La semana pasada se desarrolló la nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior (Paes), instrumento de evaluación para postular al Proceso de Admisión 2023 en las universidades.

El proceso de selección a la educación superior ha sufrido varias modificaciones en los últimos años, tratando de encontrar la metodología que sea más apropiada. La anterior PSU había sido atacada por quienes sostenían que no evaluaba correctamente y que, en la práctica, consolidaba las brechas existentes entre quienes pasaron por instituciones educacionales públicas o privadas. Sin embargo, había que considerar también que esa brecha se alimenta cada año en la medida en que los paros de estudiantes o de profesores dejan al alumnado de los liceos con meses de estudio menos respecto de los establecimientos privados pagados, donde los programas se cumplen con mayor rigurosidad.

Cada año cuando se conocen los resultados, se escuchan los mismos argumentos, como que la PSU medía más conocimientos que aptitudes. Y que la anterior Prueba de Aptitud Académica (PAA) medía las aptitudes de los postulantes, pero que se necesitaba un test que examinara conocimientos, porque sería más equitativo. En cada caso, los expertos y promotores de cada uno de esos instrumentos han llegado a las mismas conclusiones: que cualquier medición deja en desventaja a alumnos provenientes de establecimientos públicos.

Bastaría preguntarse también cuál es el cumplimiento real de los programas de estudio en nuestras universidades, si se considera que cada año hay casi un mes dedicado a mechoneos de los nuevos estudiantes, y luego un gran número de paralizaciones. Las consecuencias, entonces, tienen un efecto en cascada. El desafío no es solo corregir oportunidades, también mejorar en calidad y aquello solo será posible con la decisión concreta de aportar fuertemente en el rubro, con participación del Estado, pero también de las entidades privadas. Tal como se ha señalado con cada uno de los mecanismos de evaluación anteriores, solo se espera ver ahora si la nueva Paes cumple con el objetivo propuesto, de dar las mismas oportunidades de acceso para quienes tienen el interés en ingresar a la universidad.

No cabe duda de que una de las preocupaciones más sentidas de la ciudadanía a nivel mundial dice relación con el futuro de la democracia.

En un análisis simple, se podría argumentar que los regímenes autoritarios han decrecido, a esa conclusión se llegó hace una década atrás, pero hay que reconocer que fue acompañado de una prudencia que no confundiera este hecho con el avenimiento total y pleno de la democracia que tanto nos gusta a muchos, porque aún adolece de muchas debilidades.

Frente a esta realidad se podría concluir que si bien es cierto que se ha producido un declive de los regímenes autoritarios, también hay que reconocer que no ha habido un progreso total correspondiente a la democracia, como así mismo, aunque nos pese, han habido y existen regímenes autoritarios que no han tenido como resultado el caos como final.

Es evidente que al tratar de analizar esta materia surge como una realidad que la ciudadanía está enfrentando una real y sensible crisis, dividida por muchas cosas, entre ellas la economía, que la empujan para que se convierta en un proceso global, lo que crea una des-socialización y despolitización de la economía. En este plano la economía se debe aceptar que decrece en un proceso de socialización, ya que es evidente que la sociedad global no existe y aunque duela se debe reconocer, que la sociedad tiene cada vez menos capacidad de inspirar a la gente.

También es evidente que en el mundo en que vivimos se observa un fenómeno demonizador, razón por la cual nos consideramos cada vez menos por lo que hacemos y cada vez más por lo que somos. Como una conclusión se puede aceptar la idea que estamos atrapados entre el mundo globalizador de la economía y esta fragmentación cultural, lo que hace que las instituciones sociales y políticas estén perdiendo su importancia y capacidad de actuar, indicando en gran medida que el mundo tradicional de la política estuviese en declive dejando ver que el Estado se ha vuelto demasiado pequeño para los grandes problemas y demasiado grande para los pequeños. Podríamos lamentablemente tener que concluir que las instituciones políticas que son de naturaleza nacionales y locales no tendrían ya ningún sostén en nuestras sociedades. Analizando lo que para algunos pueden ser simples conjeturas, se podría pensar que hay cada vez más una falta de confianza en la eficacia de la política y de las políticas del Estado.

Frente a la orgánica humana y sus prácticas tenemos en buena hora que reconocer que unos muchos son fieles a las prácticas democráticas, como las elecciones libres, las asambleas representativas, las instituciones públicas, los partidos políticos, que aún se atrincheran noblemente en muchos países.

Todo ello es posible tener y cautelar con un grado masivo de paz, al menos alrededor de una expresión cívica, lo que hace a muchos sostener que el régimen político democrático es legitimo.

Finalmente se puede señalar hoy en día que la democracia se define como el respeto al derecho y la capacidad de cada persona; la democracia, entonces, es la política del sujeto.

Una sensación de alivio provocó en muchos conductores el anuncio de la pronta implementación de parquímetros en el centro de Temuco, lo que les aseguraría estacionamiento seguro durante un lapso determinado. El municipio abrirá el 15 de este mes los sobres con las propuestas.

Temuco aspira a ser una de las sedes de Copa América

Las autoridades comunales de Temuco confían en lograr la sede para Copa América, y para ello han puesto a disposición de la organización, canchas hoteles y el aeropuerto. Así, la infraestructura instalada y la que está por venir le dan sustento al optimismo de la capital regional.