Una sensación de pesar y de impunidad es la que rodea a la familia de Orwal Casanova Cameron, a dos años de su asesinato.
El reconocido agricultor tenía 70 años cuando murió tras recibir un disparo en la cabeza, cuando trabajaba en un fundo ubicado en las inmediaciones de la localidad de Selva Oscura, en la comuna de Victoria, en horas de la mañana del 7 de enero de 2021.
Patrick Casanova, sobrino de Orwal, recuerda que su tío "estaba administrando un fundo que estaba preparándose para la cosecha" cuando fue asesinado.
"Él estaba trabajando en el montaje de unas mangueras sobre un camión, para transformarlo en un aljibe improvisado que pudiera servir para eventuales incendios en la siembra, porque en los días anteriores habían habido amenazas y era inminente que iban a ir a quemarla. Había habido hostigamiento, le habían roto los vidrios de su vehículo", rememora.
"Ese día fue alertado de que personas estaban colocando banderas en los cercos, de recuperación territorial, y él fue hacia ese lugar. Lamentablemente, allá lo estaban esperando para matarlo. Le dispararon un tiro en su cabeza que lo mató en el momento, no hubo provocación alguna y él no tuvo momento de reaccionar", lamenta.
Crimen sin culpables
La familia de Orwal Casanova vivió este pasado 7 de enero el segundo aniversario del cruel asesinato. Para conmemorarlo, se realizó una misa y una visita a una gruta creada en el lugar del homicidio, al costado del fundo y del camino.
"Es una mezcla de emociones. Por un lado, el acongojamiento de no tener a un familiar muy querido y, por otro lado, una sensación de impunidad al saber que los asesinos siguen circulando campantes por aquí, a pesar de estar identificados", apunta Patrick Casanova.
"Desde el primer minuto en el que llegamos al lugar del asesinato, muchas personas nos comenzaron a dar información de quiénes habían sido los autores del homicidio. Le informamos todo al fiscal de turno que llegó al lugar, pero a pesar de eso, nos dijo que la evidencia científica era la que iba poder arribar a resultados. Pero ya llevamos dos años y, lamentablemente, no hay culpables, a pesar de que muchos saben quiénes fueron y en qué sector viven", agrega Casanova.
"Vivimos en la inseguridad máxima y en una sensación de indefensión permanente, porque al no haber Estado de Derecho y al no imperar la ley, lamentablemente estamos expuestos a que puedan pasar más cosas de este tipo, sobre todo en estas fechas, durante la cosecha", apunta Casanova.
"Los hijos mayores de don Orwal presentaron una querella, el Gobierno se había comprometido y entiendo que eso no ocurrió y el Gobierno actual tampoco ha perseverado en agilizar la investigación. Estamos en una sensación de abandono, al igual que todo Malleco. Ese abandono ha provocado que proliferen estos grupos narcoterroristas", cierra.
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"Él estaba trabajando en el predio (...) y fue alertado de que personas estaban colocando banderas en los cercos. Él fue hacia allá, pero lo estaban esperando para matarlo".
Patrick Casanova,, sobrino de agricultor fallecido