque hoy las redes sociales son muy influyentes en nuestra comunidad escolar".
REPROBACIÓN Y REPARACIÓN
La violencia escolar regional en 2022 no ha pasado inadvertida para la academia. La psicóloga y directora de la carrera de Psicología de la Universidad Santo Tomás sede Temuco, Pamela Angulo Díaz, explica que atravesamos por un contexto global de conflicto que agudiza las situaciones de violencia y conductas agresivas, las que se pueden entender, pero, bajo circunstancia alguna, avalar.
"Estamos en un contexto que posibilita que la situación estalle en esa dirección (violencia). Por un lado, estamos en un contexto mundial de conflicto donde se emplea mecanismos de resolución violentos (…), a ello se suma el mayor acceso a internet y a dispositivos electrónicos que trajo consigo la pandemia. Esto tiene dos problemas asociados, uno es el abusivo uso de la web (una eventual adicción) y los contenidos que están viendo nuestros niños, niñas y adolescentes, donde a pesar que hubo padres en teletrabajo, hubo poca supervisión y mucha exposición a conductas violentas", detalla la académica.
A su parecer, el confinamiento es otro factor incidental y un estresor importante, porque para los escolares el compartir en el colegio con sus pares es una fuente de canalización que no han tenido en casi dos años. "Por ello las expresiones de estas sobrecargas pueden ser muy caóticas y como consecuencia aumenta la irritabilidad, los umbrales de tolerancia comienzan a bajar, y a nivel cognitivo también hay consecuencias: puede haber problemas de concentración, memoria y hasta problemas de sueño", acota.
En pleno proceso del retorno a clases presenciales, otra situación a considerar, Pamela Angulo advierte que existen herramientas para abordar y superar estas situaciones. "Distintos estudios de psicología - explica - establecen que cuando se habla de violencia y conductas agresivas, se tiene que entender que el problema no solo es del que agrede y del agredido; aquí hay un problema mayor y que incumbe a toda la comunidad. Esto significa que un establecimiento debe incluir a toda la comunidad escolar en su tratamiento. Y debe también darse una concientización general como sociedad de que si bien la violencia y la conducta agresiva la podemos entender, no la podemos justificar", destaca.
En otras palabras, la psicóloga plantea que frente a hechos como los ocurridos en las últimas semanas tiene que haber una desaprobación general. "Esto es tolerancia cero a cualquier expresión que pueda resultar en una agresión hacia otro. Debemos cuidar todo escenario y no mostrar ambigüedad al respecto", enfatiza.
A juicio de la académica los profesores necesitan más herramientas hoy para abordar en estas materias, la comunidad escolar debe ser sensibilizada para evitar la normalización de estos actos y resulta clave la instalación de recursos de mediación en los colegios. "Aquí - agrega Pamela Angulo- debe existir la sanción, pero necesitamos también instancias de mediación. No sirve solo el castigo, que implica la desaprobación colectiva, también se debe consignar la reparación, porque cuando no hay reparación es muy probable que la conducta se vuelva a repetir. Lo mismo pasa con el bullying. El tema no solo debe tratarse con los agresores (as) y el agredido o agredida, sino ojalá con el grupo curso completo".
Los estudiantes no se han quedado fuera de la discusión. Denise Raimilla, presidenta de segundo año medio A del Colegio Alonso de Ercilla de Temuco e integrante del consejo escolar del establecimiento, considera apropiado que las autoridades hayan llegado hasta el aula para informas las estrategias que pondrán en marcha para enfrentar la violencia escolar. Sin embargo, opina que hay estudiantes que se sienten desprotegidos, especialmente en otros colegios. "Acá no hemos tenido casos graves, pero sé que en otros establecimientos donde están pasando cosas muy negativas", precisa.
Desde el Colegio Santa Cruz de Victoria, la unidad que fue amenazada con una masacre luego de una agresión ocurrida afuera del establecimiento, Joaquín Mella, vocero del centro de alumnos, asegura que estos hechos son rechazados por la comunidad escolar y especialmente por sus pares. "La mayoría de los estudiantes es partidaria de impedir las agresiones y no alentar los hechos violentos. Como respuesta inmediata a lo ocurrido aquí se reunió el consejo escolar y se activaron charlas y conversatorios para discutir la situación", comenta.
Es este el momento por el que cruza La Araucanía. A dos años de la pandemia y mientras el mundo ve en vivo y en directo los afectos de una guerra en desarrollo, algunos estudiantes comienzan a expresarse con violencia, una violencia que tiene una respuesta comunitaria y que también tiene remedio uno que del diálogo, la desaprobación y, por supuesto, la necesaria reparación.