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Constitución y participación ciudadana
"Solo cuando construimos el futuro tenemos derecho a juzgar el pasado", Friedrich Nietzsche.
El actual juego político por una nueva constitución, que aún parece continuar con discusiones insulsas, debe terminar. Al respecto, sería aconsejable aprender de países serios, compasivos y con políticos proactivos -como Islandia- e incorporar tecnología al proceso, en donde los ciudadanos puedan participar en la construcción de dicha constitución.
La tríada -derechos humanos, democracia e imperio de la ley- común a todas las constituciones, es conocida por los ciudadanos. Entonces, no sería difícil formular un algoritmo inteligente i.e., "construyendo nuestra constitución del futuro" con preguntas y criterios objetivos, fáciles de responder acerca de lo que cada chileno espera. Con toda seguridad y utilizando internet como un posible medio de interacción, podríamos enriquecer el proceso inicial con ideas positivas y también negativas que hoy ni siquiera imaginamos.
Manejado por alguna empresa de alta tecnología informática, ajena a la política contingente (que las hay) facilitaría y encauzaría la labor posterior de los constituyentes y expertos, además de proveer una sólida racionalidad a lo que el país finalmente decida para su carta magna.
¿Que esto tomaría tiempo? Por cierto, que sí; no obstante, nadie puede garantizar que con el modesto proyecto actual se llegará a un feliz término.
Gustavo M. Astorquiza, P. Eng.
Niños que no juegan
Un reciente estudio que en Chile fue liderado por la Universidad de La Frontera vino a sumar nuevos datos a un diagnóstico lamentable: la pandemia y el encierro produjeron un desastre educativo brutal. El informe documentó los cambios y los factores que incidieron en las conductas del movimiento durante la emergencia del coronavirus entre los niños latinoamericanos menores de 5 años.
El principal hallazgo fue que el tiempo dedicado a las pantallas prácticamente se duplicó, mientras que la actividad física, principalmente en forma de juego, se redujo en 20%, al tiempo que la calidad del sueño bajó en 15 puntos.
En Chile, uno de los factores más influyentes en los cambios negativos relacionados al movimiento fue la falta de un espacio para jugar y vivir en departamentos.
Si a esto le sumamos lo que vemos en terreno a través de nuestro trabajo en la Fundación y que es el peligro e inseguridad que se percibe en las calles, lo que impide el juego en los espacios exteriores, es claro que las políticas públicas en pos de la primera infancia vulnerable nunca serán lo suficientemente robustas si no intervenimos las familias y los entornos.
Es imperioso crear conciencia sobre lo crucial que es que los lugares en los que se habita permitan un desarrollo integral de los preescolares, lo que incluye contar con instancias y espacios para algo tan esencial como es jugar.
Anne Traub, Fundación Familias Power
El problema de la "solucionitis" educativa
Durante mis años trabajando en un colegio público en La Pintana, sentí varías veces la frustración al pensar que se ha intentado de todo y, sin embargo, los cambios no eran suficientes.
Y es aquí donde cobra relevancia la pregunta: ¿cómo logramos impulsar la mejora para impactar en el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes? Con esto en mente, llegué al libro "Aprendiendo a Mejorar". Más llamó mi atención que expertos hablaban de la gran enfermedad de la reforma en educación, a la cual denominaban "Solucionitis". Esto sucede cuando adoptamos rápidamente soluciones sin llegar a entender realmente cuáles son las causas del problema que queremos mejorar.
Esta "solucionitis" es algo que, sin duda, me había pasado a mí. Nosotros habíamos sido uno más de muchos equipos y personas que con ansias de entregar a nuestros estudiantes la educación de calidad que se merecen, nos habíamos precipitado al implementar soluciones sin parar a reflexionar.
Para combatir la "solucionitis", todos los actores del sistema educativo tenemos un rol fundamental. El primer paso es dejar de sobre intervenir y bombardear con soluciones y excesiva burocracia, para dar paso a la reflexión profunda y a la priorización. Esto les permitirá a los establecimientos adoptar y modificar las mejores soluciones para su contexto y desafíos reales.
Desde nuestra experiencia hemos levantado la necesidad de utilizar instrumentos que levanten evidencia diversa desde la comunidad educativa y de, al mismo tiempo, formar a los equipos en la planificación de ciclos de aprendizaje. Esto, les permite comprender por qué el sistema funciona como funciona y cómo lo mejoramos.
Las comunidades están hoy armando sus planes de acción y proyectando el 2023. Este es el tiempo de volver al propósito y poner a los estudiantes al centro. Este es el tiempo de priorizar y definir etapas, tiempos y responsables claros que aseguren ciclos de mejora continua. Estudiantes que aprenden, requieren hoy, comunidades que aprendan.
Paula Covarrubias Izquierdo, directora de Colegios que Aprenden de Enseña Chile