Correo
Retención de talentos
Una de las principales señales que hablan bien de una organización es su baja rotación de personal a lo largo del tiempo. Lo anterior denota compromiso, sentimiento de pertenencia, lealtad, satisfacción laboral y proyección profesional, entre otros aspectos positivos.
Y es que hoy resulta clave para una compañía retener a sus buenos colaboradores y, sobre todo, generar una cierta estabilidad frente a tantos cambios y movimientos del entorno.
Para nadie es un misterio que existen muchos trabajadores que, dadas las señales de la economía y la incertidumbre laboral, no han querido o no han podido cambiarse de empleo desde que se inició la pandemia.
También es importante recordar que entre los motivos que un trabajador puede tener para renunciar a su actual empleo no solo está el hecho de ganar un bajo sueldo, sino que también el ambiente laboral, el estilo de liderazgo, la infraestructura, etc.
En este contexto, algunas estrategias para que las organizaciones eviten la fuga del talento son las siguientes: remuneraciones atractivas, ambiente laboral, establecer buenos canales de comunicación, entregar retroalimentación constante, infraestructura y equipamiento, claridad en cargos y funciones, estilo de liderazgo, capacitar a los colaboradores, fomentar la carrera profesional y premiar el desempeño.
Andrés Cardemil Oliva
Reacciones contagiosas
La toma del Capitolio y los desmanes, de hace dos años, se han mantenido muy presentes en Estados Unidos, y traído consecuencias para Trump y los republicanos. El Presidente Biden, por su parte, igualmente ha sabido sacarle el rédito político respectivo. Es lógico, pues constituyen hechos sumamente graves, en cualquier circunstancia, para cualquier país, y mucho más si ocurren en democracia. Siendo tan inusuales y con consecuencias comprobables, sumado al repudio generalizado, salvo de incondicionales, parecían no repetibles, o al menos, podrían haber sido advertidos oportunamente. No ha sido así en Brasil. Tienen similitudes evidentes, aunque no sean idénticos. No obstante, sus efectos institucionales y también políticos, probablemente serán los mismos, por su enorme riesgo potencial.
Muchas señales los presagiaban, como tomas de carreteras, actos contestatarios, prescindencia del Presidente saliente Bolsonaro, no reconocimiento explícito al Presidente Lula elegido, manifestaciones toleradas, si no incitadas, mientras todavía gobernaba un largo período de traspaso del poder. Un silencio deliberado ante estos acontecimientos. No los alentaba, pero tampoco se oponía, para intentar preservar los apoyos de una elección ajustada, frente a un cambio ideológico significativo, pero que no obtuvo Gobernaciones Federales importantes, y un Parlamento sin mayorías definidas, fragmentado, y atento a lo que pueda obtener del nuevo Gobierno. Pero, de ahí a la ocupación simultánea por la fuerza, de las sedes de todos los poderes institucionales, y actos en otros Estados, sin la adecuada información, ni el debido control policial preventivo para incitar un levantamiento militar que derrocara al legítimo Presidente, a días de su asunción, es inquietante.
Demuestra que la institucionalidad democrática puede verse superada por la acción de masas decididas, así sea, violentamente. Son movimientos que se materializan por su número y determinación y que pueden comprometer muchas vidas. La tarea de recomponer una sociedad dividida y dispuesta a demostrarlo será desafiante, en lo interno con sanciones efectivas, como en el exterior por los organismos competentes. Resulta muy necesaria, pues podrían ser hechos contagiosos y atentatorios a la democracia, la institucionalidad, y la ley, donde quiera que ocurran.
Samuel Fernández, académico Facultad de Derecho, UCEN
Rápido y a Valparaíso... "Ni lo uno, ni lo otro"
En cinco palabras, el tren no será rápido, pero lo más curioso, para decirlo en palabras que acepta la RAE (Real Academia Española), aunque usted no lo crea, el tren que sí se hará, no pasará y no llegará a Valparaíso y no es chiste.
Pero por favor, que mal comienzo de año para los porteños, primero con la suspensión de los fuegos artificiales (en reemplazo nos mandaron a Julio César Rodríguez), ahora no va el tren rápido (será más lento y llegará a Viña), prometido por tantos candidatos y en tantas elecciones, ojalá que estas muy malas noticias para los porteños, no terminen con otro frustrado intento del "decano", por subir a Primera División, a cruzar los dedos.
El alcalde Jorge Sharp dijo que esta es una nueva señal del sostenido abandono del Estado de Chile a Valparaíso.
Y la típica pregunta, en esta ocasión para el alcalde Sharp.
Alcalde Sharp, usted es político, ha sido candidato, ha hecho promesas electorales como todos, ¿pero realmente usted, como político, en algún momento pensó, creyó posible que Valparaíso tendría un tren rápido?, ¿o esta funesta decisión de bajar del tren a los porteños, la verdad es que no lo sorprende, incluso la intuía?
Alcalde Sharp, tal vez ahora entienda mejor a los chilenos, porque hoy creen y confían tan poco en los políticos y que los tienen que obligar para ir a votar.
Luis Enrique Soler Milla