Correo
Javier Miranda y su apoyo a las personas mayores
Se nos ha adelantado en el camino hacia la Casa del Padre uno de los más destacados comunicadores de las últimas décadas en Chile. Su talento y carisma salió a relucir a lo largo de su dilatada y exitosa carrera como locutor radial, lector de noticias y animador de programas estelares de televisión.
Más recientemente, ya alejado de las pantallas, tuvo el noble gesto de acompañarnos y realizar su última aparición en un emotivo noticiero en apoyo a las personas mayores de Fundación Las Rosas. Pudimos conocerlo, conversar y reír junto con él y valorarlo aún más por sus cualidades humanas, tal como él quería que sucediera con todas las personas mayores que tienen tanto por contarnos y dejar huella.
Desde aquí le enviamos nuestra gratitud y reconocimiento a Javier Miranda, el "Tío Javier", que con su cordialidad y sonrisa nos llenó de alegría en nuestra cena solidaria anual y luego siguió acompañando de distintas formas la noble causa por los adultos mayores más desposeídos. Un fraternal abrazo a su familia. Quienes trabajamos en Fundación Las Rosas y los 2.000 residentes, lo despedimos con oración, gran admiración por su trayectoria y agradecidos por su cariño hacia las personas mayores.
Edgardo Fuenzalida R. gerente general Fundación Las Rosas
Déficit de vivienda en Chile
El Plan de Emergencia Habitacional anunciado recientemente por el ministro de Vivienda, Carlos Montes, acompañado del presidente Gabriel Boric, fue recibido como una buena noticia.
El déficit de viviendas -que se expresa dramáticamente en los centenares de carpas y rucos que hoy vemos en bandejones de avenidas, caleteras de autopistas, parques y rincones oscuros en varias comunas de Santiago y de Chile-, alcanza un número enorme: 640 mil. El plan anunciado aspira a generar 260 mil viviendas, no necesariamente nuevas, ya que se abre a la idea del arriendo y de otras soluciones.
Lo que nos alegra a nosotros, como Hogar de Cristo, es saber que en el Gobierno existe conciencia de reforzar el programa Vivienda Primero para personas en situación de calle. La cifra oficial habla de casi 20 mil, las que, sin duda, se han incrementado a causa de la pandemia, la masiva migración y el alza del costo de la vida, particularmente de los arriendos. El costo de alquilar una pieza ha empujado a muchos a vivir de allegados, en campamentos, y, lo más precario de lo precario, a la intemperie.
Hoy existe un subsidio al arriendo para adultos mayores en pobreza y vulnerabilidad, el que debería ampliarse a las personas con discapacidad y a las que viven en situación de calle. El carácter de emergencia de este plan habitacional, que organizaciones como Techo han dicho que debería aspirar a ser una política permanente, en el caso de quienes pernoctan en la calle sí se convertiría en una solución estructural y definitiva. No solo porque otorga un techo a los más pobres, sino porque la evidencia internacional ha demostrado que la solución de largo plazo a la realidad de los homeless es Houssing First. Y lo escribo en inglés porque el programa fue creado en Estados Unidos, donde logró en los años 90 resolver la precaria realidad de los veteranos de guerra que vivían en las calles en varias ciudades de ese país. Ese caso y varios otros de éxito en el mundo, demuestran que la solución real para los más pobres que viven a la intemperie es Vivienda Primero, porque para recuperar el control de la propia vida la base es contar con un lugar propio y seguro donde rearmarse. En este caso, el plan de emergencia podría ser una solución definitiva.
Andrés Millar, jefe técnico nacional Hogar de Cristo
Peatón, el gran peligro de las ciclovías
Hace un par de semanas sufrí un accidente en la ciclovía de avenida Prat, en pleno centro de Temuco.
Iba en mi bicicleta, y tras el verde del semáforo y dejar pasar a la gente, emprendí camino con mi vehículo, encontrándome con una joven de espaldas a mí, hablando por celular.
Ya estaba tan encima, que solo atiné a gritarle que se moviera, pero no escuchó y terminé impactándola, ella cayendo de bruces, yo volando por los aires y la bicicleta en el suelo.
Desde ese día ando a muy baja velocidad por las ciclovías, pues son muchas las personas que no toman conciencia de que la ciclovía es un carril de bicicletas, y es así que caminan por ahí, bajan de sus autos abriendo las puertas hacia la ciclovía, conversan por celular, cruzan intempestivamente, y al final es el ciclista el que debe estar atento para no sufrir accidentes tontos.
Lamentablemente, el peatón no tiene cultura de ciclovía, y eso al final termina quiérase o no provocando un accidente.
Pía Hernández