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De hecho, de acuerdo a la encuesta 2018, la mitad de la juventud regional participa de alguna organización o voluntariado, y dentro de ese 50% un 30% asume roles de liderazgo, liderazgos preponderantemente femeninos, y que no solo se expresan en actividades presenciales, esto debido a que en el actual contexto pos pandemia, la participación también se expresa detrás de un computador y dispositivos como los teléfonos inteligentes; en actividades tan diversas como la comunidad "gamer", los podcast y otros intereses informáticos que difieren de la realidad de hace 15 o 20 años.
"Ha habido un cambio importante de escenarios", comenta Marco Luna, "hoy también han cobrado relevancia temas o ámbitos que antes eran considerados tabú. Por ejemplo, la juventud está comprometida con temas de inclusión, de diversidad y asuntos ligados a la sexualidad. Buscan espacios para informarse. Además, están empeñados en evitar que ciertas situaciones se sigan replicando, como la violencia intrafamiliar, violencia en el pololeo, la discriminación, el ciberbullyng y ciberacoso".
En el Mes de la Juventud, podemos decir que la caracterización regional de los y las jóvenes arroja datos claros.
Esta dice que un 70,2% no se identifica políticamente y entre las principales razones para "participar" está la vocación por un determinado ámbito. "Esto dice mucho de la juventud porque desmitifica un poco los supuestos, es decir, existen jóvenes que tienen identificadas sus orientaciones vocacionales sobre las cuales avanzar en el tiempo", precisa Luna.
Respecto del voluntariado, este se estima en 25% dentro del segmento etario. Allí, el grupo que más participa es el que va de loa 15 a 19 años de edad. Las observaciones en este ámbito están en que existe una brecha importante entre la población urbana y la rural; y en el hecho que el grupo socio económico que más participa se es de los tramos altos y medios. "Se trata de una brecha que nos muestra que estamos errando en cómo llegamos a estos sectores para motivar su involucramiento social", reconoce Marco Luna.
En la otra cara de la moneda, las razones del 50% que no participa están marcadas por la "falta de interés". "Aquí hay una clara tendencia", explica el director del Injuv, "la razón para no involucrarse es simplemente la falta de interés, no el desconocimiento, porque sí entienden cómo participar, tienen quien los acompañe, no presentan problemas de salud y no es por falta de recursos. En algunos porcentajes menores el argumento es la falta de tiempo".
En cuanto a las actividades, en orden de mayor a menor, prima el interés por participar en campañas solidarias, luego siguen el cuidado y ayuda a animales, ayuda a personas en situación de calle; cuidado de niños, niñas y adolescentes; cuidado y ayuda a enfermos y personas en situación de calle; clases y capacitaciones; cuidado de personas mayores; servicios profesionales (enfermería, asistencia legal, peluquería) y limpieza de parques y otros espacios públicos.
¿Qué motivaciones los guían? El 50% responde que son los temas vocacionales. Otras y otros aseguran que es porque les gusta ayudar, es para adquirir experiencia, porque pueden llevar a cabo sus habilidades, por convicciones políticas, religiosas y sociales, o porque no les queda otra. Esto último suele relacionarse con créditos de participación exigidos en sus establecimientos educacionales.
PARTICIPANTES
Natasha Segura (20), estudiante de técnico de nivel superior en enfermería, administrativa del Hospital de Temuco y madre de una pequeña de un año y seis meses de edad, forma parte de ese cincuenta por ciento de jóvenes que desea ser parte activa de la sociedad más allá de su quehacer familiar, estudiantil y laboral; en su caso como integrante del Equipo de Voluntarios Injuv.
Su motivación, confiesa, nace cuando tenía 15. Entonces comienza a involucrarse en campañas animalistas y medioambientales y no se detiene más. "Me gusta ayudar. Siempre tiene que haber una causa de por medio. En lo personal lo que me mueve es la salud y luego las causa sociales porque abarcan múltiples aspectos, la educación sexual, la educación cívica y así", relata Natasha, que junto a sus pares hace mucho terreno y llega a jóvenes en liceos y universidades, más ahora que, a su juicio, "la participación juvenil debe estar en un 70% dado que se ha popularizado el voluntariado y porque ha crecido la consciencia, especialmente, por los asuntos ambientales".
El ingeniero en administración pública con mención en financias y docente del IP Chile, Patrick Cerna (24), concuerda con Natasha.
"En cuatro años la mirada ha cambiado. Habrá que esperar los resultados de la nueva encuesta, pero yo siento que debido a las dificultades que hemos enfrentado últimamente como país hay un cambio de mentalidad en la juventud, que está mostrando más interés por participar", opina.
Patrick es representante de Chile en el Consejo de Juventudes de Latinoamérica y el Caribe, organismo dentro del cual forma parte del eje relacionado con "inclusión económica y desigualdades", tema que se debate a nivel internacional para la generación de insumos y propuestas para las políticas públicas.
Brigitte Toledo (25) también concuerda con sus pares. Esta administradora pública nacida en Nueva Imperial y residente en Temuco, cree que en los últimos cuatro años han surgido numerosas organizaciones juveniles y eso se verá reflejado en la nueva encuesta.
Ella forma parte del grupo de la Fundación Chile Positivo, organismo que tiene presencia en La Araucanía desde 2019 y que se ocupa de trabajar temas relacionados con el VIH Sida con foco en la gente joven y sus necesidades, pero que ha ampliado su rango de acción para abordar de forma integral la educación sexual y el contenido relacionado con la diversidad sexual y la violencia en el pololeo.
Respecto de su punto de vista, acerca de que han crecido las organizaciones juveniles, detalla que en su propio su entorno surgió la Fundación Ciudadanas, entidad de mujeres que hoy promueven el liderazgo femenino.
COMPROMISO
Con esta caracterización e insumos, el Injuv Araucanía se ha propuesto reformular su oferta programática. "De hecho, se vienen algunos cambios en 2023. Entre ellos - explica Marco Luna -, esperamos que se logre acentuar el trabajo territorial, que nuestros programas nos permitan llegar a más territorios y potenciar las oficinas municipales de la juventud que están y las que puedan surgir".