Impuesto específico
Durante los últimos meses, las gasolinas no han dado tregua y esto se ha traducido en sistemáticos aumentos en los precios. Este es un problema que requiere de una solución definitiva ahora y no de paliativos momentáneos.
Rebajar o eliminar el impuesto específico a los combustibles es una idea que se ha planteado con fuerza en los últimos meses, debido a los altos precios que han alcanzado las gasolinas. Incluso hay proyectos que han presentado parlamentarios y que se encuentran detenidos en el Congreso. La última de estas exigencias ha sido hecha por los camioneros, durante las protestas recientes.
El pasado 19 de abril la Sala de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de resolución que solicita al Presidente Gabriel Boric eliminar de manera permanente o transitoria el impuesto específico, en atención a las alzas en los precios de las bencinas y el diésel. Según la iniciativa, de eliminar el tributo en cuestión, la rebaja del precio de la gasolina a los consumidores sería superior a 400 pesos.
Durante los últimos meses las gasolinas no han dado tregua y esto se ha traducido en sistemáticos aumentos en los precios.
Las coaliciones políticas que han aspirado a ser gobierno tras el retorno al proceso democrático, han protestado contra ese tributo, recalcando que el automóvil dejó de ser un lujo y se transformó en una necesidad. Sin embargo, al llegar al gobierno olvidan sus promesas y se resisten a renunciar a la recaudación tributaria, porque es muy rentable gravar a la clase media, que no se organiza ni sale a protestar por las alzas. Los diversos paliativos que se han adoptado en el tiempo para estabilizar los precios, han resultado insuficientes, porque no resuelven el problema de fondo, que es la fuerte carga de impuestos.
Este tributo ya cumplió con creces su objetivo. Es más, como hoy las carreteras son concesionadas y las rconstruyen consorcios privados, se condena al automovilista a una doble carga: a pagar peajes a las empresas privadas que hicieron las obras y además, a pagar el impuesto específico de beneficio fiscal, cuestión que es carente de toda lógica.
Este es un problema que requiere de una solución definitiva ahora y no de paliativos momentáneos. El impuesto específico para una situación de emergencia cumplió con creces su cometido hace décadas y es momento de evaluarlo.