El Estado también falla en combatir los incendios
Nos encontramos frente a una catástrofe de grandes proporciones, que ha dañado a cientos de familias que viven tanto en los sectores rurales como urbanos, afectando la siembra de nuestros agricultores y que ha infligido un daño irreparable a la flora y fauna del país.
El presupuesto anual para Conaf en el presente 2023 consta de 170 mil millones de pesos. Una parte del mencionado presupuesto le permite a Conaf mantener 63 aeronaves (helicópteros y aviones pequeños) destinadas a apagar incendios forestales a lo largo del país. Además de Conaf, la Corma también posee una cantidad similar de aeronaves con el mismo fin. No obstante, a pesar de que la nación cuenta con más de 120 aeronaves cuya única función es combatir incendios, la macrozona sur e incluso otras regiones del centro del país, se han visto gravemente afectadas por el alcance del fuego, que ha consumido a la fecha, más de 287 mil hectáreas (Atisba), que equivalen a toda la superficie forestal de la Región de Ñuble.
Es decir, nos encontramos frente a una catástrofe de grandes proporciones, que ha dañado a cientos de familias que viven tanto en los sectores rurales como urbanos, afectando la siembra de nuestros agricultores y que también obviamente ha infligido un daño irreparable a la flora y fauna del país.
Momento oportuno para cuestionarnos si los recursos están realmente bien invertidos en relación al combate de incendios de forma efectiva o si son suficientes. A juzgar por lo que hemos visto en lo que va del año, claramente el Estado no ha dado el ancho. Si el objetivo de Conaf es prevenir y combatir los incendios forestales, pues evidentemente no se ha cumplido, sino que ha fracasado estrepitosamente.
Es por tanto urgente aumentar la flota de aeronaves. Si bien Conaf es una entidad privada, pero que recibe cuantiosos recursos fiscales, también tenemos el aporte de la Corma que es exclusivamente privada. Sin el aporte de los privados, tendríamos cerca de un 50% menos de dotación en el apaciguamiento de incendios desde los aires y por tanto, la realidad sería mucho más grave.
Siempre la colaboración público-privada será el camino para resolver los problemas colectivos. Pero en este punto, podemos consensuar que el lado público puede y debe hacer mucho más.
Desde luego que esto será un motivo de nuestra especial preocupación a partir de ahora, a fin de garantizar que una catástrofe de esta magnitud nunca más se vuelva a repetir.
Felipe Martínez
Consejero regional
de La Araucanía