(viene de la página anterior)
aparición de este tipo de conductas, la pandemia también nos trajo una sobreexposición de nuestros niños y adolescentes a las pantallas y el uso de tecnología".
Según indica el uso de tecnología está fuertemente asociado a un aumento en el uso de conductas violentas y entrega las siguientes razones: "Primero, el tiempo de exposición es muy alto y eso disminuye las interacciones sociales cara a cara. Por otro lado en la utilización de los medios de comunicación y también de la web e Internet, existe una sobreexposición a contenidos agresivos y violentos y en esto entran los juegos donde muchos de ellos tienen la utilización de armas y conductas violentas y allí el problema es que se genera una cierta desensibilización del uso de la violencia en las interacciones cotidianas".
Otro elemento importante es que el uso de las pantallas en la infancia y en la etapa preescolar y escolar, sin el resguardo y los filtros que pueden hacer los adultos afecta directamente en el desarrollo de la empatía. "La empatía es fundamental cuando hablamos del respeto y el uso de esta capacidad de conectar con el otro y advertir el sufrimiento del otro frente a una conducta violenta", puntualiza la psicóloga.
Sobre el origen del fenómeno, la doctora Mónica Bravo, académica e investigadora experta en Clima Social Escolar y Bienestar de la Universidad de La Frontera explica que si bien es cierto la violencia siempre ha existido, sin duda una situación de estrés e incertidumbre a nivel mundial como una pandemia, contribuyó a intensificar las situaciones de violencia a todo nivel y el contexto escolar no fue la excepción.
"La violencia es multifactorial, por lo tanto no hay una única causa. Por supuesto que un gran detonante ha sido la pandemia porque en el contexto de confinamiento ha puesto el desarrollo de los niños y adolescentes en jaque, quitándoles la posibilidad de poder relacionarse con sus pares lo que es vital para ellos", recalca la doctora Bravo, quien además insiste en que en esta relación con los pares tienen que ver aspectos esenciales como la autoestima, el autoconcepto, la identidad, el desarrollo de un proyecto de vida. "De ahí que cuando los adolescentes tienen una relación negativa con sus pares, les afecta mucho en su desarrollo psicosocial. Por eso es que la pandemia y el confinamiento tuvo un efecto negativo y así lo dice la evidencia científica".
OBSERVATORIO
Frente a este aumento de denuncias por maltrato en contexto escolar cercano al 60% en relación a los años prepandemia, la Universidad de La Frontera decidió abordar decididamente el problema y puso en marcha el Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar, (OCCBE) que dirige y coordina la doctora Mónica Bravo y que está al alero del Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales y Humanidades Ufro.
En palabras de su directora la misión de este nuevo centro es "observar, discutir, monitorear, asesorar y poner a disposición de la comunidad, autoridades y centros educativos, toda la información relevante que vaya derivando de la investigación y trabajo que realizamos en el Observatorio, para contribuir en la toma de decisiones de los centros educacionales y en la política pública en Educación y Salud. De manera participativa, colaborativa, entre todos los actores que conforman el sistema educacional, familia, estudiantes, profesionales y asistentes".
Según la investigadora, lamentablemente las escuelas no están preparadas para enfrentar toda esta avalancha de hechos de violencia que se generaron. "No toda violencia tiene un origen patológico o clínico, ya que hay muchos hechos que con profesores bien capacitados, pueden ser mediados o redirigidos con resolución de conflictos, pero lamentablemente desde la formación inicial los profesores no están capacitados, no hay formación en convivencia".
Asimismo, la doctora Bravo insiste en que siempre se debe relevar que la violencia no debe ser la primera respuesta natural de los seres humanos. "Por lo tanto es un tema que con tiempo, recursos y competencias oportunas, nosotros podríamos ir previniendo y disminuyendo y para eso necesitamos un profesor competente, un asistente de la educación que también lo sea, además de generar competencias en la familia y eso pasa necesariamente por esta formación continua para profesores, asistentes y padres", dice.
El Observatorio de Convivencia, Ciudadanía y Bienestar Escolar, está ya en completo funcionamiento y se encuentra trabajando en un nuevo estudio sobre el perfil de profesores y profesoras de La Araucanía y sus condiciones laborales. Para quienes deseen establecer contacto con este Observatorio, pueden comunicarse al correo electrónico occbearaucania@ufrontera.cl
OTRAS ACCIONES
Desde la Universidad Santo Tomás, la psicóloga Pamela Angulo señala que se están haciendo algunas intervenciones con distintos establecimientos educacionales tanto de básica como media.
"Hemos estado trabajando temáticas que tienen que ver con conductas violentas en el contexto escolar porque ha sido una de las problemáticas complejas en esta vuelta a la presencialidad y, lo otro que hemos trabajado, tiene que ver con el autocuidado del estamento de profesores porque ellos también vienen bien cansados de todo lo que ha sido este proceso y este cansancio también puede ir generando reacciones que no son las más favorecedoras en los contextos de aprendizaje", asegura la académica.
A su juicio, algo importante a nivel de los establecimientos es lograr capacitar a los profesores en como mediar en situaciones de conflicto entre los estudiantes. "Poder entregarle a los docentes, estrategias de resolución de conflictos. Además, no solo hablamos de violencia o agresiones entre compañeros, también se encuentra la violencia entre profesores y alumnos, entre profesores, entre apoderados y profesores y también muchas veces hay daño a la propiedad del establecimiento educacional, es decir es un todo y ahí sería muy bueno que los profesores tuvieran estas estrategias de cómo resolver estas situaciones, además de mensajes muy claros de los colegios respecto a la no aceptación del uso de la violencia como manera de resolver conflictos", expresa.
En el ámbito familiar aparece como muy relevante la supervisión de los padres a sus hijos tanto en el uso de redes sociales como en la web en general. "Por otro lado, algo muy importante tiene que ver con el modelaje que hacen los padres respecto a cómo resolver conflictos. De pronto se pueden ver ciertas incoherencias entre el discurso y lo que hacen los padres. Por ejemplo no corregir con un golpe o con una descalificación", precisa Angulo.
Finalmente, el gran desafío será erradicar la violencia a nivel de sociedad debido a la hostilidad y agresiones tanto en la vida cotidiana como en las mismas redes sociales. "Hoy se ve mucha hostilidad y agresiones en las conversaciones entre las personas. La pandemia efectivamente trajo un aumento en los niveles de estrés, no solo por los encierros sino que incluso por la posibilidad que todos podíamos morir, porque al comienzo no sabíamos nada. Está demostrado que el estrés genera una hiperreactividad y eso significa que estamos mucho más alertas y por lo tanto estamos percibiendo muchos más peligros de los que realmente hay. ¿Cómo responde uno frente al peligro?: con la autodefensa y eso significa que si me dicen cualquier cosa, puedo sobrerreacionar", concluye la investigadora UST.
Sin dudarlo, el retorno a la denominada "nueva normalidad" aún viviendo en pandemia será por un largo tiempo un pasaje dificultoso, pero en el que se puede trabajar. El llamado de los especialistas es a conversar cara a cara con los niños y jóvenes, generando instancias de afecto y confianza para que puedan compartir sus experiencias emocionales, sean estas buenas o malas, con fin de erradicar toda forma de violencia en nuestra sociedad y, especialmente, al interior de las salas de clases.