El plebiscito representa una especial encrucijada respecto a la decisión que debe tomar la ciudadanía, el que nos definirá como país en nuestro desarrollo institucional socioeconómico futuro por las próximas décadas.
El tema, sin duda, no es fácil. Conforme se han ido alineando las fuerzas, de acuerdo a algunas encuestas, sólo un 10% estima aceptable el documento propuesto por la Convención Constitucional y un 18% desea mantener la constitución actual, la de 1980 con sus reformas varias. Estos son los extremos, pero por el centro, cerca de un 70% se inclina por reformar ya sea aprobando o rechazando para proponer un nuevo proceso. Por lo tanto, más que el resultado del 4 de septiembre, el cual es importante, al parecer las definiciones y alineamientos que se produzcan el día siguiente, es decir, el 5 de septiembre, pasarán a ser la piedra angular de lo que vendrá para Chile.
Son distintos los actores nacionales que han salido a la palestra a opinar sobre este crucial momento que vive el país, el economista Guillermo Larraín lo expresa así en un matutino capitalino: "los dirigentes de lado y lado tienen, desde ya, que pensar que el 5 de septiembre Chile va a seguir existiendo. No tiene ningún sentido una estrategia de morir con las botas puestas por el apruebo o el rechazo: más bien hay que ponerse las botas y seguir caminando desde el día siguiente del plebiscito". Por su parte, la periodista Consuelo Saavedra describe así este gran desafío: "cómo haremos el 5 de septiembre para arremangarnos la camisa y trabajar juntos, de buena fe, sea cual sea el resultado del plebiscito". Coincidiendo con ella Larraín manifiesta proactivamente: "quiero utilizar el tiempo que queda para tratar de ver cómo las dos opciones arman un paquete consistente con eso".
Por otra parte, el ex estratega comunicacional, Juan Carvajal, frente a este especial momento remarca que, "ha ido quedando claro que mientras más avanza la cuenta regresiva del plebiscito, más en evidencia queda la pérdida del sentido estratégico del mismo y -por el contrario- la proyección y trascendencia del post 4 de septiembre".
De acuerdo a como han ido evolucionando las posiciones gane quien gane en el plebiscito, en los dichos, todos quieren que gane Chile, así la diferencia si gana uno o el otro será quién va a conducir o tener mayor injerencia en los cambios que se deban hacer a la propuesta de Constitución o el cómo se enfrente el proceso por una nueva Constitución que pueda surgir de éste. En dos palabras, qué tan clave será la cocina inmediata.
Para variar, mayoritariamente en Chile el centro manda, los que quieren rechazar para construir una nueva Constitución y los que quieren aprobar para reformar, es decir mayoría manda y así el centro llama al orden a ambos extremos a bajar o deponer sus banderas. Juntos por el centro, porque la gran mayoría estima que lo que se necesita para Chile es un documento que aglutine, que una y que pueda servir de protocolo común para proyectar la convivencia nacional futura.
En tiempos de redes sociales tan invasivas e influyentes, es bueno tener presente lo que meciona el sicólogo social Jonathan Haidt: "hoy las plataformas de redes sociales son extremadamente tóxicas. Nos hacen desconfiar y tener miedo unos de otros. Las redes sociales son muy buenas derribando cosas y no tienen antecedentes de haber construido nada. Entonces, de nuevo, mi esperanza es que en Chile puedan tomarse algunos años libres, porque no creo que se pueda construir nada en este momento. Hoy la tecnología hace más difícil la democracia y está facilitando la eficacia de los gobiernos totalitarios".
"Mayoritariamente en Chile el centro manda, los que quieren rechazar para construir una nueva Constitución y los que quieren aprobar para reformar, es decir mayoría manda y así el centro llama al orden a ambos extremos a bajar o deponer sus banderas".