Mujeres y el trabajo
Las mujeres acceden a trabajos más precarios y peor pagados respecto de los hombres. Un 35% de las mujeres cree que para ascender en su empresa debe hacer renuncias familiares importantes.
En Chile, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha ido en aumento, si se considera que en 1990 la fuerza laboral femenina alcanzaba un 31% y hasta antes de la pandemia de covid promediaba el 48%.
Sin embargo, a pesar del crecimiento económico de las últimas décadas, con el paréntesis de lo que ocurrirá este año, es todavía una de las participaciones más bajas en América Latina y entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). No obstante el aumento de participación, a igualdad de condiciones con el hombre todavía hay una brecha laboral que perjudica a la mujer, cuestión que se ha analizado con profusión, pero no se ha logrado resolver.
Las mujeres acceden a trabajos más precarios y peor pagados respecto de los hombres, e incluso durante la crisis económica por la pandemia fueron las que sufrieron más despidos. Asimismo, en los puestos ejecutivos, se hace difícil la llegada de mujeres a los directorios de las empresas. Según el estudio "Cambios sociales y empleo femenino", elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad, las empresas han implementado medidas para modificar la forma de trabajar y ayudar en una mejor conciliación entre el empleo y la vida personal, pero las mujeres siguen teniendo mayores barreras culturales y familiares, enfrentando sesgos que dificultan su desarrollo laboral. Un 35% de las mujeres cree que para ascender en su empresa debe hacer renuncias familiares importantes, cifra que contrasta con el 25% de los hombres que opina de manera similar.
Cuando se preguntó si para una mujer tener hijos limita la carrera profesional, uno de cada tres trabajadores está de acuerdo con esta afirmación.
También se sigue considerando el embarazo como un factor que juega en contra de las trabajadoras. Su rol de madres, las exigencias sufridas en ese ámbito, romper estereotipos, y cierto privilegio a los varones en determinadas áreas, especialmente laborales, son situaciones concretas que imposibilitan una plena vida. Hay una discriminación cultural que es necesario cambiar, y sin duda será una tarea de largo aliento.