Incongruencias
Los informes sobre derechos humanos debemos reconocer que son desiguales a pesar de avances importantes.
La semana que recién terminó puso final a un brillante campeonato mundial de fútbol, teniendo como anfitrión a un país inmensamente rico y en el otro extremo inmensamente pobre, me refiero a los emiratos árabes, en donde son amos y señores unos príncipes y jeques , entre las curiosidades especiales que estamos conociendo se ha sabido de la muerte de casi 7.000 trabajadores que construyeron 4 fastuosos estadios, los que perdieron su existencia por labores cercanas a la esclavitud y por los inmensos calores que acontecen permanentemente en esas regiones. En forma sucinta, no olvidemos que con fecha reciente las mujeres sometidas a tabúes especiales han alcanzado el derecho a manejar un vehículo.
El tema del campeonato desarrollado en Qatar lo tocaré tangencialmente, creo que es más interesante manifestar la inquietud de cómo será en el futuro el respeto a los derechos humanos. Si ocurren en este siglo hechos tan evidentes, es natural la pregunta de si se agrandará la brecha entre el ideal declarado y el ejercicio efectivo de los derechos humanos.
Durante las últimas décadas no se puede negar que ha habido un progreso evidente si aceptamos que esos derechos han sido reconocidos a escala internacional. Los informes sobre derechos humanos debemos reconocer que son desiguales a pesar de avances importantes, la impunidad sigue estando en la raíz de las violaciones masivas, de los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra, ejemplo concreto la guerra entre Rusia y Croacia.
El aumento de la pobreza y de las desigualdades impide a una mayoría de los seres humanos efectivamente afirmar sus derechos. En esta materia los derechos humanos, como dice un pensador, parecieren ser un "cheque sin fondo" .
Se podría con lenguaje bursátil decir que los dirigentes que manejan el mundo no han hecho efectivo el cheque de los derechos humanos, que demasiado a menudo se han "devuelto por malversación".
Los damnificados, por ejemplo, al día de hoy son 1.300 millones de personas que viven en absoluta pobreza, dos tercios de las cuales son mujeres, y los 3.000 millones de pobres -casi la mitad de la población mundial- que viven con menos de 1800 pesos chilenos el día.
Damnificados son también los 883 millones que todavía son analfabetos; la cuarta parte de la humanidad que no tiene acceso al agua potable, los 2.000 millones de personas que no disponen de electricidad. Para todos aquellos que sufren guerras, violencia, tortura destierro forzado o "limpieza étnica", este cheque no se hace "efectivo".
Como final de esta columna, tenemos que aprender a cumplir esas promesas de derechos humanos en el resto que nos queda de este siglo. Debemos considerar los derechos humanos como universales e indivisibles, debemos luchar contra todas las forma de opresión y violencia, contra la pobreza extrema y contra la tortura, contra el hambre y la opresión política, a favor del acceso a la educación y contra la discriminación de la mujeres.
Roberto Muñoz Barra,
exsenador, presidente Instituto Estudios Públicos Social Demócrata