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Importancia de los aeródromos
El reciente atentado que afectó al Aeródromo de Curacautín, en la Región de La Araucanía, en un cobarde ataque que dejó aeronaves y el hangar del recinto destruidos, reafirma la importancia de garantizar la seguridad de estas instalaciones estratégicas para el país.
Se trata de infraestructura crítica, ya que el conjunto de aeródromos que hay a lo largo de Chile, son parte de una red que brinda conectividad aérea en el territorio nacional, que va en directo beneficio de la comunidad, especialmente en aquellas zonas remotas o de difícil acceso.
Por eso, cuesta comprender la motivación que tuvieron los autores de este atentado, ya que con su infame actuar, no solo dañaron las instalaciones del aeródromo y del Club que lo administra, sino que provocaron un perjuicio directo a los habitantes de esa localidad y lugares aledaños.
Los aeródromos realizan diversos aportes a las comunidades donde están emplazados, que van desde formación de pilotos para la nación sin costo para el Estado, colaboración en situaciones de emergencia o catástrofes naturales, traslado de órganos y de personas que están aisladas o requieren trasladarse de forma urgente de un punto a otro, o como ocurrió en plena pandemia, que contribuyeron a la distribución de las vacunas contra el covid, por mencionar algunas.
La totalidad de los clubes que administran estos aeródromos lo hacen con mucho esfuerzo y con recursos limitados, aportados en gran mayoría por sus socios, que como en el caso de Curacautín, no disponen de los fondos suficientes para reponer las aeronaves destruidas ni las instalaciones dañadas.
Tras este ataque, el país y el Estado deben tomar aún más conciencia de la importancia vital que tienen los aeródromos para mejorar la calidad de vida de las personas en todo Chile, cuyo activo tangible e intangible debemos resguardar.
Hernán Santibáñez, presidente Federación Aérea de Chile
Gestión en La Araucanía
El Presidente Gabriel Boric recibió a la próxima vicepresidente de Colombia, Francia Márquez, con una oferta que podría calificarse de pretenciosa: usar nuestro país como sede para la realización de conversaciones de paz entre el Estado colombiano y la guerrilla insurgente de su país.
Convendría evocar, dentro del contexto de dicho ofrecimiento, que -hasta la fecha- la administración de nuestro Presidente solo ha exhibido incapacidad para presentar soluciones de cara al conflicto vigente en La Araucanía.
Su cinismo es tal, que apenas, y varias semanas después de la fallida visita que hizo la ministra del Interior, Izkia Siches, ha develado un disperso designio de visitar la Macrozona Sur. Sin embargo, el cuándo atenderá la situación de manera presencial, sigue siendo la duda imperante de todos.
Está demás decir que la comparecencia de la máxima autoridad nacional es perentoria ante la situación que, además de ser crítica, se recrudece con el transcurrir de los días. Es inadmisible que se procure realizar este tipo de invitaciones, sin dedicar similares esfuerzos a un conflicto de igual naturaleza y envergadura dentro del territorio nacional.
Es difícil comprender que, pese a haber organizado viajes a Canadá, Estados Unidos, Argentina, y dentro del país a localidades como Arica y Magallanes, La Araucanía sigue sin entrar en su itinerario. El Presidente, lamentablemente, está en campaña y no atiende las urgencias sociales.
José Alberto León- Área Internacional Ideas Republicanas
El Día del Niño y la tiranía de la felicidad
Acercándose el Día del Niño, nos vemos inundados de agresiva publicidad que al parecer nos quiere transmitir unívocamente el mismo mensaje: si no compras algún juguete de ocasión, eres mal padre o madre. Aunque podamos catalogar este mensaje de "falso" o "perverso", lo cierto es que atrás se esconde una idea de fondo muy peligrosa: la tiranía de la felicidad.
Con este concepto, hacemos referencia a una idea ampliamente difundida y aceptada en la sociedad actual, según la cual tenemos la obligación de ser felices y disfrutar al máximo nuestra vida, de lo contrario algo malo pasa con nosotros, es decir, estamos fracasando. Esta idea, así de nociva, también está permeando la forma en que nos relacionamos con niños y niñas.
Muchas veces desde la culpa, la necesidad de compensar, forzados por la sociedad o queriendo evitar al máximo las emociones negativas, muchos padres gastan altas sumas de dinero en regalos que no suelen cumplir su objetivo porque los seres humanos somos seres hipersociales y es en los vínculos donde encontramos una de las mayores fuentes de bienestar.
Me surge entonces una pregunta: ¿No sería mejor enseñar a nuestros hijos a buscar y encontrar su propia felicidad en lugar de dársela lista desde fuera? En este sentido, si queremos favorecer el desarrollo socioafectivo de nuestros niños, mi propuesta es que pase el día jugando con su hijo.
Con regalo de moda o no, demuéstrele que es valioso, importante y que merece amor y cariño con algo que no se puede comprar: tiempo, y hágalo constantemente, pues al desarrollo infantil no le importan las efemérides realmente.
Juan Pablo Ogueda, U. de Las Américas Sede Concepción