Drogas en escolares
Es evidente que los jóvenes hoy están más expuestos a la oferta de drogas y de alcohol, ya que la distribución se ha ramificado por todas partes. Muchas veces, un medio familiar deteriorado y disfuncional, hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas.
Las cifras de consumo de drogas en los adolescentes y niños chilenos son alarmantes. Hace unos días la PDI ha señalado que el 64% de los puntos interceptados por los detectives por drogas son cercanos a establecimientos educacionales.
Ha habido un aumento muy importante del consumo juvenil a partir del año 2000, a la vez que el uso se realiza cada vez a más temprana edad, con compras que no solo se realizan en los barrios sino también en los establecimientos educacionales. Muchas veces, un medio familiar deteriorado y disfuncional hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas. Lamentablemente, el abuso del alcohol y las drogas conlleva en ocasiones la aparición de la violencia y el riesgo para los jóvenes de caer en alguna acción delictual con el fin de conseguir dinero y proseguir en el vicio. Se estima que el consumo y la adicción tienen que ver con falta de comunicación de los padres y con falta de percepción de afecto de los niños.
Es evidente que los jóvenes hoy están más expuestos a la oferta de drogas y de alcohol, ya que la distribución se ha ramificado por todas partes y se encuentra, tal como lo revelan las intervenciones y decomisos que realiza la PDI, incluso en las cercanías de los centros de estudio, en los lugares donde van a divertirse o en los barrios donde viven. Es preocupante el incremento del consumo de marihuana, mientras que paralelamente han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen especialmente los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca su uso.
El Ejecutivo había puesto en práctica, previo a la pandemia, el programa "Elige vivir sin drogas", con el fin de prevenir el consumo entre los escolares. Lamentablemente, las cuarentenas interrumpieron en parte ese programa, que se basa en las familias, a las que se les entregan instrumentos eficaces para cuidar y proteger a los niños; las escuelas, con programas preventivos que involucran a alumnos, padres y profesores; una mejor oferta pública de actividades, para que los niños y adolescentes tengan más y mejores oportunidades deportivas, culturales, recreativas y comunitarias a las cuales dedicar su tiempo libre.